Risa de ángel

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Hace tiempo, sentiste mariposas en el estómago por una persona.
Ahora con éstos colibrís, aquello parece estúpido.

En qué estarías pensando, cría,
los hombres no pegan con tus ojos,
ésas curvas encajan en tus manos,
y para entonces eso ya era una fantasía.

De niña jugabas con muñecas,
nadie sabía que ellas también jugaban,
ni que a ti te gustaba agrupar por sexos,
y eso les despistaba.

Nunca te gustó lo fácil,
ni te dejaste convencer por nadie.
De ideas fijas y poco frágil,
siempre dijiste que serías libre.

Entonces la conociste a ella,
la chica de la escandalosa risa de ángel.
Ya se te perdían los ojos en su boca,
cómo explicarte que te volvería loca.

Y loca la llamaban,
como brujo a un médico medieval,
quién iba a entender a ese corazón desmenuzado,
que si habría la boca, le callaban.

Con una mente tan brillante,
y tan temerosamente atroz,
se ganó tu confianza,
y poco a poco tu corazón.

A ti también te sorprendió,
luego lo comprendiste todo,
tuviste tanto miedo,
y qué rápido se disolvió.

Las fantasías, eran sueños,
y esos tan inusuales sueños,
con la valentía de su seguridad,
pronto se hicieron realidad.

Aquel agosto, el calor se hizo más ameno
con sus fríos dedos enredados en tu pelo,
con la inocencia de las principiantes.
Ya era tu dueña esa boca de ángel.

El orden de mi caos.Where stories live. Discover now