CAPÍTULO 18

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Evan estaba poniéndole seguro a la puerta, caminé a el sillón y me senté, me quité los tacones y abrí los pies, Evan se giró y me miró, le sonreí coqueta y se rió roncamente, sentí mi entrepierna humedecerse, se acercó a paso lento pero seguro, me besó suavemente, sentí su mano rozar mi pierna, hasta llegar a mi entrepierna, presionó mi entrepierna con sus dedos y gemí.

–Oh Evan… – mordí su labio haciéndolo jadear.

Se acercó a besar mi hombro y movió mi cabello a un lado, para besar mi cuello, subió al lóbulo de mi oreja y lo mordió chupó suavemente.

–Ah…ah…ah…

Se levantó y extendió su mano a mí, la tomé y me puso de pie, me giró de espaldas a él y movió mi cabello, besó mi espalda suavemente, bajó el cierre de mi vestido y me lo quitó, me giré a él y le quité el saco suavemente acariciando sus músculos por encima de su camisa, cerró los ojos y jadeó, lancé el saco a uno de los sillones, le quité el moño y comencé a desabrocharle la camisa botón por botón, besando su pecho, su abdomen, hasta llegar al comienzo de su pantalón, me puse detrás de él y bajé la camisa suavemente, besé los músculos de sus brazos, los de su espalda, con mis manos los acaricié suavemente, lo abracé por la espalda y rasguñé suavemente con mis uñas su abdomen, jadeó y se giró a mí, tomó mi rostro entre sus manos y me besó suavemente, mordisqueó mis labios y su lengua entró a mi boca, nuestras lenguas danzaron juntas, cerré los ojos, sentí sus manos bajar a mi cintura y llegaron a mi trasero, me pegó a él y sentí su miembro duro contra mi vientre bajo, gemí.

–Ahh…

Evan sonrió, con las yemas de sus dedos comenzó a bajar tocando desde el valle de mis senos, por mi estómago, estaba tan cerca que podía sentir su respiración, gemí y sentí una presión en mi vientre surgir, continuó bajando hasta llegar a mi entrepierna, la rozó y acarició mis piernas, hasta llegar a mis talones, después se puso de pie y acarició mi entrepierna con sus dedos haciéndome gemir, sus dedos sobre mi entrepierna caliente quemaban, se sentía hinchada, estaba completamente mojada, necesitaba a Evan, me estaba matando la espera, rodeé su cuello con mis brazos, él puso sus manos en mi trasero y me subió a su cadera, lo rodeé con mis piernas, comenzamos a besarnos, sentí sus manos acariciar mi trasero, una se movió hacía el centro y metió uno de sus dedos a mi culo, gemí y lancé mi cabeza hacia atrás, entró y salió varias veces, mordí mi labio inferior y clavé mis uñas en su espalda y gimió, su otra mano fue a mi entrepierna y la frotó circularmente con presión, gimoteé, con la punta de sus dedos la rozó suavemente y cuando menos pensé, metió sus dedos de golpe, mi cuerpo se contrajo de placer, ambas manos entraban y salían de mi interior, yo solo podía gemir, me aferré más a él, tenía tanta desesperación que no podía aguantar, mordí su hombro y gimió, clavé mis uñas en su espalda.

–Ah..Evan…te lo ruego…cógeme…por lo que más quieras…

–No mi amor, te voy a  hacer el amor. – sonreí, se acercó al sillón y tendió mi cuerpo en el, de su pantalón sacó un preservativo, se bajó el pantalón y la ropa interior, se lo colocó y se subió al sillón quedando entre mis piernas, ya no soportaba más, comencé a empujar mi cadera contra él, Evan tomó mis piernas y las puso sobre su pecho doblándome por mitad, se acomodó y de una estocada me penetró haciendome soltar un grito de placer, entraba y salía de mi cavidad estrecha, caliente y mojada, se sentía tan bien, mi espalda se arqueó, mordí mi labio inferior, en la posición que me tenía no me podía mover.

–Mierda Evan…ah…más duro.

Comenzó a hacerlo más duro, sonrió, nuestros cuerpos estaban bañados en sudor, el sudor bajaba por su abdomen marcado haciéndolo ver sexy, continuó moviéndose más rápido.

–Ah…ah…Evan…sigue no pares…ah…

Aceleró sus movimientos, alcancé mi orgasmo, sentí una explosión que mando olas de placer en todo mi cuerpo, mi visión se volvió borrosa por unos segundos, unos segundos después Evan alcanzó su orgasmo y se vino. Miré a Evan y le sonreí, me correspondió con una sonrisa, se acercó a mis labios y me besó suavemente, salió de mi interior y se fue a deshacer de el preservativo y volvió unos segundos después se acostó a mi lado y me abrazó, puso un cabello rebelde detrás de mí oreja.

–¿Cómo estás?

–Estoy bien, muy feliz.

–Me alegro de escuchar eso.

–Te ves demasiado sexy Hoult.

–Tú eres la que se ve sexy Adams, estás completamente desnuda.

–Nuevamente en mi oficina.

–Siempre lo hemos hecho en tu oficina, creo que llegó el momento de hacerlo en la mía ¿no lo crees?

–Nunca he ido a tu oficina.

–Ahora que eres mi novia es buen momento para que conozcas mi área de trabajo.

–Iré un día de estos.

–Te estaré esperando querida.

–Debes ir a cenar a mi casa pronto.

–Tú puedes escoger el día.

–¿Seguro?

–Sí amor, yo también quiero presentarte a mi familia.

–¿Presentarme a tu familia? – conocería a su familia, eso me ponía nerviosa ¿y si no les gustaba? ¿Y si no aprueban nuestra relación? ¿Y si…?

–Tranquila, estoy seguro de que te amarán.

–¿Tú crees?

–No lo creo, lo sé.

–Está bien.

–¿Quizá podemos conocerlos mañana?

–¿Mañana, tan pronto?

–Mañana es el primer juego de fútbol de mi sobrina, toda la familia se reunirá y después iremos a casa de mi gemelo.

–¿Tienes una sobrina?

–Sí, Emily, es una gran niña, es hija de mi gemelo y su novia, tiene cuatro años y es preciosa, estoy segura de que le encantará tener una nueva tía. – sonreí, nunca he estado cerca de un niño pequeño, no tengo primos ni sobrinos, amo los niños y me emociona muchísimo poder conocer a la sobrina de Evan.

–Bueno, no puedo esperar a conocer a tu familia.

–¿En serio quieres conocerla? – asentí sonriendo.

–Quiero conocer cada parte de ti cariño. – acaricié su mejilla.

–Te amo Alisa.

–Yo te amo más. – nos besamos suavemente y me abrazó, acosté mi cabeza en su pecho.

Su mano se poso en mi estómago y comenzó a bajar, hasta llegar a mi entrepierna, doblé mis rodillas y abrí mis piernas, su mano se introdujo a mi centro y gemí.

–Ah…ah… – Mi entrepierna se mojó al instante, con la otra mano, Evan tomó uno de mis pezones y lo presionó, robándome un gemido.

–Me encanta lo sexy que te ves cuando te retuerces en mis brazos. – cerré los ojos y gemí, mi espalda se arqueó, Evan comenzó a mover sus dedos circularmente en mi interior, presionó mi clítoris haciéndome soltar un grito de placer, lancé mi cabeza hacia atrás. – la forma en que tus labios están entreabiertos cuando gimes. – pellizco mi pezón, comenzó a mover sus dedos ágilmente, arriba y abajo, adentro y afuera.

–Joder….Evaaan…ah…ah…ah

–Grita cariño, quiero escucharte gritar mi nombre. – presionó su dedo en mi interior robándome un gemido.

–Ah…ah…ah – estaba al borde, no tardaría mucho en alcanzar mu orgasmo, Evan movió sus dedos más rápido, comencé a mover mis caderas contra él, Evan sonrió, presionó mi punto – Ahí…ahí…más…más... – presionó más fuerte y sentí mis músculos apretarse, mi cuerpo se contrajo y me llené de placer completamente, Evan saco su mano de mi interior y dejé caer mis piernas.

–¿Estás bien?

–Un poco cansada.

–¿Quieres que nos vayamos ya?

–Mejor hay que estar un rato en la fiesta o mi padre se enojará y no quiero que pase eso.

–Muy bien, ahora que lo recuerdo, tú debes comer algo señorita.

–No quiero.

–No es de que no quieras, cuando salgamos de aquí, compraremos algo para que comas.

–Pero…

–No hay peros.

–Cómo usted diga señor.

Nos pusimos de pie, Evan se visitó nuevamente, yo fui al baño y me limpié, después salí y me puse el vestido, acomodé mi cabello y mi maquillaje.

–¿Estás lista?

–Sí.

–Vamos entonces.

Me ofreció su brazo y salimos de la oficina, cerré todo nuevamente y nos subimos al elevador, apenas se abrieron las puertas, si antes tenía una sonrisa, ahora sonreía más, me sentía plena y completa.

–Yo conozco esa sonrisa.

–¿Cuál es?

–La sonrisa de acabo de tener el mejor sexo de mi vida.

–Sabes leer las sonrisas.

–Es que te conozco bien.

–¿Ah sí? ¿Cuál es mi color favorito?

–El rojo. – ¿Cómo adivinó eso si nunca se lo he dicho?

–¿Cómo supiste? – lo miré sorprendida.

–Tus labios están la mayoría de veces pintados de rojo. – me quedé sin palabras. – amas la pizza de queso – tu libro favorito es el rescate de Nicholas Sparks, te gusta leer, amas escribir, serás una escritora muy famosa con el novio más sexy y codiciado de el mundo. – me reí.

–No eres el más codiciado Hoult.

–Eso crees querida.

Justamente se abrieron las puertas de el elevador y salimos, encontramos a varios socios, saludamos y todos tenían la misma duda ¿estábamos juntos? Pero nadie se atrevió a preguntar directamente y es que quien lo haría cuando mi novio en modo serio intimida a todos, a mí no, al contrario, a mí hace que mis bragas se mojen, lo miré y me miró de reojo, me dio una sonrisa, estuvimos por las siguientes tres horas caminando de lado a lado saludando a todos, estaba cansada, eran las once de la noche, mis pies dolían horrible, ya no podía más, me recargué en Evan, él rodeó mi cintura con su brazo y me pegó a su cuerpo.

–¿Qué pasa mi amor?

–Ya no puedo más cariño, me duelen los pies.

–¿Quieres que nos vayamos ya?

–Por favor.

–¿Les avisarás a tus papás?

–Cuando vayamos en el auto.

–Está bien.

Se quitó el saco y lo puso en mis hombros, me abrazó por la cintura y salimos de la empresa, Evan pidió que le trajeran el auto y no tardaron nada, estaba un poco frío, apenas nos trajeron el auto, Evan me abrió la puerta y me ayudó a subir, me quité los tacones, Evan rodeó el auto y se subió, tomó algo de el asiento trasero.

–Toma.

–¿Qué es?

–Una cobija.

–¿Trajiste una cobija? – le pregunté con una sonrisa.

–Sabía que tendrías frío.

Los Hoult son expertos en la oficina y no me refiero a su trabajo... Evan conoce demasiado bien a Alisa, incluso sabe que debe llevar una cobija para ella.

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora