4. Tenai

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 -Un pájaro... ¡Un pájaro! De todas las cosas que ese idiota podía tener en su despacho, ¡tiene un pájaro! ¿Tú te lo puedes creer? -dijo Tenai- Ni si quiera me puse a contar el dinero. Simplemente me largué. Menos mal que estaba todo. Podría haberme dado la mitad y no me habría dado cuenta. ¡Maldito pájaro! ¡Ah!

 Tenai se calló por unos segundos.

 -De todos modos, ¿qué vas a saber tú? Seguro que no lo entiendes... -Tenai volvió a callar unos segundos más- Debería de dejar de hablar con un animal. A este ritmo enloqueceré.

 Tenai acarició su mascota.

 -Eres un buen chico, Lars.

 Lars siguió caminando tranquilamente, inmutable. Se trataba de la mascota de Tenai y habían estado juntos desde que nació. Era un hoschi, un enorme mamífero de pelaje verde y blanco, lo suficientemente ancho como para poder llevar a varias personas en su espalda, lo suficientemente fuerte para poder llevar todas las pertenencias de Tenai y lo suficientemente resistente como para caminar a un ritmo bastante decente durante muchas horas sin necesidad de descansar.

 Los hoschis eran animales perfectos para muchas cosas, y además hacían buena compañía, al menos Lars le hacía buena compañía a Tenai.

 Ambos estaban atravesando unas montañas, de camino al siguiente lugar habitado más cercano. Tenai se acomodó en la espalda de Lars y dejó la mente en blanco. Los últimos días el tiempo había sido bastante malo y estaba bien poder relajarse un poco bajo el agradable cielo.

 Tenai prefería por mucho la noche, pero también le gustaba notar los rayos del sol caer sobre su piel. Poco a poco, le entró el sueño y decidió echar una cabezadita. Cuando estaba a punto de dormirse, una bandada de pájaros hizo mucho ruido y le hizo abrir los ojos.

 -Odio esos bichos -dijo mientras se incorporaba ligeramente.

 Tenai dirigió la mirada a lo lejos y vio un pueblo más o menos grande. Se contentó. Llevaba varios días sin ver uno solo, por lo que inmediatamente dirigió a Lars hacia el pueblo.

 Cuando llegase lo primero que haría sería alquilar una habitación en la mejor posada que hubiese e inmediatamente después darse un baño. Luego, se pondría a trabajar.

 De forma similar a toda su familia, Tenai era cazarrecompensas. Viajaba de un lugar a otro, haciendo trabajos a cambio de una agradable compensación. Era la forma perfecta de mantenerse mientras buscaba a ese hombre. Cerró los ojos, visualizó su rostro y se estremeció. Tenía esas facciones grabadas a fuego.

 Tras unas horas, Tenai finalmente llegó al pueblo, no era nada especial, pero quizás podría encontrar algún trabajo.

 Se bajó de la grupa de Lars y se dirigió a la plaza del pueblo, esperando encontrar algún letrero en el que pudiese haber algún tipo de recompensa. Cuando llegó, vio que varias casas estaban ennegrecidas por algún incendio.

 Se acercó a un pequeño letrero.

 -¡Bingo! -susurró Tenai.

 "Se busca ayuda desesperadamente. Se ofrece cuantiosa recompensa" rezaba un cartel.

 Tenai volvió hacia Lars y vio que unos hombres estaban a su alrededor, examinándolo.

 -¡Dejadlo! -gritó Tenai mientras caminaba.

 Los hombres se giraron y dejaron pasar a Tenai, que se subió encima de Lars.

 -Perdone -dijo uno de los hombres-. ¿Es su mascota un hoschi?

 -Sí, ¿para qué quieres saberlo? -preguntó Tenai con poca amabilidad.

 -Verá, los hoschis son una especie muy extraña y muy valorada, quizás podríamos llegar a algún acuerdo y...

EsdriaWhere stories live. Discover now