CAPÍTULO III

5 1 0
                                    

Había pasado una semana completa desde la muerte trágica de la pobre desdichada, todos los hombres del pueblo se habían organizado para vigilar las noches, con el fin de que la cosa que había atacado no lo volviera ha hacer

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Había pasado una semana completa desde la muerte trágica de la pobre desdichada, todos los hombres del pueblo se habían organizado para vigilar las noches, con el fin de que la cosa que había atacado no lo volviera ha hacer.

Adal era uno de los hombres que vigilaba con más determinación el pueblo. Era unos de los cabecillas, y eso hacía que los condes se sintieran orgullosos de su hijo mayor, su valentía era tan asombrosa que pronto, se extendió los rumores, llegando éste hasta el rey, quien le asombraba tan majestuosidad.  

Pronto los condes recibieron una invitación, que solicitaban su asistencia en la ciudad imperial. Eso le encantó a los condes, sin embargo no a todos les agradó la noticia, ambos hermanos estaban en desacuerdo. La primera en negarse era Dánae, quien ya tenía planes, sin embargo su educación no le permitió desafiar a sus padres y terminó por aceptar la invitación.

Pero Adal era otra cosa, él no deseaba ir al palacio a conocer al rey, sabía que los rumores por su valentía habían llegado hasta este, quien probablemente le ofrecería trabajar como unos de sus guardaespaldas o tal vez en la guardia real. Él deseaba ser libre y si el rey se lo pedía, no se podría negar. De solo pensar eso lo hacía desdichado, nunca hubiese creído que por la promesa que había hecho hace mucho tiempo, le provocaría tal problema.

Mientras el hombre decidía por una respuesta, Dánae caminaba a solas por las calles de tierra del pueblo. En los últimos días había tenido sueños muy extraños y todos terminaban en aquella extraña voz.

-No lo creo, si fuera una cobarde no estaría aquí.

Aquellas palabras siempre resonaban en los sueños de la mujer, pero siempre sin ningún rostro, era solo oscuridad, grandes árboles y una luna roja era lo que siempre soñaba.

Al llegar al lugar en donde trabaja su amiga se dio cuenta que aún permanecía cerrado el local, algo muy extraño, ya que siempre abrían desde temprano.

Colocó ambas manos en el espejo de la puerta, de tal manera que le ayudará a ver a través de este.

-Vete de aquí- aquella voz la sorprendió a la joven.

Deprisa giro para ver quién era el dueño, pero como la vez pasada, no había nadie con ella, estaba sola. Pasó su mirada por todo a su alrededor, deteniéndose en los grandes árboles del bosque en donde podía jurar que algo la observaba desde ahí, y eso la puso ansiosa.

No pensó dos veces y se fue de ahí. Aquellas palabras la atormentaban, ¿por qué quería que se fuera de ahí? Se preguntaba una y otra vez hasta que topó con algo duro y firme, lo que provocó que estuviera a punto de caerse sino fuera que alguien la sostuvo firmemente del brazo.

Un par de ojos azules la miraban con preocupación, pronto la joven se estabilizó soltándose del agarre de aquel hombre, mismo que pronto sería su prometido.

-¿Está usted bien?- preguntó Caleb preocupado de haberla lastimado.

-Estoy bien gracias a usted- contestó apenada.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 18, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

DAEMONIUM TENEBRARUMWhere stories live. Discover now