Capítulo 4

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“Ni loco me voy con un rubio histérico que tiene claros problemas para manejar la ira.”

Mientras las palabras de Iida sobre el itinerario de ese día se apoderaban de la mesa y Uraraka lanzaba comentarios aquí y allá en torno a las películas que había visto en la madrugada, Izuku se sumía en un poderoso estado de ensimismamiento, en donde nada ni nadie podía sacarlo de los pensamientos dañinos en su cabeza que repetían una y otra vez lo ocurrido hace ya algunos minutos.

Había escuchado toda su vida que los amores juveniles pasaban como un borrón, que te hacían pensar en ese momento que era la persona con la que estarías hasta la muerte, y sin embargo, eso era una trágica mentira, una falacia que en un futuro recordarías entre risas, una historia graciosa que le contarías a tus amigos, parejas o incluso hijos, pero Izuku, el pobre hombre aún no superaba lo sucedido, a pesar de haberse mentalizado que era todo lo contrario. Recordar esos días en la universidad que pasó al lado de Bakugō aún se le hacía difícil luego de todo lo que ocurrió entre ellos.

Con veintidós años y a inicios de su primer semestre, se hizo el amirival más cercano de Katsuki Bakugō, un chiquillo superdotado proveniente de tierras norteamericanas. El muchacho rubio con apenas dieciséis años de edad había logrado pasar con honores toda la primaria, secundaria y preparatoria, siempre siendo el mejor en todo lo que él dijese que valiera el empeño. Katsuki había empezado el primer semestre en la carrera de hotelería por lo que tendían a verse a menudo, esto debido a que la carrera de gastronomía regularmente unía materias con algunas que hotelería poseía.

Se volvieron muy, muy unidos, a tal punto que al segundo semestre casi le rogaron de rodillas al director para que los pusieran de compañeros en las habitaciones de las residencias.

Con el tiempo descubrieron que eran un dúo increíble, no solo en lo académico o en actividades extracurriculares, sino también por el ambiente hogareño que habían creado ambos en el cuarto que se les fue dado.

Las habitaciones de los estudiantes de gastronomía poseían una cocina básica para practicar cualquier tarea que se les fuese dada por los profesores, y recordaba que ambos se sentían dichosos de no comer lo que servían en el comedor, disponiendo de lo que comprasen con el sueldo que tenían de sus trabajos a medio tiempo.

Su balance era perfecto, Bakugō se encargaba de las finanzas y gastos que tuviesen que realizar, obviamente Izuku de la comida, ambos del aseo y entre los dos se ayudaban con los proyectos que sus profesores mandaban.

Un suspiro de añoranza abandonó sus labios, a la vez que seguía jugando con sus cereales extra humedecidos.

Desde sus adentros maldijo el cuarto semestre que pasaron juntos, lo maldijo tan fuertemente en su interior que sus ojos se oscurecieron a tal grado de empezar a llamar la atención de sus amigos.

Ese odioso cuarto semestre lo arruinó todo, porque él pudo haberse alejado, pudo cortar lazos con Katsuki antes de que todos esos sentimiento florecieran en su corazón, en todo él. Se arrepiente, pues si tal vez se hubiese ido de su lado en aquel momento, no estaría como está ahora, fingiendo haber superado a su primer y único amor universitario.

—Deku-kun —un piquete en su mejilla lo devuelve a la tierra, y mira con cansancio a la mujer de rechonchos mofletes que le admira con preocupación—, ¿Estás bien? No has comido nada desde que bajamos al restaurante, y es raro verte elegir un desayuno tan ligero cuando normalmente pides algo con más proteínas.

◤El Stripper Gay Del Bar Hetero◢ [BkDk]Where stories live. Discover now