Capítulo 3

21 1 22
                                    


Ciudad de Nusquam, año 2,214


"¿Trastorno de estrés post traumático? ¿Desengaños amorosos? ¿Dolor por abandono en la infancia o viejas culpas en las que ya no quieres pensar? ¡Libérate! Ven a Obliviscor y déjanos borrar esos recuerdos no compatibles con tu felicidad. ¡Ni siquiera lo notarás!

¡Olvídate de la terapia y los ansiolíticos! En Obliviscor hacemos el pasado a tu medida para que tu futuro brille como el sol. Anímate y programa una cita con nosotros ahora, nuestros memoriólogos expertos estarán encantados de atenderte.

Obliviscor, con el respaldo de Corporación Thánatos... rehaciendo el universo para ti".


Anuncios publicitarios en su cabeza, la máxima expresión del consumismo. Tal vez decidir colocarse el audífono subcutáneo no fue una idea tan "fabulosa" como Thánatos Connection decía, porque Eva estaba cansada de promociones de alimento encapsulado, tampones reusables y cirugías plásticas instantáneas, pero, sobre todo, estaba hasta las orejas del maldito Obliviscor. Se preguntaba quién en su sano juicio estaría interesado en olvidar a voluntad partes de su vida, mientras que ella luchaba en vano por recuperarlas. Tendría que revisar el manual de esa cosa para averiguar cómo desactivar la publicidad, ya tenía bastante con sus propias voces incorporadas.

Pero no podía darse el lujo de distraerse ese día, porque Amanda Zadríl, la mujer que la acunó bajo su ala cuando la mayor parte de su vida desapareció sin dejar rastro, le había asignado como cliente al enigmático Martreniegan Makrith y Eva llevaba un tiempo con ganas de ver de cerca ese caso.

Desde que el nombre de Makrith, tras el asesinato de su tío Nikolai en su casa de Nusquam durante las festividades de año nuevo, estuvo en boca de todos de la peor forma posible casi cuatro años atrás, Eva no pudo sacarse al tipo de la cabeza. Curiosa como era, y sin una vida propia de la que ocuparse mientras se recuperaba del accidente, usó el caso como práctica, una y otra vez, intentando armar una hipótesis plausible y concluyó en que algo no encajaba en la historia. Después de todo, ¿por qué Martreniegan, o Makrith Junior como la prensa lo llamaba, luego de purgar nueve meses de prisión preventiva como principal sospechoso del crimen, y de quedar en libertad hacía tres años tras el regreso de un coma profundo del ahora asesino confeso, estaría interesado en costear la defensa de este, si habían sido justo ese despertar y posterior confesión los que lo pusieron de regreso en libertad?

Sí, Eva estaba al tanto de que el tal Mirko Morozov, antes de apuñalarlo diez veces en el vientre en su despacho la noche de año nuevo, había sido el jefe de seguridad de Nikolai Makrith desde que Martreniegan tenía memoria, así que supuso que el lazo entre ellos sería estrecho, pero eso no justificaba que Makrith Junior quisiese libre al asesino del que, además de su tío, era su protector y padre adoptivo, a menos que los dos fueran cómplices. Pero faltaba una pieza ahí, porque había una jugosa herencia a favor de Martreniegan que bien podría alimentar la presunción de culpabilidad, pero ¿qué ganaba Morozov en eso como para dejarse apuñalar al punto de pasar casi un año en coma y despertar dispuesto a inculparse?

Según quienes lo conocían, Makrith Junior era a todas luces un hombre inteligente y Eva, de acuerdo con sus propias indagaciones que lo corroboraban, estaba segura de que, si hubiese decidido asesinar a su tío, habría preparado como cuartada algo mejor que un guardaespaldas en coma mientras él era arrestado vociferando a los cuatro vientos un trillado "no me acuerdo" que casi parecía sacado de una vieja telenovela.

La hipótesis de la supuesta psicosis reactiva breve era otro asunto, pues había quienes aseguraban que el sobrino la padeció esa noche, que hirió al guardaespaldas que intentó detenerlo y asesinó al tío para quedar inconsciente después y despertar víctima de una amnesia disociativa. Era ese el diagnóstico que el terapeuta de la fiscalía manejó también en un inicio para encerrar a Makrith, pero era menos probable aún que Morozov se inculpase por quién lo había agredido.

Obliviscor ©Where stories live. Discover now