27.- Anécdotas personales

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—¿Qué le pasa a Kurapika? yo sólo estaba bromeando. —Después de ser castigada durante horas el día anterior, debías llevar ropa que cubriera la mayor parte de tu cuerpo, por suerte hacía frío, lo que ayudaba a disimular con una bufanda la siniestra cantidad de marcas que te hizo en el cuello y otras partes de la piel— El tiempo se va muy rápido, ya pasaron 7 meses desde que lo conocí y mi vida cambió sin que lo notara. —te decías en mente, caminando por los pasillos del campus, cargando un gran trabajo impreso en tus manos. —Y ahora tengo que volver a esta cárcel...

Si bien no te entusiasmaba la idea de volver a la universidad, le tenías fé al proyecto que realizaste, dejándolo en la oficina correspondiente para su revisión. Te dijeron que volvieras cuando te llamaran y que siguieras preparándote para tus exámenes.

Al salir del campus, te dirigiste a la torre hunter sin darte cuenta de que tu trayectoria había sido espiada por personas sospechosas.

—¿Es ella? —preguntó un hombre enmascarado a su compañero desde el interior de un auto negro de vidrios polarizados.

—Sí, es la misma que aparecía con el Kurta en la presentación —afirmó el otro espía, refiriéndose al día que Kurapika organizó el examen de inteligencia, con el cuál, por desgracia, despertó el interés de diversas organizaciones, entre ellas, grupos criminales.

—¿Será su esposa o una novia? está buena.

—No lo sabemos, ¿pero a quién le importa? cuando atrapemos al zodiaco, estará soltera de nuevo.

—Es una chica común pero al saber que es pareja de ese sujeto me dan ganas de comerla en frente suyo.

—Guarda tus dientes. De ser así, el valor de su cuerpo en el mercado negro podría ser muy alto, apuesto a que muchos piensan como tú, torturar, violar e interrogar a la zorrita que se acuesta con él, la cantidad de bandidos que buscan venganza contra el usuario de la lista negra es inconmensurable.

—El interior de la torre es fácil de burlar, sólo nos falta averiguar en qué departamento viven y le avisamos al jefe para traer refuerzos.

—Esa rata nunca debió mostrarse en público.

Para cuando volviste a casa, la sirvienta ya había terminado de limpiar el desastre que dejaron ustedes por todas partes. Ni siquiera podías mirarla a los ojos después de que tuviera que cambiar las sábanas de ambas camas, recoger varios preservativos y desinfectar mesas, sala, comedor, baño, etc.

Por suerte, aunque tenía una mirada juzgadora no dijo nada, era su trabajo, se despidió de tí y dejó dos almuerzos preparados en el comedor.

Kurapika llegó unos minutos después y comieron juntos, charlando como si nada hubiese pasado el día anterior.

—No has ido a ver a tus padres. —comentó Kurapika después de comer. —¿Cuándo los llamaste?

—Hace más de una semana, pero les envíe dinero y un mensaje de voz, aunque mamá sólo respondió con un "ok". Y papá me reenvía fotos de buenos días a diario.

—No creo que eso sea precisamente un buen tipo de comunicación.

—Mamá sabe dónde está la torre y le dijiste el número del departamento, si quiere verme podría venir y listo.

—Si tú lo dices. —se resignó el rubio cambiando de tema— déjame ver esas marcas.

—¿Porqué no las borraste con tus cadenas? —te quejaste.

—Las dejaré ahí para que recuerdes porqué te las ganaste. —contestó dándote un beso en la mejilla —Sólo quería revisar que no te generen dolor o un problema de salud. Se borrarán en unos días.

—Fuíste malvado, si no me hubieras curado estaría en silla de ruedas como en las películas, yo estaba bromeando ayer, Jade hablaba así cada vez que mamá me llamaba por teléfono.

—Me recuerda a alguien que conozco, es otro de mis amigos, se llama Killua, suele mandarme enlaces con asuntos urgentes y cuando los abro se trata de fragmentos de videos para adultos, imágenes indecentes y audios de gente gimiendo, nunca se cansa, deberíamos presentarlos.

—No sabía que tenías otro amigo además de Leorio, siempre pareces tan... es decir, como un lobo solitario.

—Hay muy pocas personas a las que puedo considerar amigos, los mejores que tengo son Leorio, Killua y un chico llamado Gon, pero... a él no lo he visto hace años, dudo que quiera verme.

—¿Porqué? ¿pasó algo entre ustedes?

—Él... estuvo al borde de la muerte, en un estado grave de salud por exceder su nen, no me enteré de esto hasta mucho después, pude haber estado ahí pero ignoré todas las llamadas de Leorio, pensando que no eran importantes y que incluso si lo fueran, no contestaría. En ese entonces, casi pierdo todo, a mis amigos, mis convicciones, a mí mismo. Luego me embarqué en un viaje al continente oscuro con la intención de vengar a mi clan, logré hacerlo, pero no estaría aquí de no ser por Leorio, me salvó la vida cuándo estuve dispuesto a perderlo todo y yo fuí un imbécil con él. Desde entonces me juré a mí mismo que no volvería a ignorar una llamada, no importa quien sea o cuándo.

—Dios mío, yo creía que contestabas siempre por tu obsesión al trabajo. Eres una persona increíble y fuerte.

—Si se trata de mis amigos o de alguien a quien aprecio, no puedo negarme a nada, no soportaría perder a nadie más.

—¿Qué pasó con tu amigo Gon?

—Killua lo salvó con ayuda de su hermana, fué como un milagro, ahora está completamente sano, pero perdió su nen, actualmente estudia y vive en isla ballena con su tía, como un chico normal. Sin embargo, no hemos hablado desde entonces.

—¿Cómo sabes que él no quiere hablar contigo si no lo has visto?

—Porque no me atrevo a mirarlo a los ojos después de todo lo que pasó, además, Killua dice que la tía de Gon le confiscó el celular como castigo porque no ponía atención en clases por divagar en su imaginación, como una bella mujer que conozco.

—Oye, si tú eres culpable de eso también, no prestaba atención porque no dejaba de pensar en tí.

—Al final se cumplieron tus fantasías, ¿no es así?

—No todas.

—Me apena oír eso, ¿hay algo que podamos hacer para arreglarlo?

—Cuando llegué aquí, me imaginaba haciéndolo contigo mientras usaba uno de esos "uniformes" que hacías a mi medida. —confesaste con timidez—Por cierto, ¿qué hiciste con toda esa ropa?

—Estás de suerte, la mantengo guardada y limpia en un armario. Pensaba donarla a un casino o dársela al equipo de infiltración, algunas chicas de la asociación suelen disfrazarse para misiones de espionaje.

—¿Tú has tenido que hacer algo así antes?

Ante la pregunta, Kurapika tuvo recuerdos vergonzosos de "Vietnam" (York New) con aquél disfraz de recepcionista que usó para capturar al líder de la araña años atrás, en especial un momento en el que tuvo que cambiarse de ropa frente a él porque no podía desencadenarlo para hacerlo, fué lo más incómodo que pudo vivir. Algo que juró jamás contarle a nadie.

Pero igual te lo terminó contando.

—¡¿Te vió desnudo?! —imaginaste toda la situación con una risa pervertida para ponerlo más nervioso.

—No podía dejar de vigilarlo, por lo que mientras me bañaba manteníamos contacto visual en todo momento, ¡era por seguridad, pero fué una ducha muy rápida! —aclaró cruzándose de brazos y desviando su bochornosa mirada.

—¿Te bañaste completamente desnudo frente a tu mayor enemigo mientras lo mirabas a los ojos? Con razón Leorio pensaba que eras homosexual.

—Él nunca supo de eso, pero puede que haya sospechado cuando le dije que me esperara y regresé con otra ropa y el cabello húmedo.

—Tengo un novio trapito. —seguiste riéndote, las anécdotas de Kurapika eran más divertidas de lo que pensabas. —¿No quieres disfrazarte conmigo?

—Juega con tu suerte de nuevo y mañana esas marcas serán el menor de tus problemas.

—Sí, sí, ya me callo...

Tentación pagada [+18] [Completa]Where stories live. Discover now