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"Todo por ti"

✨✨✨✨✨✨✨✨

Narra Eros:

A la noche mis nervios estaban de hierro.  ¡Quillén no aparecía por ninguna parte!. Luego de la academia había salido acompañado de un chico ( que luego de unas averiguaciones descubrir que era Luis) y jamás se lo volvió a ver. El señor Montenegro pensó que se trataba de una escapada de amigos. Estaría hasta tarde en la casa de Luis y luego regresaría. No había conocido a Luis. Ese chico era un tremendo hijo de puta, aún recuerdo cuando quiso poner sus sucias manos encima de MI Quillén. Debí matarlo ahí mismo.  Debí acabar con su sucia existencia.

— ¿alguna novedad?- preguntó María entrando a la mansión Montenegro.

— ¡ninguna!- dije alicaído.

— ¿Por qué creen que está en peligro?- preguntó Julián.

— Quillén detesto la idea de ser custodiado por guardaespaldas a todas partes- habló el señor Montenegro- así que decidí contratar agentes especiales para que lo cuidarán sin ser visto. Al salir del colegio Quillén fue visto con un compañero, luego le perdieron el rastro.

— ¡que competentes!- se quejó María.

— aseguran que fueron desviados a propósito- siguió el señor Montenegro-  ¡y Quillén no aparece desde hace horas!.

— ¿alguien llamó a la policía?- preguntó Julián.

— aún no pasaron las 48 hs- acote yo con rabia.

— contraté todo un equipo de detectives y ¡aún no lo encuentran!.

— ¡todo esto me da mala espina!- María me miró nerviosa. Me levanté y di un puñetazo a la mesa.

— ¡hay que hacer algo!- grite- ¡no puede ser que Quillén lleve tanto tiempo afuera y nadie haga algo!.

— Los Martínez Avellaneda están detrás de esto- acuso el señor Montenegro. Julián dió un salto en su asiento.

— me gustaría negarlo- habló con calma Julián- pero también lo sospecho.

—¿Sería capaz el señor Martínez Avellaneda de hacerle daño a Quillén?- se preguntó María.

— María, amorcito- le respondió Julián- ¿por qué lo dudas?. Si no lo mató antes fue porque mí madre se oponía. ¡Somos una familia de mierda!- María le acarició a su amado la espalda.

Sonó el timbre y corrí abrir. Empujé sin querer a la señora para ver si era Quillén. Un equipo técnico esperaba del otro lado de la puerta. Me desplome, mí corazón dejo de latir por un momento. Un verdadero terror me recorrió entero. Mí Quillén, el amor de mí vida estaba vaya a saber donde. El temor de no volverlo a ver, de perderlo me asfixió. Necesitaba respirar de nuevo en su cuello, de sentir su voz. ¡Diablos! Necesitaba a Quillén a mí lado para no sentirme tan miserable. Creo que ahora que su paradero es incierto descubrí lo mucho que lo amo. Porque lo amo. Lo amo como jamás creí amar a nadie.

— el equipo técnico- nos informó el señor Montenegro- ellos conectaran sus dispositivos a nuestros teléfonos por si piden rescate.

— ¿solo son ellos?- pregunté con un hilo de voz.

— no, ellos son solo el servicio técnico, sus mejores rastreadores están recorriendo la ciudad en su búsqueda.

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Pasaron dos días desde la desaparición de Quillén. Me dolía en el alma pensar que podía estar muerto en algún descampado. Existen tantos crimenes de odio en el mundo que mí Quillén puedo ser víctima de uno, solo por ser esa personita tan iluminada que es.

Respiré hongo y decidí enfocarme en la sala de la mansión Montenegro, está se había convertido en el teatro de operaciones, de aquí se comandaba todo y se esperaba alguna llamada por si pedían rescate. No la había abandonado ni un solo segundo. No si podía significar alguna clase de pista del paradero del amor de mí vida.

<<¡Quillén!>>, Me repetía mentalmente a cada segundo,<<resiste, iré a salvarte>>.

— señor Montenegro, creemos encontrar algo de su interés- habló un agente- uno de nuestros hombres siguió los movimientos de los Martínez Avellaneda, la madre y el padre prácticamente no salieron de su casa en Puerto Madero, sin embargo, la hija, tiene un compartimento sospechoso.

— ¡Sabía que ella oculta algo!- exclamó Julián- hace días está más feliz de lo normal. Creí que tenía un novio, luego recordé que es Dennis y lo descarté.

—¿ y que hace exactamente?- pregunté.

— sale de su casa, da diez vueltas por el microcentro porteño y luego se dirige a un local abandonado.

— ¿Abandonado?- preguntó María- ¡allí debe estar Quillén!, ¡Siempre supe que estaba loca!.

— hace unas horas salió del lugar un joven. Aquí tengo una foto- le quité la foto de la mano de mala manera y la mire con detenimiento, mí corazón dio un vuelco. El de la foto era Luis. ¡Sí Dennis y Luis se conocían, eso significaba que tenían a Quillén!.

— ¡es Luis!- exclamé- ¡allí deben tener a Quillén!.

— no hay tiempo que perder, mí hijo puede estar ahí. ¡Que todos los agentes a disposición vayan había ese lugar!- ordenó el señor Montenegro- y no teman usar sus armas para salvar a mí hijo.

Julián nos llevó a toda prisa con su vehículo. Lo estacionamos a un par de calles para no ser descubiertos. Mí corazón latía con fuerza y la adrenalina corría por mis venas. ¡Bebé, ya voy a rescatarte!.

Tres camionetas negras se estacionaron al frente del local, eran los hombres de Montenegro, nos reunimos con ellos y rodeamos el lugar.

— estás rodeada Dennis, si estás ahí sal y trae a Quillén- gritó Julián- si aún te queda algo de cordura ¡Acaba de una vez con esta locura!.

No hubo respuesta. Nos acercamos a la puerta. Un agente la abrió de una patada. En el instante que entramos todos Dennis sacó un arma de su bolso y le disparó en la cien a Luis. El chico cayó con una expresión de horror, sin vida al suelo. Antes de que siguiera haciendo daño, un agente le arrebató el arma. Dennis lo mordió e intentó salir corriendo, María le salió al encuentro y la derribo de un golpe.

— ¡eso es por ser tan perra conmigo!- dijo mientras la levantaba de los pelos.

—¿Dónde está Quillén?- le pregunté.

Se rió como una loca y luego contestó muy feliz.

— a punto de ser rostizado- todos miraron instintivamente hacia la puerta del sótano, un ligero humo se colgaba por el quicio.

No lo pensé dos veces, rompí la puerta de una patada y corrí hacia el fuego. El humo me dificultaba la visión, pero no fue difícil encontrarlo. Estaba colgando del techo, inconveniente.

Las llamas se acercaban peligrosamente a nosotros y yo trataba de poner mí espalda de escudo. Las ataduras de las manos no cedían. Unos segundos más y me desmayaba, me estaba quedando sin aire, me costaba respirar. Ocurrió un milagro y logré desatarlo. Lo cargue en mí hombro y logré subir las escaleras antes de que el fuego las tomara por completo. Me ardía la espalda pero no importaba, mí vida no importa si Quillén no estaba a salvo.

Salí de aquel infierno en el momento Justo que el fuego llegaba al gas. La explosión nos derribo y nos arrojó en medio de la calle. Julián y unos agentes me ayudaron a levantarme.

Montenegro sostenía a su hijo.

— está casi muerto- dijo- ¡necesita atención urgente!.

Mire a Quillén, se veía muy mal. Rogue que no fuera demasiado tarde.

✨Un Vals en las estrellas ✨ (Yaoi) (En Correción)Where stories live. Discover now