Meɑn y Plɑn son enemigos, pero en unɑ noche de borrɑcherɑ ɑmbos tienen sexo. Plɑn quedɑ embɑrɑzɑdo y ɑhorɑ tendrάn que lidiɑr con eso y con su odio.
💙MeɑnPlɑn.
💚Contenido Homosexuɑl.
💙M-preg.
💚Se pide respeto, si el contenido no es de tu ɑgrɑd...
Mean tocó el timbre y se acomodó el cabello, luego vio la hora. A decir verdad, estaba muy nervioso, obviamente sí, cualquiera estaría así estando en una situación igual a la que él estaba. No llegaría a casa diciendo que esperaba un hijo con Plan y que no tenían una relación. Iba a darse la vuelta e irse porque los nervios le ganaron, pero una pequeña de cabellos castaños abrió la puerta con una pijama amarrilla y una muñeca en sus manos.
"Kania, ¿Qué te he dicho de abrir la puerta?". Emma reprendió a la niña alzando la mirada encontrándose con Meas.
"Un gusto volverla a ver Emma". Dijo Mean amablemente.
"¿Vienes a ver a Plan?". Habló Emma cargando a la pequeña. Por un momento Mean se imaginó a si mismo cargando a una pequeña niña azabache de ojos grises.
"Sí". Afirmó. "¿Ya se ha levantado de la cama?".
"Ya estoy listo". Habló Plan bajando rápido las escaleras. Mean se contuvo de ir y ayudarlo a bajar con sumo cuidado, pero se quedó quieto en su lugar. Desde que supo del embarazo del menor sus instintos protectores salieron.
"¿No se quedan a comer?". Preguntó Emma. "Preparé algo rico".
"No mamá, vamos a salir". Dijo Plan tomando su celular junto con su cartera. "Al rato volvemos".
"Si no nos matan". Murmuró Mean.
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Hace algunos minutos llegaron a la casa del castaño, pero Mean quería esperar unos minutos antes de entrar, porque estaba demasiado nervioso en esos instantes. Ya era mayor de edad, pero tenía miedo en decírselo a su familia. Esto le hacía recordad cuando iba a salir del closet por la manera en que ese momento se sentía. Sus manos sudaban y se apretaba las piernas para darse ánimo, en la forma en que su corazón empezó a latir de forma rápida, en el nudo que se formó en la boca de su estómago y como a la mitad de su discurso se echó a llorar, pero al fin de cuentas todo terminó bien, más que bien, sus padres lo habían aceptado, le habían dicho lo orgulloso que estaban de él, y que más que nada, que lo amaban a pesar de todo.
"Cobarde". Dijo el pelinegro cuando se hartó del silencio que Mean había creado. Mean miró a Plan sorprendido.
"¿A mí me lo estas diciendo?". El castaño preguntó.
"Claro que sí". Exclamó. "Vamos Mean, eres valiente, o te da miedo decir lo que piensas o cuando no estás de acuerdo con algo o cuando algo te molesta". Respondió. "Aún recuerdo cuando lleve unos pantalones que me marcaban el trasero y ese día me susurraste que ese pantalón hacia un trabajo estupendo con mis glúteos".
"En realidad lo hacían y jamás los volviste a llevar". Sonrió. "¡¿Cómo te atreviste a dejar de usarlos?!".
El pelinegro sonrió y soltó una carcajada. Lo hizo porque ese día cuando le dijo aquello imaginó un montón de escenas con el castaño y tuvo miedo por eso, pero ahora quería volver a usarlas.
"Mean, muero de hambre no desayune". Lloriqueó saliéndose del coche. "Creo que voy a vomitar".
Se recargó en el auto y cerró los ojos tratando de no pensar en eso y hacer que se vayan las ganas de vomitar. El castaño salió del auto cerrando la puerta y caminó hacia Plan preocupado.
"¿Te encuentras bien?". Preguntó Mean.
"¡No estúpido!". Gritó molesto.
"Baja la voz". Se acercó a Plan, este alzó la vista mirando a Mean.
"Ya no quiero entrar. ¡¿Y si vomito adentro?!". Chilló cuando la escena pasó por su cabeza, no quería pasar una vergüenza. "Mean, ya no quiero entrar, llévame a casa".
"Te diré algo". Dijo Mean con la cara seria.
"¿Qué cosa?".
"Si no entras en este instante a esa casa". Hizo una pequeña pausa. "Te besaré aquí mismo".
Plan abrió la boca sorprendido y luego la cerró para caminar rápidamente hasta estar en la puerta de aquella casa. Mean sonrió satisfecho y caminó hasta estar los dos enfrente de la puerta de aquel bonito hogar.
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