LA HIJA DEL INVIERNO - Eli_MacNoel

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Polaris señaló las montañas del corazón de Hibernia

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Polaris señaló las montañas del corazón de Hibernia.

―Extrañaré los colores de nuestra isla, madre ―dijo.

El Hada de las Nieves se inclinó hacia ella:

―¿Estás segura de tu decisión?

―Sí, madre. El general Fons me convertirá en la mejor cazamonstruos del imperio.

El hada asintió, cabizbaja. Le tomó la muñeca y presionó el pulgar en su piel. Polaris sintió un cosquilleo, y se descubrió allí el tatuaje de una estrella de hielo opalescente, las líneas irisadas imitaban un arcoíris.

―Donde tú estés, hija mía, siempre estará mi magia. Esa marca es la prueba.

―Lo recordaré, al igual que mi amor por Hibernia.

***

Ha pasado un año desde que el general Fons se llevó a Polaris de su Hibernia natal. El proceso de inducción del doctor Tassur, practicado en Polaris, resultó un éxito.

―¡Llegó el equinoccio! ―Sentado a la cabecera de la mesa, bajo el gigantesco algarrobo de acero, Tassur alzó la copa hacia los oficiales militares. Fuera del salón, la nieve no dejaba de caer―. Recibamos la despedida del invierno. En otras palabras: el fin de la maldición que nos ha echado Hibernia. ¡No más hadas vengativas!

"No más hadas vengativas", se repitió Polaris.

―General Fons. ―Tassur se pasó una mano por los tatuajes de cobre de la cabeza, profusos en conectores y ranuras―. Entrenó apropiadamente a la futura salvadora de nuestra colonia imperial.

Fons levantó la copa y le sonrió a Polaris.

Distraída, ella dio un bocado al ponqué de su plato. Las fresas en medio de la crema resultaban demasiado tentadoras.

"Esto no es dulce ―pensó―. Esto es...".

La vista se le nubló.

―¡Es hora del sacrificio! ―clamó Tassur.

―¡Por la caída de Hibernia! ―corearon todos.

―Por Polaris ―susurró Fons en el oído de ella―. Nuestra salvadora.

***

Polaris abrió los ojos, solo vio una oscuridad líquida. ¿Dónde estaba?

Se palpó la cara, la cabeza, el cuello...

"¿Cables? ¡Qué demonios me hicieron!".

Tres palabras se le presentaron en la mente, una orden: Llévate el invierno.

Apretó los párpados. ¿Desde cuándo era enemiga del invierno, de la magia de su madre?

―Doctor Tassur ―dijo una mujer, más allá de las tinieblas―. Los niveles de serotonina descendieron considerablemente.

―Inyéctenle el inhibidor selectivo de recaptación ―ordenó alguien.

"¡Tassur!".

Un cosquilleo en la nuca la inmovilizó.

―Nivel de serotonina en sangre normalizado ―informó la mujer―. Aunque... la sinapsis nerviosa sigue presentando anormalidades.

―¡Aplica más citalopram! ―vociferó Tassur.

Polaris se estremeció.

"¡Hibernia y su magia no son mis enemigas!".

La estrella opalescente tatuada en su muñeca brilló en la oscuridad, y la pared frente a ella estalló en esquirlas de vidrio.

―¡Dónde estás, Tassur! ―gruñó Polaris empapada, fría.

Ignoró la decena de computadoras y de científicos que la rodeaban.

―Controla esa magia que fluye por tus venas ―ordenó Tassur―. ¡Llévate de nuestra colonia al maldito invierno!

Polaris agarró una esquirla, una estaca de hielo en su puño.

―¡El invierno se quedará conmigo!

Llevó el brazo atrás y lanzó la estaca contra Tassur.

Desde entonces, la colonia imperial pertenecería a Polaris y a Hibernia.

Desde entonces, la colonia imperial pertenecería a Polaris y a Hibernia

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Texto: Eli_MacNoel

Aesthetics: AntologiaLight

Antología: 4 EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora