Playlist capítulo 1: "Gasolina"- Daddy Yankee
¿Alguna vez has tenido la sensación de que sobras en la vida de alguien que te importa? No paraba de hacerme esa pregunta una y otra vez, mientras leía el último mensaje de Hugo diciendo que tampoco podría venir a la fiesta de los 21 cumpleaños que celebraba mi amiga Gadea esa misma noche, en el Campus Universitario. Se me volvió a pasar por alto que sus amigos del equipo de rugby, los cuales conocía desde hacía un año, eran más importantes que pasar la última noche libre con su novia antes de empezar las semanas de exámenes. No me faltaron ganas de llamarle para echarle unas cuantas cosas en cara, pero decidí que no iba a perder el tiempo en palabras que seguramente no surtirían ningún efecto en los oídos y conciencia de mi novio.
Hugo y yo llevábamos saliendo tres años y medio y, como en todas las relaciones, los inicios fueron maravillosos. Nos conocimos el día que fui a mi primera fiesta universitaria en el Campus, El Madroño, dado que el equipo de rugby era el anfitrión del evento en el Campus. No era que yo me considerase una chica exuberante y muy echada para delante, puesto que mi metro sesenta y mi inexperiencia en fiestas masivas no me dejaba en buen lugar, pero que el capitán del equipo se fijara en mí, había sido uno de los mayores logros de mi vida, todo había que decirlo. Desde entonces, Hugo y yo hemos tenido una relación "normal". Los lunes le acompañaba a los entrenamientos, los jueves íbamos al cine mientras nos dábamos un atracón de palomitas y coca-cola, luego se quedaba a dormir a hurtadillas en mi habitación compartida del Campus, y algunos fines de semana me acompañaba a visitar a mis padres. El resto de días lo dejábamos libre para que cada uno hiciese lo que quisiese, cosa que me parece fundamental en una relación. A cambio, solíamos enviarnos mensajes o llamarnos para mantener el contacto.
Yo nunca había tenido novio antes, solo me había dado un beso con un chico de cuarto de la ESO en el cumpleaños de una vecina de mis abuelos, así que eso no contaba en el listado de novios. Por ese motivo, cumplir años de noviazgo con Hugo me parecía algo tan inaudito como ver una estrella fugaz. Pero, aunque se esforzase por llevar nuestra relación hasta el punto más romántico que había conocido en mi vida, lo cierto era que últimamente lo único que sabía de Hugo era que tenía que emplearse más a fondo en el equipo si querían llegar a la final y que los jueves seguiría viniendo a dormir a mi habitación. El resto de los días me llevaba unas cuantas negativas si le proponía hacer algún plan, así que llevaba sin verle cinco días desde que nos cruzamos en la cafetería del campus mientras desayunaba con mis amigos, Gadea y Omar, antes de ir a clase.
Lejos de perder el tiempo y ponerme histérica, decidí emplear el poco rato que tenía libre antes de que Omar viniera a por mí para irnos a la fiesta de Gadea. Tiré el móvil sobre el nórdico y empecé a sacar posibles conjuntos de ropa del armario y a llenar la habitación de diversas prendas. Aproveché que Eva, mi rara y solitaria compañera de habitación, no estaba para probarme todos los conjuntos sin prisa. Realmente no tenía nada en contra de esa chica, pero casi siempre que intentaba dirigirle la palabra hacía que no me escuchaba y se quedaba embobada, con los cascos puestos, en lo que fuera que se pusiera diariamente en el portátil. Llevaba ya cinco conjuntos probados hasta que oí los nudillos de Omar golpeando mi puerta.
-¿Todavía estás así? Siempre me haces lo mismo. Chica, si con cualquier cosa que te pongas estás monísima -me dijo mientras cogía un vestido del suelo-. Como no te des prisa, Gadea va a soplar las velas sin nosotros y hasta le va a dar tiempo a beberse dos copas como mínimo.
El olor exagerado que dejó su perfume en mi habitación me llevó a pensar que probablemente habría estado toda la tarde arreglándose. Omar era mi mejor amigo, dado que nunca había tenido uno antes de la universidad. Conocía a algunos chicos en Santander, el lugar donde me crié con mis padres, pero ninguno había llegado al nivel de confianza que tenía con Omar. Le conocí el primer día de clase, mientras nuestra tutora nos daba el típico discurso de inicio de curso y nos preguntaba a todos por qué queríamos estudiar Fotografía. Omar y yo fuimos de los pocos en responder. A la salida de clase, me interceptó en los pasillos y fuimos a la cafetería para conocernos mejor. Nos decantamos por la oferta de donuts de chocolate y café o tostada de tomate y zumo de naranja. Cuando Omar eligió el donuts, supe que nuestra amistad iba a ser para siempre.

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"A una luna de distancia"
RomanceSipnosis: ¿Y si lo que creías correcto en tu vida se desmorona de un día para otro? Luna es la futura heredera de una de las empresas más importantes del país. Estudia fotografía, su novio Hugo es el capitán del equipo de rugby y, hasta entonces, to...