002; El chico del paragüas azul

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Soobin's pov

Era un día lluvioso y me encontraba en el hospital como siempre. Hoy se cumplían ocho meses desde que mi madre decidió mandarme aquí. Ya contaba con un poco más de libertad, al principio me restringían casi todo, pero ahora tenía un poco más de libertad por tener un buen comportamiento y por haber demostrado avances en cuanto a mi salud mental, ahora me dejan dibujar bajo supervisión y tengo permitido salir al parque, siempre y cuando pida permiso.

Me costó demasiado adaptarme, actualmente me siento un poco más cómodo y todo es más llevadero, pero los primeros meses fueron realmente difíciles. Al principio las pesadillas eran recurrentes, es decir, solía tener pesadillas bastante seguido, incluso en mi propia casa, pero al llegar al hospital se hicieron mucho más fuertes, más intensas, y más seguidas. Despertaba entre lágrimas, agitado y sudado. Lloraba por horas y comencé a tener muchos ataques de pánico, me sentía aislado con todos mis miedos, era una tortura, no tenía contacto con nada ni nadie, era yo, encerrado con mis pesadillas, con los recuerdos y con las voces de mis compañeros de clase repitiéndome una y otra vez cuán patético era y cuánto daño querían hacerme.
No podía usar lápices ya que se evitaba el uso de cualquier cosa con la que pudiera llegar a lastimarme, pero eso implicaba arrebatarme lo único en lo que logré encontrar refugio durante todos estos años, el dibujo. No tenía forma de desahogarme ni tenía distracción, durante el día hacíamos actividades que se suponía eran para distraernos, pero no era lo mismo. Sólo éramos yo y las voces de mi cabeza a todas horas. A veces se volvía realmente aterrador, pero luego logré mejorar un poco a medida que pasaban los meses.
Aún así las pesadillas no paraban, y eso era algo que me dejaba bastante perturbado durante el resto del día, cosa bastante difícil de disimular, y cosa que a veces me llevaba a perder la cordura.

Mis sesiones con el doctor Park definitivamente son la peor parte y lo que más me costó integrar a mi rutina aquí, me siento presionado y ansioso por no notar muchas mejorías en estos meses, mis avances eran buenos pero mínimos, y aunque él no me lo dijera, lo sabía. ¿Cuánto tiempo me quedaré aquí si no mejoro pronto?, tenía miedo de nunca poder dejar este lugar, de quedarme atrapado por siempre.
El doctor me había dicho que sería bueno que socializara, que intentara hacer amigos. Aún no tengo amigos aquí, pero hay un chico que siempre se acerca a mí con la intención de hablarme durante las horas de comida, en la tarde cuando hacemos actividades o estamos libres. Su nombre es Beomgyu, se ve agradable y gracioso, siempre intenta sacarme temas de conversación sobre temas variados, pero por más que lo intente, aún me es difícil poder abrirme con otras personas o poder hablar sin miedo a ser juzgado por mis palabras o acciones. Hasta el momento hemos tenido pequeñas conversaciones. Al principio lo ignoraba, pero poco a poco voy avanzando en cuanto a nuestras interacciones, no hablo mucho, lo cual es todo lo contrario a él, ya que a veces incluso cuando no le respondo, sigue hablando.

[...]

Siempre amé los días lluviosos, y siempre quise pasar ese tipo de días viendo películas con el amor de mi vida, aunque todavía no lo encontré. Pero estoy seguro de que algún día voy a encontrar a mi alma gemela, la cuál me hará sentir seguro, y veremos películas recostados en la cama mientras bebemos café. No tengo mucho que hacer aquí, así que estos pensamientos vienen a mi mente muy a menudo. Pasaba el tiempo simplemente...pensando. Pensando cosas al azar, pensando sobre el futuro, pensando en cosas que me gustaría que pasen, armando escenarios ficticios en mi cabeza, o pensando en cuánto faltaba para salir de aquí. Pero a veces todos los pensamientos se hacían muy pesados e intensos, empezaba a recordar cosas las cuales quería borrar, era demasiado para mí, me carcomían la cabeza, así que buscaba hacer otro tipo de cosas. Habían veces en las que me gusta salir al parque que hay en el hospital y mirar todo, mirar cada centímetro del parque, para así disfrutar el mirar cada detalle de las hojas, escuchar el viento, observar el cielo y sus colores, las personas que caminaban por ahí intentando distraerse, o las distintas formas de las nubes, y luego lo dibujaba, excepto las personas.
Quizás suene estúpido pero realmente me ayudaba a despejar mi mente de aquellos pensamientos que solían atormentarme, era realmente tranquilizador y mi doctor decía que era bueno para mí.
A pesar de que hoy llovía, decidí salir afuera aunque sea por un rato a escondidas de las enfermeras que rondaban por los pasillos. Era la hora del almuerzo y por supuesto que no me dejarían salir.

Glimpse of us | Yeonbin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora