C⁵¹. La madre del año

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Emma:

Inhaló, exhaló y suspiro. Tres pasos pequeños para mirarla a la cara y no perder la poca paciencia.

—Lo lamento, no ha sido mi intención decirlo solo fue... Impulsó.

Por lo menos en eso no me quedaba duda de que si era mi madre, aunque a veces (la mayoría) si me permitía ser sincera, deseaba que no fuera así.

—¿Quieres arruinar nuestro plan Nela?—porque el término madre empezaba a molestarme de vez en cuando, por ejemplo, este momento, o los momentos donde no tenía la suficiente cabeza como para pensar siquiera en mi.

—No hija, yo solo...—guardo silencio y la entendí.

—Esta bien—no quise ser la mala de la historia, aún cuando no parecía tan mala idea—necesito que quites total duda de la cabeza de Natal, él por ningún motivo, escucha bien, debe saber que los gemelos son de Biel.

—Ok—no dijo y no deje que dijera más y se marchó, entonces ahí volví a los mismos tres pasos anteriores y lo mire a él con una mano en la cintura y dos metros de distancia.

—¿Enserio?

—¿Que? Quiere ser la madre que nunca fue, solo le doy la oportunidad que siempre me pediste darle.

—Y no me opongo Biel pero ¿Ahora? Llevamos más de cinco años planeando esto, y... Está cometiendo error tras error. Parece que lo hace a propósito.

—No lo hace a propósito Emma —viene hacia mi y jala mi cuerpo para juntarlo al suyo y abrazar mi cintura con sus manos.

—¿Y tú cómo sabes?—noe convence esa tierna cara o ese momento de maternidad inventada—ella nunca fue así y lo sé, se que a vivido cosas horribles para protegernos, pero debió protegernos sobre sus brazos, no alejarnos de ellos.

—Entiendo lo que sientes querida, pero es nuestra madre nos guste o no, solo hay que darle está oportunidad. Dejemos que sea la madre del año, si algo sale mal yo voy a remediarlo ¿Ok?

Ruedo los ojos y no lo miro, Biel pone su mano sobre mi barbilla y me obliga a poner mis ojos sobre los suyos.

—¿Te he dicho lo hermosa que te ves enojada?—y tontamente me hace sonreír.

—¿Te he dicho lo cabezota e ingenuo que te has vuelto?—me burló.

—Es la vida de casado, ya sabes, las esposas nos cambian de maneras drásticas y peligrosas.

—Idiota—voy a besarlo cuando dos toques en la puerta y una voz detrás de ella me hacen callarlo de inmediato.

—¿Estás ahí Emma?—es Natal.

—Eh si, ya voy.

—Ya vamos a partir el pastel y Dagan llora porque no te encuentra—miro a Biel.

—En un momento salgo.

Ya no escucho siquiera su respiración y es ahí cuando bajo mi mano.

—Ve con ellos, yo debo ir con Slade y Cleo—se endereza bien y toma mi frente para dejar un beso.

—Quisiera no tener que hacer esto para poder amarnos libremente—susurro.

—Shh, seremos libres Emma. Cuando eso suceda, prometo que nunca volveremos a ocultar nos del mundo, mucho menos de nuestros hijos.

—¿Emma?—otra vez esa maldita voz que me tortura día y noche.

—Te juro que ya no puedo aguantar más—trato de dejar escapar un poco mi dolor y sollozar sobre su pecho pero él no me lo permite.

—Limpia esas lágrimas cariño, que un día le voy a escupir en su cara al puto mundo por condenarnos a esperar libertad que no deberíamos reclamar con nuestra propia mano, porque nos pertenece y siempre lo hará. Por ahora solo mueve ese precioso culo y ve a partir el pastel de nuestros pequeños, no les hagas esperar a su madre.

Deja un beso en mis nudillos y desaparece de la habitación para darme un poco de valor y salir a mostrar una sonrisa en el rostro, fingir que soy feliz con mi "esposo", que no odio lo suficiente a mi madre y que no anhelo con el alma que mis hijos sepan que su padre está vivo y los ve de lejos, porque de cerca aún no está permitido.

Supongo que debo esperar un momento más, y el tan esperado movimiento de la madre del año.

Fragmentos De Un Amor Incomprendido [LIBERTAD Y CONDENA] © +18 TERMINADAWhere stories live. Discover now