Capitulo 16

71 11 49
                                    

Al momento de abrir los ojos la confusión de Regulus era palpable. No comprendía qué fue lo que pasó, porque estaba consciente de que no fue un sueño común y corriente.

Asmita ya le había mencionado sobre un licántropo, sumado a que ayer en la tarde estuvo seguro de haber notado uno. Estaba seguro que era algo especial que lo estaba buscando, está fue la vez más explícita que tuvo con encontrarse con esa extraña criatura. Aunque sea dormido.

Ignorando eso. Los recuerdos de la noche pasada estaban ligeramente nublados en su mente, al estar aún medio dormido. Acercándose a su novio que aún lo tenía abrazada, respirando con tranquilidad acariciando lentamente el hombre que lo abrazada, terminando de despertar.

— Pequeño rey. — Abriendo los ojos nuevamente Regulus levantó la mirada para ver a Manigoldo. Sonriendo apoyando su cabeza en su mano, mirándolo con Adoración mientras acariciaba su espalda lentamente con la otra mano. — Buenos días.

— Buenos días. — Se acercó. Rodeando el cuello del mayor con sus 2 brazos. — ¿Dormiste bien?

— Creo que eso lo debería preguntar yo. — Irónizo. Regulus entendió porque lo decía, él era quién perdió la virginidad por detrás. — ¿Te duele algo?

— No la verdad, solo me siento un poco incómodo de haya atrás. No esperaba que, bueno. Que sea por ese lado. — Manigoldo rio. Le era tierno como Regulus tenía ese contraste entre ser lanzado, pícaro y orgulloso, con ser algo inocente.

— Es normal. Seguro que con el tiempo te acostumbras. Creeme que ahora no te soltare tan fácil, pero mientras tanto será bastante incómodo. Busca no sentarte porque dolerá.

— Veo que sabes mucho del tema.

— Ya he tenido varias parejas, y con eso sexo. Sea con hombres o mujeres, tengo experiencia en muchos de estos temas. - Regulus hizo un sonido como si estuviera pensando en varias cosas. Sonriendo con picardía miró a su novio a los ojos.

—  ¿Eso significa que me varias la oportunidad de yo metértela?

— Lo pensaré. Solo no seas tan lanzado desde ya. — Parecía que había creado un monstruo, pero no le desagradaba. 

Si, puede que lo complacería pero ya luego un tiempo.

— Que mal. Yo quería repetir lo de anoche. — Bromeó, trazando un patrón en el pecho del Santo de cáncer, pegado más su cabeza a sus pectorales.

— Me tientas. — Su mano que estaba en su espalda bajo para apretar sus glúteos, sintiendo como estaban manchados por el semen que dejó anoche. — Aunque creo que deberíamos lavarnos primero.

— Como digas. — Importandole poco o nada el mal aliento que puede que tengan, de un salto le beso en los labios por unos segundos antes de levantarse. — Luego no te libras de mi. — Coqueteo. Buscando donde dejó su ropa anoche para ir a tomar un ducha rápida. 

— ¿Pequeño rey no preferirías quedarte acostado otro poco? Aún debes tener las piernas sensibles. — Parándose de la cama le siguió. Regulus negó.  — Umm... Bueno, ¿Qué tal si entonces nos duchamos juntos?

— Hecho. Después podemos cocinar como anoche.

— Eso me gustaría. — Acepto.

___

Luego de un par de caricias mientras el agua inundaba sus cuerpos, haberse arreglado enteramente, terminando en haber comido, la mente de Regulus volvió a pensar en la criatura que vio en sus sueños.

Sentía que debía buscarla. Siguiendo su curso normal, Regulus se despidió de su novio, tenía que ver a su tío pero primero buscaría a Asmita, ya que él le mencionó ese licántropo lo mejor sería empezando hablando con el.

— Veo que ya llegó el momento. — Empezó con eso, sentando en la plataforma con forma de flor de loto. Regulus notaba como este parecía cansado. ¿Habrá tenido alguna batalla? — Puedo asegurarte que es algo importante para ti, tiene que ver con tu naturaleza, pero lo mejor es que se lo preguntes a tu tío.

Un poco desconcertado por esa respuesta no tuvo mejores opciones que obedecer.  De todas maneras, iba a buscar a su tío.

Tardando un poco más de lo que pensó debido a que, Manigoldo tenía razón en que le iban a molestar las piernas un rato, llegó el templo de sagitario dónde notaba a su tío, cruzados de brazos en la entrada de su templo, vigilando.

— Pequeño... — Fue lo primero que dijo al verlo. Un poco incómodo por todo lo que supo el día anterior de cierta forma, nunca se hizo la idea de que Regulus pudiera enamorarse de otro Santo de Athena. — ¿Cómo te fue anoche? - Empezó con eso. — ¿Ya comiste no?

— Si, ya comí. Y sobre lo otro... Pues... La pasé bien.

— Por tu cara me hago una idea sobre que tanto paso. — Y la vergüenza que inundó a Regulus se lo confirmó. — No te voy a criticar. Aunque supongo que debí hablarte también de ese tema de forma concreta. 

— Ahmmm... No quiero hablar de eso. Aunque si necesito hablar de algo;  Asmita me dije que tú debías saber.

— Te escucho. — Todos los sentidos del Santo de Sagitario se pusieron alertar, incluso su séptimo sentido, logrando que su cosmos se empiece a elevar, cuando Regulus digo eso.

— He estado viendo lo que parece un licántropo blanco, uno muy grande. No entiendo a qué se debe, pero anoche soñé con él acercándose a mi.

El momento había llegado.

— Bueno, eso es un tema un poco complejo y a su vez una larga historia, pero puedo empezar diciendo que no es él, es ella. Esa licántropo que ves en tus sueños se llama Arkhes, es tu madre.

— ¿¡Mi madre!? Espera... Ah... — Ahora tenía mil preguntas. ¿Cómo nunca lo conoció entonces?

— No pienses mal de ella. Hubo muchos factores que impidieron que ella y mi hermano se quedaran juntos. Pero ella es una buena mujer. Ahora, es momento de que la conozcas.

— ¿Me está llamando? — Sísifo asintió. — Me quiere ver... — Esa era la conclusión a la que llegó tras lo que Sísifo le explicó. Eran varias emociones que le dejaba esto. Por un tiempo creyó que solo tenía padre, pero en el sentido que su padre lo tuvo solo, hasta varios años después que se dió cuenta que eso no podía ser posible, aceptando la idea de que había muerto en su nacimiento, como era que muchos la trataban.

Aún con todo eso en mente. Con dudas, preguntas, pero a su vez algo de emoción por la idea. Estaba segura que quería verla.

— ¿Vamos a verla está misma tarde? — Sísifo asintió.

— Le iré a decir al patriarca de muestra salida. Ella estará feliz de verte.

— Quiero verla yo también. Aunque... ¿Sería molestia si...?

Sísifo suspiro. Aceptando lo que sería su derrota en este tema.

— Ok. Dile Manigoldo que iremos.

— ¡Gracias!

Luciérnagas azules.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora