Cap 21 " La niña de la tienda"

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Harvey
Mientras caminaba de regreso a casa me preguntaba cómo seguía Eva después de lo que le ocurrió en la escuela . Creo que con lo que le dí, su tobillo estaría en condiciones mucho mejores en unas cuantas semanas.

Al menos, cruzaba los dedos para que así fuera.

El recorrido no fue algo aburrido como de costumbre, pues la puesta de sol me dió una panorámica indudablemente hermosa ; lo que me animó a detenerme unos segundos y sacar mi celular para tomarle una foto.

Entre mis planes estaba mantenerla en la galería, en el álbum " cielo". Sin embargo, el recuerdo fugaz de la sonrisa de Eva se apoderó de mis pensamientos haciendo que le enviará un mensaje.

Mensaje

Yo
No hagas preguntas, solo ví esto de regreso a casa y me acordé de ti.
Salvaje
Es muy bonito, me gusta.
Yo
¿ Cómo estás ?
Salvaje
Bien, las plantas que me diste me han aliviado un poco. ¿ Tú estás bien? Recibiste muchos golpes por mi culpa.

Recordé entonces, que ahora no solo tenía dolor en mi hombro, si no también en el cuello. Aún así, yo no era el centro de conversación.
Yo
¿Qué esperas chica salvaje de alguien que tomó emulsión de Scott cuando era pequeño? ¿ No conoces el lema? " Sano y fuerte crecerás".
Salvaje
Idiota.
Yo
Mis huesos son resistentes y mi cuerpo también.
Salvaje
Los de Taylor si lo son, tú eres alto y flaco JAJAJA.

Su respuesta fue como el punto de ebullición para que me sintiera de cierta forma, celoso.

Yo
¿No es así como te gustan? Altos, flacos y de manos largas. Soy tú tipo.
Salvaje
Ya quisieras, ni siquiera eres mi tipo. A mí no me gustan los chicos como tú qué se creen más que otros por el hecho de ser irresistiblemente atractivos.

Ahí estaba lo que quería que dijera exactamente.

Yo
Entonces admites, que sí lo soy.

Salvaje
Claro que no.
Yo
Aunque lo niegues, te mueres por mi.
Salvaje
Ay por favor!

Apagué el celular al tiempo que una sonrisa de medio lado se dibujó en mi rostro ante su respuesta. Aún así, la dejé en visto porque empezaba a oscurecer.

Recordé que mi papá me había pedido que después de salir de la escuela comprara algunas cosas que hacían falta para la cena, así que cambié el rumbo de mi dirección y me acerque a la tienda más cercana que había.

El letrero de " Open" indicaba que la tienda aún estaba abierta así que entré. El aroma a sándalo de una varita de incienso y el asombro de una chica rubia de unos quince años más o menos, me atendieron.

- Cinco quinientos, en total. - expresó la rubia con voz dulce - El yogurt es gratis, la tienda invita.

Iba a protestar la razón pero el cuchicheo infantil que venía detrás de la chica hizo que fijara mi atención en una niña con coletas.

- Es muy lindo- susurró colocándose detrás de ella, como si estuviera escondiéndose de mi - Ella siempre habla de ti pero es una penosa- expresó saliendo al fin.
- Basta tin, no es gracioso - sugirió la chica apenada.

Sonreí.

-¿Quién te gusta? - preguntó con voz traviesa y con sus par luceros destellando luz.- Es que eres muy bonito. - agregó en tono bajo con la mirada al piso, sonrojada y con las manos en su regazo.

En ese momento, la sonrisa de mi chica salvaje invadió mi mente.

- Me gusta un chica que tiene la mala costumbre de llamarme por mi apellido - respondí con una sonrisa mientras le desordenada el cabello- Eres muy pequeña para pensar en chicos.

Definitivamente los niños de hoy en día, son mucho más astutos. A la edad de la niña, yo me comía los mocos y las uñas de los pies.

- Es una lastima. - resopló resignada cruzando los brazos y haciendo puchero-Todos los chicos bonitos parecen estar ocupados.

Esa actitud era tan parecida a la de geline cuando intentaba negarme algo o cuando le llevaba la contraria que me fue inevitable volver a sonreír por la misma razón.

-Hay muchos chicos más hermosos que yo, pequeña- expresé mirandola con cierta ternura - Y estoy seguro que estarán esperando a una chica así de linda como tú.

-¿ Creés que soy linda? -cuestionó con cierto grado de entusiasmo en el tono de su voz.
- ¡Tin!- gruñó la chica.
-Si.- contesté burlón - sólo es una niña- dije mirando a la rubia con cierto grado de inocencia.

-Esa chica es muy afortunada.- afirmó la niña.

-Los únicos afortunados de tener los sentimientos puros y la belleza sublime de chicas como ella y como tú, somos nosostros los hombres. -dije -Así que nunca esperes menos de ninguno.

Dicho esto salí de la tienda y me dirigí a casa. Ya había oscurecido lo suficientemente como para estar vagando por ahí expuesto a que me limpien mi billetera y hasta mi alma.

Debido a que caminé muy apresuradamente, llegué antes de las 7:00 pm a casa. Un hombre que comía pastas con salsa de queso mientras sostenía una copa de champán se se levantó algo quejumbroso para recibirme.

Aquel escenario parecía ser un pintura tétrica de recuerdos nostálgicos. Y el hombre de la pintura, era mi padre.

- ¿Qué tal la escuela‽- expresó con un fingido entusiasmo- ¿Te ha ido bien?

Mi padre mayormente no estaba en casa, por lo que su atención para conmigo la sentía extraña. Eso no quiere decir que no era un buen padre. Aveces pasa que a medida que creces empiezas a alejarte de ellos por razones un poco cuestionables.

Yo no me había alejado de mi papá porque yo quise, a raiz del divorcio me aislé completamente tanto de mi padre como de mi madre. Y a pesar que los actos de aquella mujer no se justifican, no estaba a favor de ninguno de los dos.

Era neutral en mi afecto hacía ellos, aunque reconozco que siempre quise más a papa que a esa mujer.

- ¿ Te encuentras bien? - pregunté dejando las compras en la mesa y la mochila a un lado - Me ha ido muy bueno, de hecho no tenemos clases por varios meses.
- ¿ Qué has hecho ahora? - respondió sobresaltado.
- Justicia.- justifique. - colectiva - terminé de decir pasando mi dedo índice por la nariz.

-Pronto es tu cumpleaños.

Odiaba mi cumpleaños.

- Cierto, es un hecho maravilloso. - Suspiré rodando los ojos - ¡ Qué emoción!- dije con ironía mientras aplaudía con las manos. - No me emociona, en realidad lo detesto - puntualice.

- Lamento que a raíz de lo que pasó y las cosas que he te he causado a tu salud emocional a causa de mi proceder con tu madre , con el trabajo y conmigo te llevaran a esta instancia, harvey.

- No importa, igual solo es un día más papá- Tampoco es tú culpa.

Y era cierto, no era suya.

Mi madre fue la que lo engaño, no él.

Papá se acercó y me dió un abrazo, pero en el mismo momento en el que me dolió solté un quejido. Mi padre se quedó extrañado, pues lo tome de los hombros apartando mi cuerpo del suyo de forma brusca y me subí a la habitación.

Coloqué seguro a la puerta y me coloque en frente del espejo.

Tenía tres hematomas en la parte baja de mi espalda dispersos en varias direcciones, dos en el hombre derecho, uno arriba y otro abajo, y uno en las costillas. Intenté tocarlos, pero el dolor era insoportable.

Ya empezaba a salir la sudoración fría, la fiebre, los labios resecos y los dolores en mi cuerpo. Me acosté en la cama y me tape con la sábana porque tenía frío.

El aire no estaba prendido.

Pero yo estaba bien, yo no importaba. Ella y su mirada eran lo único que estaba en mi mente una y otra vez cuando cerraba los ojos.

Creo que sí de miradas se tratase, la suya sería como la obra " La noche estrellada" de Van Gogh

182 DÍAS :  Las cenizas del fuego que fuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora