Fútbol Girl, ¿lo han escuchado antes?
Mack Moretti viene siendo una chica como cualquier otra, pero su ambición y determinación les dice que ella está destinada a jugar su deporte favorito con su hermano; A el fútbol, y con Gabo Moretti.
Le ponen...
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Se me había olvidado la chaqueta (buzo) de los Halcones en el vestuario. Me puse en marcha y las puertas rojas de la entrada estaban cerradas. Era un poco extraño ya que estaba así solo en horario nocturno o sino Florencio limpiaba el lugar.
Pude escuchar mejor algunas voces que provenían del vestuario al pegar la oreja a la puerta.
Sino escuchaba mal eran los ex-Halcones Plateados hablando del Mundial o algo sobre Joaco Sports, el canal de Joaquín.
Abrí las puertas y los chicos de cuarto de mirar entre si, esperando a que alguien hablara, supongo.
—Perdón. Vengo a buscar algo y me voy. —Me adelante a mi casilla pero una mano se posó en mi brazo.
Ya había sentido esa sensación rara antes y al instante me separé, tratando de no mostrarme como si eso me hubiera afectado.
—Hablabamos de tu hermano, Moretti —espetó el chico Matías.
—Matías —dijo entre dientes su capitán. Como si con la mirada estuviera advirtiéndole algo.
Los demás solo estaban como espectadores, hasta Manuel. Un chico rubio que intercambie algunas palabras con el por un malentendido que habíamos tenido con Martín Mejía.
—Traidora.
Esa palabra me dejó desconcertada.
Fruncí el ceño en dos segundos y me centré en la versión egocéntrica de mi medio hermano mayor.
—¿Cómo me llamaste?
—Traidora. Eso es lo que eres —siguió espetando contra mi, acercándose más. No me moví ni dos centímetros.
—Ya está. Basta, Matías —advirtió Tristán, pero yo quería responderle.
—Que yo sepa son ustedes los que hablaban de mis amigos a sus espaldas. La traidora no soy yo, cariño. ¿No estábamos en el mismo equipo?
—¿Ah, sí? —asentí—. ¿Y lo que hiciste el año pasado, qué fue?
—No te metas dónde no te llaman, Matías...
—La que llegó a los vestuarios fuiste tú solita.
Me acerqué más pero creo que me había excedido un poco.
Arturo me tomó del hombro y me alejó un poco de Matías.
—Mack tiene razón. Estamos en el mismo equipo.
—Arturo, hace dos minutos hablabas de que teníamos que cuidarnos nosotros porque Vitto iba a cuidarlos...
Fruncí el ceño. El Arturo que conocia no diría eso. —Se lo que dije, pero no creo que es momento...
—El tema no es de tu incumbencia, Matías. Si vuelves a repetir lo que hice...
—¿Qué? ¿Que vas a hacer? No vas a ir al Mundial. Solo van 14. Y espero que seas la número 20.
