Las Berman pasan todos los veranos en la casa de los Fisher junto a ellos y los Conklin, pero este verano será diferente, todos han crecido y cambiado. Camilla se verá envuelta en un sin fin de complicaciones.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
EN LA MAÑANA SIGUIENTE, Millie se despertó y se puso el bikini con una camisa larga encima, baja a la cocina mientras se hacía un moño despeinado.
— Buenos días, cariño — habla Ela sonriente.
Millie da los buenos días y se sienta en la barra frente a Jeremiah que estaba parado con su uniforme de socorrista.
— Que sexy, Jere — alaga la morena a su mejor amigo, éste le guiña un ojo acercándole la caja de cereales. — Gracias.
— ¡Belly será debutante! — una emocionada Beck aparece en la cocina.
— ¿Qué hace Conrad? — pregunta Belly mirando al joven tumbado en el sofá.
— Mi jugo para la resaca lo despertará. — comenta Jere acercándole el vaso a su hermano.
— Camilla, hija, hoy iremos de compras con Belly. — informa Ela a su hija.
— ¿Quieres venir? — pregunta Beck agarrando las llaves del coche.
— He quedado con Liam, pero estoy segura de que Belly encontrará algo muy lindo.
Poco después la casa quedo casi vacía, Steve y Jeremiah fueron al club y las madres junto a Belly de compras. Millie salió a la piscina.
— Entonces, ¿Liam y tu...? — la voz de Conrad llamó la atención de la morena.
Millie ignoró la pregunta y se quitó la camisa para luego lanzarse al agua.
—¿Qué quieres, Conrad? — preguntó ella cuando salió a la superficie.
— ¿Qué te pasa? — pregunta el rubio con el ceño fruncido sentándose en una tumbona.
— Nada. Y no, Liam es mi amigo, idiota.
— Millie... — Conrad se pasó la mano por su pelo inquieto.
— Conrad te conozco desde que tengo uso de razón, no quiero que lo del verano pasado afecte a nuestra amistad. — explica Millie apoyando sus brazos en el borde de la piscina. Por fin le había dicho lo que llevaba dándole vueltas desde que llegó a Cousins.
Conrad se levanta y se sienta en el borde dea piscina metiendo sus pies al agua mientras mira a la morena.
— No puedo mirarte como una amiga, Cami.
— Hacía tiempo que no me llamabas así. — sonríe levemente Millie. — Pero sabes que no podemos.
—Otra vez con eso — suspira el rubio — ¿Acaso tus sentimientos no importan?
— Me importan más los de Belly — dice la morena.
— Y a mí los tuyos.
— Lo sé, y te quiero por ello. — dice Millie suspirando mientras salía de la piscina. — Tengo que irme.
Millie se encontraba en una amaca colgada entre dos árboles, fuera de la casa de Liam que no era tan lujosa como la de los Fisher pero si era muy acogedora.
— Wow, nunca he imaginado a Conrad como un Romeo. — comenta Liam pasando el porro a su amiga.
— Porque no lo es, estar con Conrad es complicado, él es complicado. — explica la morena pensativa, mirando hacia el mar.
— Bueno, se acabó el machacarte la cabeza. — el chico se levanta quitándose la camiseta y tomando su tabla de surf.
Millie suelta una carcajada dando una última calada al porro antes de levantarse y tomar la tabla que su amigo le prestaba siempre que lo visitaba.
[...]
En la noche, se encontraban todos en la firma de libros de Laurel, excepto Belly que tenía una cita. Una pesativa Millie estaba sentada en una esquina observando todo con un vaso de tequila en la mano.
— Si sigues bebiendo tendré que quitarte esa botella. — Jeremiah apareció con Steven y Conrad detrás — Nos vamos al autocine, ¿vienes?
— ¿Me lleváis a casa? — lo miró a los ojos terminando de beberse el vaso.
— Si, claro. — contesta Steven, confuso por el comportamiento de la chica.
— Ven. — Jeremiah tomó su mano ayudándola a levantarse para comenzar a caminar hacia el jeep.
Una vez en el asiento de atrás del coche, Steven comenzó a conducir hablando con Jeremiah sentado en el asiento de copiloto.
— ¿Estás bien? — susurró Conrad que hasta ahora no había hablado.
— Muy bien. — contestó la morena mirando por la ventana haciendo que el rubio se preocupara un poco aunque no habló más, tal vez era por lo que habían hablado en la piscina.
Una vez en casa, los chicos insistieron en quedarse con ella pero Millie era tan terca que al final les amenazó y acabaron por irse al autocine.
En la cabeza de la chica había una idea resonando cada vez más fuerte, quería llamar a su padre, con el que no había hablado desde hace dos meses. Robert y Ela se habían divorciado hace tan solo tres meses a causa de una infidelidad de él.
No lo pensó mucho y agarró su teléfono comenzando a marcar el número de su padre, tal vez el tequila le había hecho un poco de efecto pero ella era consciente de lo que estaba haciendo.
— ¿Si? — la voz de una mujer contestó haciendo que Millie quedara en silencio con la mirada en un punto fijo.
— ¿Quién es, cariño? — la voz de su padre sonó a lo lejos y entonces comprendió que no se había equivocado en ningún número.
Los ojos de la morena se cristalizaron cuando ella misma colgó la llamada y lanzó el móvil al suelo.
— Ni siquiera me tiene en sus contactos. — habló a la nada mientras se quita las lágrimas de sus mejillas bruscamente.
Con la rabia dentro de ella se fue a su habitación e intentó dormir deseando que acabara ya el día.
Nota de la autora. 🪐
• En este capítulo se cuenta un poco de la historia con los padres de Millie, al menos ya saben lo que pasó.
