◤El Stripper Gay Del Bar Hetero◢ [BkDk]

Capítulo 7

“¿Que él planea qué?”

La ola que había engullido a su guía parecía observarlo con malicia, como si la espuma sobre el agua alzada fuese una siniestra sonrisa burlona.

“Me comí a tu amor universitario. ” casi le oyó decir con esa clásica voz ronca propia del villano drogadicto de las películas.

¿A caso este era el fin del superdotado Bakugō Katsuki? ¿Habría muerto ahogado por una ola suprema del tamaño de su ego?

Un chapoteo proveniente de la enorme montaña de agua lo hizo levantar la cabeza, logrando a la vez que su corazón dejase de latir por unos pocos segundos, segundos en los que su admiración se alimentó eufórica de la imagen que veía.

Sobre aquella ola que descendía en espiral, con la espuma y los brillitos cósmicos producidos por las gotas saladas del océano, emergió Katsuki, dejándose llevar en aquel deporte extremo con esa característica sonrisa de superioridad que lo diferenciaba del montón, deslizándose con gracia y agilidad sobre la enorme masa de agua salada. Parecía volar encima de ella sin problema alguno, balanceándose en su tabla. Por un segundo, no pudo fijarse en nada más que no fuese ese chico que destacaba en aquel bello paisaje paradisíaco, que resaltaba por sobre el magnífico cielo despejado, resplandeciente.

¡No había muerto, no había muerto! Katsuki era tan terco que estaba seguro de que era capaz de burlar a la muerte si así lo quería.

Cuando el agua volvió a su estado calmo original y lo vio dirigirse hacia él destilando plena suficiencia, logró hacerlo sentir nuevamente de veintiún años, con el corazón a mil por segundo y las desgraciadas mariposas revoloteando en sus entrañas.

¿Pero no se suponía que lo había superado? ¿Que sus sentimientos hacia ese ferviente hombre se habían extinto hace mucho? No comprendía sus propios sentimientos y le asustaba, porque apenas habían transcurrido unas horas, unas horas solamente y ya se sentía desfallecer por el stripper.

Culparía al hambre y que el caos en su estómago era debido a ello. En cuanto a su cabeza y corazón, los ignoraría por completo.

—¿Sorprendido? —Preguntó Katsuki, sacudiendo su cabello como perro mojado, salpicándolo y mojándolo más de lo que ya estaba, haciéndolo achinar los ojos por el acto.

¿Cómo siquiera podía preguntar si se había sorprendido? ¡Por Dios, eso fue una de las cosas más asombrosas que ha visto en su vida! La habilidad con la que se movía en la tabla gritaba años de experiencia a quien lo viese, una agilidad casi inhumana que hasta él, que no sabía nada de surf, podía deleitarse con los fantásticos movimientos del tipo con sixpack perfecto. Llegó a verse como si no estuviera sabiendo lo que hacía y que solo tuvo suerte de no caer, pero era obvio para un ojo crítico como el suyo que cada movimiento que ejecutaba estaba fríamente calculado ¡Katsuki era genial!

—Para nada, eso cualquiera lo hubiera hecho. —Mintió descaradamente, limpiando el agua de su rostro.

—Okey, ahora dilo sin llorar.

—¡No estoy llorando, es el agua en mi cara!

—Como digas, nerd.

—No fue la gran cosa... —cada célula de su cuerpo fue en contra de lo que su boca había pronunciado. Podía jurar que si su boca fuese un ente pensante propio le estaría diciendo lo estúpido que era.

—No intentes mentirme, habrán pasado al menos cuatro años y te harás el muy duro ahora, pero ese brillo que aparece en tus ojos cuando algo te entusiasma sigue allí e incluso a dos metros de distancia pude distinguirlo entre tu indiferencia. —el comentario lo silenció por completo, logrando que lo mirase asombrado por unos cuantos segundos.