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Un bostezo salió sin previo aviso de la boca de Eleanor, estaba exhausta, hacía mucho tiempo que no se movía tanto, a pesar de que cuando robaba corría mucho, el hecho de usar su poder mágico la cansaba aun más.

Había caminado de manera lenta para colocarse a un lado de Arthur y Gowther, quienes aún intentaban quitar el gato de la cabeza del pelinaranja. Al parecer estaban esperando a que los demás salieran, más Eleanor no prestaba mucha atención, simplemente se tallaba los ojos, tratando de quitarse el sueño, pero no funcionaba del todo.

—Iré a la taberna, necesito dormir —fue lo único que dijo, sabiendo que Merlin la escucharía. Comenzó a caminar, pero se tambaleaba y no podía avanzar con rapidez—. Despiértenme cuando el sabueso negro salga de su prueba.

—¡Y-Yo la acompañaré, lady Eleanor! —el joven rey se apresuró a colocarse a su lado—. ¿Me dejaría tocarla? —preguntó algo nervioso por la respuesta, no quería incomodarla ni mucho menos, pero si no tenía donde apoyarse, era probable que caería por el gran lago. Vio de reojo cómo asintió lentamente con la cabeza, Arthur soltó un leve suspiro para después acercarse y colocar el brazo de ella alrededor de su cuello, y esperando que no se molestase con él, colocó su mano en su cintura, dándole más soporte.

—Arthur... tienes algo en la cabeza —le dijo ella a pesar de que él ya lo sabía, trataba demasiado no cerrar los ojos y quedarse dormida, pero se le dificultaba cada vez más.

—Lo sé, es un misterio —rió nervioso, notó de reojo como a la lejanía Meliodas salía de la cueva con King.

—Arthur... —volvió a llamarle, pero esta vez apartó su mirada, mirando al frente—. Estás semidesnudo.

El nombrado soltó un grito ahogado al recordar ese pequeño detalle, su rostro enrojeció al instante y miró hacia atrás buscando su ropa. Vio cómo Gowther ya estaba vestido, por lo que optó en llamarlo.

—¡Lo lamento mucho, lady Eleanor! No quería incomodarla, le pediré a sir Gowther que la acompañe en mi lugar —la contraria soltó una risilla, le pareció tierno ese gesto. El de cabellos magenta se colocó a su lado y copiando la acción del rey, apoyó el cuerpo de Eleanor sobre el suyo.

Y sin más el pelinaranja regresó por sus pasos para ponerse la ropa que le faltaba, sintiendo la vergüenza recorrer su cuerpo.

El rostro de Arthur se suavizó rápidamente al ver a la fémina durmiendo en una de las mesas de la taberna; utilizaba sus brazos como almohada y descansaba su cabeza tranquilamente

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El rostro de Arthur se suavizó rápidamente al ver a la fémina durmiendo en una de las mesas de la taberna; utilizaba sus brazos como almohada y descansaba su cabeza tranquilamente. Gowther se encontraba sentado frente a ella, leyendo un libro.

—Pensé que iría a dormir en la cama —la voz de Meliodas lo sobresaltó un poco, más trató de disimularlo—. ¿Por qué no le traes una manta, Arthur? Puedes tomar una de la habitación de arriba —a pesar de que estaba nervioso, asintió con la cabeza y sin dudarlo subió las escaleras, entrando a la primera habitación.

𝐁𝐚𝐧𝐝𝐢𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐥𝐚𝐬𝐞; Arthur Pendragon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora