Cap 15: " polvo pica pica" parte 2

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Taylor

Sentía una comezón del carajos. Todo mi cuerpo estaba hinchado y rojo, casi que ni podía dejar de rascarme.

Salí del salón con ayuda de la maestra de la hora junto con mi cosas, pues era de esperarse que no estaría en el resto de la jornada.

Podía sentir la mirada de todos sobre mi, aún así, lo que más podía percibir era la risita medio burlona de Harvey.

Sabía que fue él quien hizo tal cosa, me hubiera faltado malicia si no pensara en el hecho de que él fue la única persona con la que he tenido conflictos últimamente.

—Aplícate esto. Es una pomada que aliviará la comezón. —dijo la hermosa enfermera de cabello color caoba-Y evita este tipo de bromas la próxima vez, puede ser peligroso. Más si eres una persona alérgica.

Solo una persona infantil puede hacer este tipo de cosas.

Había lidiado con las alegrías desde que tengo uso de razón. Mi madre tenía mucho cuidado con lo que comía o los ambiente con los que interactuaba porque el que un bicho me pícara podría sentenciar mi muerte.

—Está bien. Gracias. — asentí levantándome de la camilla para irme.

Salí de enfermería y me fui en mi moto deportiva . Mis padres no vendrían hasta el día de su cumpleaños así que pasaría unos días en la casa de los suyos.

Como no vivía muy lejos de la escuela, no demoré mucho en llegar. Me bajé de la moto y acomode mi bolso para sacar las llaves de la casa y abrir la puerta de la reja. Luego, abrí la reja, metí la moto dentro de su casa y me introduje dentro de ella.

Había llegado temprano a la casa así que estaba vacía y que opté por subir a la habitación del hermano de Eva para dejar mi bolso en el piso, descambiarme y darme una ducha.

Dejé mi celular en la cama y me metí al baño.

Tres horas después...

Las gotas de agua caían desde mi cabeza hasta mi abdomen, tomé mi celular y miré la hora. Faltaba media hora para que fueran las doce del medio día.

Me puse mi conjunto deportivo y bajé rumbo a la cocina para calentarme el almuerzo, pues la mamá de Eva hacía el lunch para todos. Sin excepciones.

Configuré el microondas y en tanto que la comida se calentaba decidí llamar a Eva para saber cómo estaba porque estaba seguro que habría de estar preocupada.

—Señorita.

—Galgo, ¿Cómo estás? — expresó con un tono de preocupación en su voz.

—No es para tanto. Estoy bien. Soy alérgico a todo desde niño

—Lo siento, seré más cuidadosa.

—No fue tu culpa, sé quién fue y por qué lo hizo. -respondí- ¿Ya almorzaste?- le pregunté para cambiar de tema.

-De hecho, estaba por hacerlo justo cuando llamaste.-y ¿Tú?

-En este momento estoy sirviendome el arroz de cerdo que hizo tu mamá.

-Almorcemos juntos. -propuso alegre.

-¿Cómo se supone que hagamos eso cuando yo estoy aquí y tú allá?

-¿Para qué existen las videollamada tontito? -Claro. Si es que quieres.

-Si viene de tí, lo quiero todo. Eso lo sabes.

-Entonces abre cámara.

Quité mi celular del oido y acepté la videollamada para luego sentarme en la mesa a comer.

182 DÍAS :  Las cenizas del fuego que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora