Capítulo 3

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“La Danza Que Me Hizo Conocerte”

Izuku podía decir con total seguridad que había tenido mañanas mejores, mucho, mucho mejores.

Despertarse con el llanto de tu mejor amiga no era lo más agradable del mundo, y menos ser quien tuviese que consolarla a las cuatro de la mañana ya que se rehusaba a despertar a alguien más. No lo decía porque fuese molesto o incluso tedioso tener que despertar para ayudar a alguien más, claro que no, lo decía porque cada lágrima que resbalaba por esas mejillas regordetas era como una daga apuñalando una y otra vez su corazón, y al mismo tiempo un cerillo prendiendo la mecha de su odio por el exprometido de Ochako.

Se quedaron hasta las seis de la mañana viendo películas infantiles, la única cosa que lograba calmar a la mujer en momentos difíciles, haciendo que cayese dormida sobre el hombro de un somnoliento Izuku. Izuku la acomodó en su cama con cariño, acariciando la cabellera castaña un momento antes de retirarse de la habitación.

A pesar de sentirse extremadamente cansado ni siquiera pensó en dormir nuevamente, se había propuesto a sí mismo disfrutar sus primeras vacaciones luego de tres años seguidos de puro trabajo, y quería usar ese tiempo libre que Uraraka le había dado ahora para explorar un poco el hotel antes de las diez, hora en la que sus amigos habían agendado un pequeño tour por Miami Beach.

Estuvo un rato dando vueltas en círculos, intentando ubicarse en la inmensa estructura con múltiples pasillos y cuartos. En su recorrido descubrió que había un área en donde pensaba se atendían mascotas, otra de masajes, venta de artículos y hasta donde enseñaban baile de salón.

«¡Yo era genial en el baile de salón!» pensó con entusiasmo.

En su primer año le habían pedido a todos los estudiantes recién ingresados a la universidad elegir un club extracurricular para matar el tiempo los fines de semana y aún así subir las notas, según recordaba era obligatorio para todos los alumnos con problemas en sus materias, pero aquellos que tenían todo bajo control se les daba la opción de negar la propuesta de asistir a algún grupo. En esos tiempos tuvo notas bajas con algún profesor, lo sabe, ya que jamás en su vida se le hubiese ocurrido entrar al club de baile de salón voluntariamente; tenía dos pies izquierdos, no poseía oído musical, tampoco ritmo y mucho menos coordinación con sus parejas, pero está bien con eso ya que ¿Para qué necesitaría esas habilidades en el área culinaria?

Recordaba que la encargada del club se había rendido con él, sintió pena por la chica ya que él era alguien difícil de enseñar en ese ámbito, así que, sumergido en sus recuerdos mientras caminaba por el gimnasio y pedía una toalla al chico que estaba de turno, intentó recordar cómo fue que terminó aprendiendo a bailar tan bien si la representante lo había dejado solo. Fue allí que una cabellera de color trigo entró en escena, como una imagen vieja apareciendo en su cabeza.

«Él me enseñó a bailar. » Sus ojos se abrieron con asombro y soltó un débil jadeo de sorpresa. No podía creer que lo había olvidado, ¿En serio su memoria era tan mala? En ese club lo había conocido.

“Una vez más la encargada del club se había ido del salón echando humo por las orejas y con la cara completamente roja del enojo. No la culpaba, luego de dos horas de haberle pisado los pies, hacerla caer y casi pegarle en la cara con unas vueltas que intentaron realizar hasta él se hubiera cansado. Desanimado, fue a tomar su botella de agua con logotipos de su héroe favorito. Se sentó, soltando un suspiro decepcionado.

◤El Stripper Gay Del Bar Hetero◢ [BkDk]Where stories live. Discover now