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Después de aquella peculiar "reconciliación", Katsuki e Izuku decidieron tener una cita.
Claro, está no iba a ser una cita muy normal que digamos.
— Esto es lo más ridículo y vergonzoso que pude haber hecho a lo largo de mi corta vida —. Murmuró, viéndose por quinta vez en el espejo.
Dio una última revisión a la ropa que traía puesta, vio la hora en su celular y decidió salir.
Para su suerte los dormitorios estaban vacíos, pues es fin de semana así que aprovechan para salir.
Y tal y como imagino, Izuku lo esperaba en la entrada de la academia. Estaba vestido de manera casual, obvio, con sus típicos tenis rojos.
— Zuzu, esto es lo peor que pudiste pedirme hacer...
Izuku voltea al oír aquella voz, quedándose sin palabras al ver la ropa que trae puesta el rubio.
— Vaya... Nada mal, nada mal —. Se acerca un poco y lo abraza por la cintura. — Veamos...
— ¡Eh! Zuzu, no, alguien puede vernos.
— Solo quiero verificar algo...
Izuku jaló un poco más de aquel cuerpo trabajado, jugando con la orilla de aquella linda falda.
— Oh... — sonríe divertido — Una parte de mi dudo si en serio te ibas a poner el vibrador. Kacchan se está convirtiendo en un pervertido...
— ¡¿DE QUIEN ES LA CULPA?! — Katsuki está tentado de lanzarle una explosión, aunque sabe que el peliverde lo va a esquivar.
— Lo se~. Por eso voy a tomar la responsabilidad.
— Vamos de una vez, idiota.
Katsuki lo agarro de la mano y se fueron. Su plan era ir al cine a ver una película, para después ir a comer algo, picante de preferencia, y de ahí pasear por la plaza.
Claro está que en el trascurso recibió diversas miradas, para Katsuki no fue sorpresa alguna ese detalle.
Aún así no le gustaba la manera en que lo estaban viendo. Para su suerte aquel pequeño aparato no estaba encendido todavía, aunque de igual manera caminar era algo incómodo.
— Ponte esto — Murmuró molesto, Izuku. Se sacó su chamarra, la cual era grande hasta para el, y se la dio a Katsuki. El rubio la acepto, pues empezaba a hacer frío y ya no quería sentir tantas miradas sobre el.
— Gracias — Izuku no dijo nada, solo siguió caminando, no sin antes rodear con su brazo la cintura de Katsuki.
— Te ves lindo... Pero no me gusta que te vean tanto.
El rubio cenizo asintió más tranquilo, apegándose a Izuku para sentir su calor y colonia que siempre usa.
En cambio Izuku lo único que hacía era mirar de mala manera a los que veían a Katsuki.
