Chapter 9

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Disclaimer: Los personajes de Naruto no son míos, son propiedad de Kishimoto. La historia tampoco me pertenece, es de Catriana.

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Estaba bastante seguro de que había perdido la maldita cordura.

Por el momento, realmente no podía molestarse en preocuparse por ello.

Se sentía tan bien como imaginó; ella tenía labios suaves y todas esas curvas. Esto era algo que solo había vivido en sus sueños y que, en su momento, había apodado como "las pesadillas". Cuando sus labios se deslizaron sobre los de ella y sus brazos la rodearon en un fuerte abrazo, inclinó la cabeza en un mejor ángulo, convenciéndola de que separara los labios para él.

Justo cuando ella lo hizo, sintió unas cálidas manos deslizarse por su pecho y no hubo forma de evitar el gemido que se le escapó, porque se sentía demasiado bien. Desafortunadamente, tenía que agradecer a Orochimaru el saber medianamente sobre intimidad. Se había negado a tener relaciones sexuales con cualquiera que se le hubiera presentado, pero en otras cosas había participado, ya que el sannin le había dado un entrenamiento más avanzado.

Hinata sabía a algo dulce que no podía precisar, pero en realidad eso no le importaba. Una de sus manos se deslizó por los sedosos y oscuros mechones, y se apretó más contra ella, deteniéndose solo cuando su espalda estuvo contra la pared. Claramente, ella no tenía experiencia, así que él la guio, un suspiro escapó de ambos cuando sus brazos se envolvieron alrededor de su cuello.

Debería haber notado que ella en realidad le estaba devolviendo el beso, pero no fue así. Para nada.

Se separaron, sin aliento, pero él no le dio un respiro antes de que su lengua profundizara en la dulce caverna de su boca una vez más. Se le escapó otro gemido cuando su agarre en ella se apretó, las lenguas danzaron y ella rápidamente aprendió el ritmo. La mano que había estado en la cabellera femenina se movió para pasar sus dedos suavemente por la mejilla y mandíbula de la chica. La mano de Hinata se movió por el espeso cabello del Uchiha, masajeando el cuero cabelludo. Sasuke se estremeció.

La deseaba tanto que no era ni remotamente divertido. Él la deseaba, tenía que tenerla, ella era suya y estaba cansado de luchar. Aun manteniéndola presionada contra la pared, sus manos comenzaron a moverse por su costado, por debajo de la chamarra. Llevaba puesta una camiseta de malla, por lo que él no podía sentir su piel, pero podía sentir su cuerpo. Había tenido razón, ella no era tan delgada como Sakura o Ino, pero eso estaba bien; ella tenía la figura de una mujer.

Tenía que tenerla ahora; ni siquiera era una opción. Esta vez, cuando se separaron, susurró su nombre, con los ojos oscuros entrecerrados mientras recorría los carnosos labios con la lengua. Ella jadeó, vacilante. Él comenzó a darle pequeños y lascivos besos, con su mano moviéndose hacia el largo cabello. No tenía idea de cuánto tiempo estuvieron así, pero cuando ella empujó hacia adelante para profundizar el beso, sintió que su ingle se crispaba y resistió el impulso de mecer las caderas contra ella.

En cambio, comenzó a moverse hacia atrás, sin soltarla. Cuando llegó a su lugar habitual en el suelo, una mano voló hacia su cintura, mientras que con la otra le desabrochaba lentamente la chamarra. Su respiración era irregular y puso sus labios sobre los de ella, rozándolos suavemente cuando finalmente movió su mano sobre uno de los senos de Hinata. Ambos gimieron suavemente cuando él apretó suavemente. Era perfecto. Todo en ella era perfecto. Su cuerpo encajaba con el suyo como si ella hubiera sido hecha para él y Sasuke estaba absolutamente enamorado de eso.

Reclamando sus labios de nuevo, tiró de ella mientras se sentaba en el suelo, posicionándola a horcajadas sobre él. Suavemente, le deslizó la chamarra por los hombros, sus manos le acariciaron suavemente la espalda y bajaron hasta las caderas femeninas. La acercó más, queriendo sentirla contra él. Se estremeció cuando sintió el calor contra la tensa tienda de campaña en sus pantalones. Se sentía tan bien... Sus manos tiraron nuevamente de las caderas y la empujó hacia arriba, necesitando la fricción y deseando sentirla.

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