CAPÍTULO 50

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–Sí, ya es momento, me encargaré de buscar un agente de bienes y raíces. – asentí. – Debe tener un estudio y una oficina.

–¿Para?

–Una oficina para mí, para poder guardar todo lo importante y un estudio para ti, para que tengas tu privacidad para poder escribir.

–No he podido escribir nada.

–¿Tienes un bloqueo mi cielo? – asentí.

–No te presiones, ya llegará tu inspiración.

–Eso espero.

Llegamos al apartamento y entramos, fui directo a la sala, me quité los zapatos y me senté de pies cruzados sobre el sillón, comencé a comer lo que Evan me había comprado, Evan llegó y se tiró al sillón, se cubrió el rostro con el brazo.

–¿Qué pasa mi amor? – pregunté.

–Nada, cariño no te preocupes.

–Mi amor…

–Estoy un poco estresado, es todo.

–¿Pasa algo en la empresa?

–Hay mucho trabajo, es una temporada un poco pesada.

–¿Necesitas ayuda?

–No gracias mi cielo, tu descansa.

–No me pidas eso cuando necesitas ayuda, yo puedo ayudarte mi amor.

–Pero mi cielo.

–Cariño, es el legado de nuestros hijos, ambos debemos aportar, yo puedo ayudarte.

–Tengo varios contratos que leer y revisar reportes financieros.

–Yo me encargo de los reportes, tú de los contratos.

–Mi amor, no quiero que te estreses.

–No me estresaré, lo prometo.

–Déjame ayudarte cariño, quiero que estés bien.

–Está bien, gracias.

–No tienes que agradecer. – acaricié su mejilla. – si quieres ve preparando todo mientras termino de comer. – se levantó de el sillón y besó mi frente, recargó su frente en la mía y sonreímos, le di de mis chicken nuggets y le dio una mordida, besó mi nariz y se fue a la oficina, terminé de comer y tiré la basura, silencie mi celular y fui a la oficina, Evan tenía varios montones de papeles, tomé un lapicero, una libreta y comencé a revisar los reportes financieros, tomé varias notas, pasamos toda la tarde en la oficina, ordenamos comida para no perder tiempo, comimos lo más rápido que pudimos y seguimos sumergidos entre papeles, ya había oscurecido, me dolía la espalda y la cintura, ya me faltaban dos reportes, dos más y terminaba, me puse de pie y me estiré, me estaba dando sueño, pero no quería dejar solo a Evan, tenía que ayudarlo, no quiero que se estrese, caminé unos pasos y fui a la cocina, tomé un vaso de agua, le preparé un café a Evan y se lo llevé a la oficina, me vio y me sonrió, se estiró y me abrazó por la cintura, besó mi barriga suavemente.

–Gracias mi cielo.

–De nada. – le sonreí y comencé a jugar con su cabello.

–Ya es tarde, ve a descansar.

–Aún tengo energía cariño, me faltan dos reportes.

–No te preocupes, yo me encargo – miró su reloj – es casi media noche, debes descansar, ya se pasó tu hora de dormir.

–Estoy bien – bostecé.

–Aún así mi amor, ve a dormir.

–¿Y tú?

NUESTRO PEQUEÑO SECRETODonde viven las historias. Descúbrelo ahora