27. Mafia

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Japón era un país peligroso

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Japón era un país peligroso. La policía de Japón siempre estaba ocupada con el tema de las mafias, ya que algunas tenían armas o incluso más hombres que estos, eso sin contar con que algunos corruptos fueron comprados por los más poderosos, haciéndolos casi intocables. Sin embargo, los policías también tenían una pequeña arma que utilizaban si las cosas que ponían feas.
Esa arma tenía nombre y apellido. Un nombre y un apellido bastante intimidante si le preguntaban al peliverde.
Bakugo Katsuki. El Espía y policía número uno, contaba con todas las capacidades y posibilidades de siempre ganar contra algún mafioso. Deku admiraba esta parte del cenizo. Un alfa fuerte de gran manada, que no dejaba ser intimidado, que siempre tenía un as bajo la manga. Tenía ese aire de grandeza y misterio que hacía que cualquier alfa, beta u omega casi mojara sus pantalones con su presencia. Simplemente era fantástico a los ojos del beta.

«Presta atención, debes entrar por la puerta derecha, ahí encontrarás un pasillo extenso que te llevará a una segunda sala»

Escuchó Deku en su oreja derecha. ¡Cierto! No tenía que pensar en la suerte que le tocó al trabajar con el equipo de Bakugo. Estaba en una misión de alto riesgo, el asesinato de Todoroki Shoto, alías Rogue. Jefe de la mafia que había estado actuando sospechosamente desde hace varios años atrás, contrabando, asesinatos, apuestas, tratos ilegales y demás, eran lo que se encontraba en los antecedentes penales de él. Era de temer lo lejos que llegaba aquél mounstro sin razones validas.
Pero ahora estaba ahí, con la información que se recolectó en varios años y la ayuda de Katsuki el fin de uno de los reyes de la mafia sería esta noche. El ojiesmeralda estaba emocionado por ser él quien llevará acabo el plan sin fallas, solamente debía seguir en silencio, encontrarlo y terminar con el miedo e injusta.

—El patrón tenía razón. Había una rata en el pasillo.

Escuchó. Muy cerca suyo. Lo siguiente que vio, no supo si fue una mano tapando sus ojos, o talvez un sacó, pero su conciencia lo había abandonado unos segundos antes de escuchar la estática y una leve voz diciendo “¿Me escuchaste?”.
No sabía si habían pasado minutos u horas, pero su vista estaba siendo anulada por un saco en su cabeza, estaba arrodillado y su rostro y cuerpo dolían como el infierno. Después de lo que parecieron horas, uno de los subordinados le quitó la tela de su rostro, haciéndolo parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz de allí.

Frente suyo, estaba un chico la cuál no reconocía, sentado en un sillón de cuero negro, vestido en un traje elegante de color vino oscuro, traje que hacía reflejar la mirada de arriba abajo con asco que le ofrecía. Sus sentidos se agudizaron dándose cuenta de que también estaba sentado, amarrado de brazos y piernas sin escapatoria, ya que se movió un poco, cosa que le causó dolor al ver que los nudos se apretaron más.

—Est-ce vraiment lui? Ils ont laissé ce connard entrer dans mon manoir? —habló el chico a los subordinados.

—Le garçon vient de l’appartement de la police secrète, ses compétences sont quelque chose à admirer. —fue respondido.

One shots {TodoBaku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora