Capitulo 15

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Advertencia: En este capitulo hay sexo y por lo tanto se me alargo...

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La curiosidad de muchos al verlos volver se disparó al notar como los 2 tenían varias marcas ligeramente visibles, más que nada en su cuello. Desde el primer momento en el que salieron Sísifo tuvo sus señales de alerta aunque le haya babo el beneficio de la duba al cangrejo.

Los ojos de varios estaban acusadores sobre Manigoldo al ver cómo regresaron. Y que hayan llevado más ropa no ayudaba en nada. Hasta que totalmente relajados tanto él como Regulus dijeron lo que había pasado con la sincera verdad: Ahora eran pareja.

Claro, esto generó varias respuestas, donde la principal que se vio shockeado fue Sísifo. Tratando de contener la respiración al escuchar una cosa como esas. Sonriendo de una forma que algunos podrían describir como maquiavélica, el Santo de Sagitario lo dejó pasar. No dijo nada y solo se fue a su templo.

Cid como su amante/Casi Tío de Regulus y Hasgard como su amigo que ya se venía venir que algo así pasaría, ya tenían en claro que debían hablar con él.

Era claro que lo iba a aceptar, nada podía hacer ni tampoco se podía oponer a la felicidad que estaba teniendo su sobrino. Solo tenía que acostumbrarse ya que la noticia le cayó encima de una forma abrasadora.

Dejando de eso de lado, todos volvieron a sus respectivas obligaciones el resto del día. Y como habían acordado, en vez de salir de la enfermería volver a su templo, Regulus se quedó en el cáncer el resto de la noche.

Ahora que lo pensaba no había visto a Haru en todo el día. Tenía que ir por ella después.

— ¿No le vas a decir a tu tío que estás aquí? — Pregunto, en medio de la cocina de su templo. Habían aceptado cocinar la cena entre los 2 ya que ninguno había comido aún. De entre ellos Manigoldo era quien más experiencia tenía, guiando a su novio en ese proceso.

— Ya lo hice. O más bien... — Moviéndose por la cocina dejó unas cosas en un rincón para acercarse y responderle. — Cuando subí por los templos, tuvo que toparme con Hasgard, me pregunto si iba a estar contigo ya que necesitaba hablar con mi tío. Le pedí que le avisara que pasaré la noche aquí.

— Entonces ya debe tener una clara idea de lo que vamos a hacer. - Pícaramente le dijo, moviendo las cejas.

— Solo será esta noche. No dejaré a mi tío solo aun. — Respondió. Besando nuevamente la mejilla del Santo de cáncer, para ayudarlo en su tarea.

— No te pongas tan mimoso tan rápido. — Advirtió pero su novio le llevo la contraria.

— Tarde.  — Esta vez el beso fue a sus labios.

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— Estás muy ansioso. ¿No tienes miedo? — Ya habían arreglado todo luego de haber comido, habían pasado cerca de unas horas después, notando como Regulus lo miraba de forma detallada cada cierto tiempo. Al terminar lo sujeto de la mano, besándola y llevándolo a su cuarto.

— Un poco... No negaré que tengo mis dudas, pero quiero hacerlo. Quiero intentarlo.

— No es tan necesario, podemos esperar.

—¡No! ¡Me lo prometiste! — Lo acusó, el Santo de cáncer rió entre dientes y sujeto a su novio entre sus brazos, lanzándolo a su cama al estar frente ella.

— Quítate la ropa. — Sin resistir el hombre de ojos felinos aceptó. Parándose de rodillas extendiendo los brazos a Manigoldo mientras este se desnudaba.

Bando un paso atrás ya sin nada encima.

— ¿Eh? ¿Qué haces? — Su rostro se torno de desconcierto cuando de un chasquido, la armadura dorada de cáncer volvió a cubrir a su novio. Solo que esta vez no traía nada de ropa debajo de esta.

Luciérnagas azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora