CAPÍTULO 2

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El lago

Carl

Estaciono el auto unos metros antes de llegar a la orilla del lago. En cuanto los motores dejan de vibrar bajo nuestros asientos, ella me mira sin entender qué estamos haciendo frente a un lugar oculto entre el bosque de aguas azuladas que parecen brillar gracias al cielo abierto. Despego las llaves en respuesta de que este es nuestro destinado por ahora, no hace falta ni si quiera emplear palabras para que lo entienda.

Es mejor de lo que Enid me lo descubrió.

Jennette sale del carro sin poder aguantar más la emoción, corre a la orilla mirando más allá de los primeros metros adelante deja caer los hombros en relajación disfrutando de la naturaleza que nos rodea, debido a que ha dejado la puerta abierta, eso me permite verla bien desde el asiento del piloto. Mi mirada cae en el agua donde se reflejan algunas nubes tenues en movimientos lentos.

Debes decirle. Es lo único que pasa por mi mente, después las palabras de Michonne de esta mañana enjaulan el pensamiento agresivo. No sé qué hacer para ser sincero.

Decido salir del auto de una vez por todas aguantando una gran cantidad de aire en mis pulmones. Cierro la puerta examinando mis alrededores procurando que todo sea seguro; Árboles frondosos se encuentran a la distancia, rocas de campo de diferentes tamaños a mi derecha y del otro lado del lago sigue el mar verde de troncos de distintos tipos. Es un lugar como cualquier otro, dicho de otra manera, un lugar que le pertenece al mundo de antes, que estuvo oculto todo este tiempo.
   
—Es un lugar genial— opina respirando tan profundo por la nariz el aire fresco, porque sí, curiosamente es diferente a lo que estamos acostumbrados a oler.

No se destaca el olor a muerto y mucho menos a sangre. Normalmente son los primeros olores que nuestras narices atrapan cuando ya estamos más alejados de Alexandria, esta vez es diferente. En eso tiene razón, es un lugar genial.

Apago la mirada intentando estar en su lugar, intento disfrutar del aire puro y los colores brillantes de la naturaleza que se reflejan en la cristalina de un azul verde. En contra de mi propósito, mi cabeza se ladea por sí sola retomando la guardia de mis alrededores con la esperanza de que ningún caminante aparezca por arte de magia. Mis oídos no se quedan atrás, tratan de ignorar el sonido de las aves cercanas para centrarse en un posible acercamiento de cualquier amenaza.

Pellizco el puente de mi nariz dejando salir el aire por la boca.

Es difícil concentrarme a disfrutar cuando también tengo que vigilar. Doy chance para que ella se despeje de lo que significa estar en Alexandria y el campamento por semanas consecutivas llenas de tantas tareas. Solo quiero que se olvide de todo y disfrute de los pocos días libres que tenemos.

Me acerco a la orilla apenas viendo a los peces huir cuando Jennette menea la mano dentro del agua rápidamente. Alza la manga de su playera. Alza la mirada cruzando con la mía acompañada de una sonrisa demasiado angelical.

—Está fresca.

—No pienso meterme— aclaro con las manos alzadas retrocediendo un paso.

Se pone de pie arrugando el entrecejo por los rayos del sol. Seca su mano en el pantalón.

—¡Pues yo sí!

Pasa por mi lado para ir al auto, aprovecho en sonreír a su rebeldía cuando ya no la tengo a la vista. Giro sobre mis talones viéndola abrir la cajuela, en cuanto se levanta la playera le doy la espalda como rayo concentrado en lo que se encuentra del otro lado del lago. Nada peligroso todavía.

—No creo que sea una buena idea— le comento viendo mis botines mover la tierra.

Puedo escuchar sus pasos atrás acercarse corriendo y antes de dar media vuelta ella pasa por mi lado empujando mi brazo para que me anime. Tiene una playera de tirantes color blanca que apenas le cubre la ropa interior de abajo. Rasco mi sien ladeando por segunda vez la cabeza siendo incapaz de verla a la cara por ahora, sino a los alrededores.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐑𝐄𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄• || CARL GRIMES || [TWD]                             Donde viven las historias. Descúbrelo ahora