Las Berman pasan todos los veranos en la casa de los Fisher junto a ellos y los Conklin, pero este verano será diferente, todos han crecido y cambiado. Camilla se verá envuelta en un sin fin de complicaciones.
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— LO SABEMOS, los dos, mamá. — termina de decir Conrad.
Beck mira a Laurel sorprendida y después a Millie que estaba apartada con lágrimas en los ojos mientras Ela se acercaba a ella para abrazarla.
— ¿Saber qué? — pregunta Belly confundida mirando a todos.
Después de esa escena, las tres familias regresaron a la casa de los Fisher. Los Conklin y las Berman subieron a las habitaciones para dejar a solas a Beck y sus hijos.
— ¿Cómo lo sabías? — pregunta Ela con lágrimas en sus ojos a su hija.
— Escuché cómo tú, Laurel y Beck hablábais del tema en la playa. — solloza Millie.
En el momento en que Ela ve los llorosos ojos de Millie, no duda en abrazarla fuerte.
— Mamá.
— Dime, hija. — dice Ela tratando de aguantar sus lágrimas.
— ¿Beck se va a poner bien? — susurra Millie en el hombro de su madre.
La morena escucha como su madre suelta un suspiro tembloroso.
— Los médicos dicen que las probabilidades son casi inexistentes.
Después de escuchar eso, Millie no pudo retener más su llanto y se desahogó en los brazos de su madre.
Unos minutos después, Millie salió de la habitación en busca de Conrad, pero al llegar al salón, Beck se encontraba en el sofá, sola. Mirando los cuadros que había pintado de todos.
En silencio, Millie se sienta a su lado mirando también los cuadros, hasta que Beck voltea a mirarla.
— Mi niña... — susurra la rubia acariciando el pelo de Millie.
— Te quiero. — la morena no duda en lanzarse a los brazos de la que es su segunda madre.
Los ojos de Beck se inundan cuando siente a Millie sollozar entre sus brazos.
— No llores, por favor, Millie. — la suave voz de Beck la obliga a mirarla. — Les he prometido a los chicos que lo intentaré.
En ese momento, Millie mira a la rubia con los ojos llenos de esperanza y la abraza aún más fuerte.
***
Después de ese encuentro con Beck en el que ambas se habían desahogado, Millie sube a su habitación encontrándose con Conrad sentado en su cama.
— Hola. — saluda en voz baja la morena.
Cuando Conrad escucha su voz, inmediatamente se levanta y la abraza sin previo aviso.
Lo cierto es que Millie sabía que el chico necesitaba desahogarse ya que no lo había hecho después de todo.
— Connie...
— Me da igual lo que digan los médicos. Mi madre se va a poner bien.
Escuchar al chico decir esa frase, con la voz rota y los ojos rojos de llorar, hizo que algo dentro de Millie se rompiera.
—Estoy segura de que sí. — dice la chica tratando de no soltar ningún sollozo.
Ahora no debía llorar, debía ser fuerte y estar ahí para apoyar a su novio.
— ¡Chicos! ¡La cena! — la voz de Laurel suena desde la planta de abajo.
Y pocos minutos después, toda la mesa de la cocina estaba llena de comida y sobre todo de alegría.
A pesar de lo sucedido esa noche. Las tres familias que se consideraban solo una, lograron sonreír y disfrutar la compañía de todos.
Porque desde luego ese verano había sido totalmente diferente a los anteriores en muchos sentidos.
Había sido un nuevo verano.
FIN
•No puedo creer que se acabe ya está historia, pero aún así estoy muy feliz del éxito que ha tenido y de verdad espero que les haya gustado a todos.
