Él no debía morir ese día.
Ahora tiene una segunda oportunidad para cumplir su propósito, siempre y cuando cumpliera con una condición.
Poco sabía de las consecuencias que traería su decisión.
➪ Mission: Libro 2.
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• Heterosexua...
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—No debiste aparecer aquí, ¿lo sabes, verdad? —dijo una chica vestida con uniforme escolar, intimidando a otra. Batió su cabello largo color azul claro antes de dar unos pasos hacia delante. La otra chica comenzó a retroceder torpemente y poco a poco se fue encogiendo—. No tienes conciencia.
La intimidada retrocedió hasta que su espalda chocó contra una puerta, la de cabello azul la había acorralado. A pesar de que tuviera miedo y que no dijera nada para defenderse, no dejaba de mirarla intensamente a los ojos.
—Eres peligrosa, si tuvieras conciencia no andarías por aquí —expresó la chica de cabello azul con desagrado—. Más bien, ¿cómo puedes seguir con vida sabiendo que tu existencia solo les trae desgracias a las personas?
Después de mirar a ambos lados para asegurarse que no venía nadie, pateó a la chica en la pierna, logrando que se arrodillara del dolor, abrió la puerta que había tras ella y la empujó para encerrarla allí antes de irse por el pasillo, sonriendo mientras escuchaba los golpes en la puerta que dejaba atrás.
(...)
Desperté de golpe, casi sintiendo el dolor en la pierna como si hubiera sido yo el intimidado. No conocía a las personas con las que soñé, pero igual se sintió como una horrible pesadilla.
Sacudí mis hombros, intentando deshacerme del mal presentimiento mientras un nuevo escalofrío recorría mi espalda. Sin embargo, algo aún más preocupante inundó mis pensamientos; No sabía donde estaba, ni mucho menos por qué había despertado allí. Y por si fuera poco no recordar cómo me había quedado dormido en una parada de autobús desolada, no podía recordar absolutamente nada.
Mi mente estaba en blanco, y mientras más me esforzaba en recordar más me angustiaba. Mi respiración se aceleró y mi vista se nubló.
¿Cuál es mi nombre?
¿Dónde vivo?
¿Cuántos años tengo?
¿A quién soy cercano?
En vez de respuestas, solo aparecían más preguntas.
Llevé mis manos hasta mis cabellos y comencé a jalarlos. Comencé a sudar frío y mis ojos se inundaron de lágrimas.
De repente un recuerdo vino a mi mente.
El hospital; Un supuesto accidente; Una chica; La camilla. En ese entonces tampoco podía recordar nada, pero estar con ella por alguna razón me traía más calma. Todo mi cuerpo se sintió aliviado nada más con la existencia de ese confuso recuerdo que vino a mi como una presentación de imágenes.
Un poco más calmado, miré a mi alrededor y noté que estaba en la parada de autobús justo al frente del hospital. Eso significaba que apenas salí de aquella habitación de emergencias vine hasta acá y me quedé dormido antes de llegar más lejos.
