05

979 127 2
                                    

No debías de volver.

Realmente no debí de hacerlo, lo sabía, regresar con "mi familia", incluso si era de apariencia y mi odio fuera creciendo sin siquiera disimularlo. Aun así, no podía dejar que otros se entrometieran en mi vida.

¡Es tu omega!

Mi querido capitán, es mi omega. Luffy confiaba en cada una de mis palabras, y las promesas que había hecho desde el inicio. Incluso si lo hiciera en silencio, no podría fallarle. No ahora cuando faltaba muy poco para cumplir su sueño.

Reiju aparece otra vez en mi habitación, frunciendo el ceño, sin dejar de observarme. Quizás sea por el poco cuidado que mantengo desde que me gritó sobre mi secreto. Dejó sobre la cama algo de ropa, y una simple orden. Debía de presentarme a una fiesta de té, para coordinar por completo sobre la boda.

Solo puedo asentir por inercia, solo para escucharla suspirar, mientras cerraba la puerta. Realmente no podía estar presente, no cuando desde el día anterior había dejado de sentir algo.

Luffy no respondía, y mi parte animal dejó de responderme al momento en el que me negué en buscar a nuestra pareja.

Estaba perdiendo más de lo que quería, tomando las decisiones que solo me estaban llevando al peor camino. ¿Qué podría ser?

Trato de ignorar el vacio de mi pecho, mientras me arreglo, y camino hasta donde esta mi padre. Ni siquiera lo miro cuando paso a su lado, y tomo asiento dentro de la carroza. Cierro los ojos para evitar las miradas burlonas de mis hermanos, o la molestia de mi hermana por mi presencia.

Solo escuchando como la maldita caravana se dirige hasta el lugar de encuentro, pero no funciona, no cuando el sonido destructivo llegó a mi, en conjunto a su nombre.

Puedo escuchar el gimoteo de mi alfa, mientras lucha por el control, al igual que mis hermanos se deciden por quien lucharía contra Luffy. Mi hermoso Luffy, quien solo sonreía en mi dirección, ignorando las heridas que cubrían su cuerpo.

Como su pareja era un fracaso.

Salto fuera de la carroza, con las risas de todos en mi espalda, una burla por ser beta y una amenaza si no cumplía con la misión.

Apreto mis puños mientras me acerco a él, parecía aliviado de verme, al igual que yo, sentimos nuestro lazo. Luffy había luchado, apenas y podía caminar, tropezando en algunos momentos.

No quería hacerlo, no quería eliminar la esperanza en sus ojos, no cuando repetía que volviéramos juntos, que siguiéramos con nuestro viaje, sin siquiera pedir una explicación. Confiaba en mi. Había venido a rescatarme sin importar con quien se estaba enfrentando.

Cierro los ojos, mientras dejo caer el cigarro, puedo sentir como su cuerpo se impacta contra el mío en un abrazo. Pude olerlo nuevamente, tan suave y mucho más picoso como la primera vez. Podía escucharlo sollozar, y temblar, pero aun así no lo toqué, reprimí mis instintos, y el dolor de mi colmillos desgarraron la piel interna de mi mejilla.

Nada estaba bien, Luffy lo sabía, cuando no le correspondí. Su voz temblorosa y cansada, diciendo mi nombre. Estaba débil, y aun así, rechazar nuestro lazo, sería mucho peor.

Solo logré decir lo siento a través del lazo, para luego iniciar una pelea en donde él no se defendía, no quería hacerlo porque quería una explicación, una que no le ofrecía, mientras golpeaba su rostro sin detenerme. Incluso cuando los gritos de Nami solo buscaban hacerme entrar en razón.

Incluso cuando sus ojos solo irradiaban una confiaba que no se rompía, a pesar de todo lo que estaba ocurriendo.

Por favor, no sigas. No lo hagas.

No lo golpees. Debemos cuidarlo, debemos amarlo.

Nolomereces, nolomereces, ¡No lo mereces!

Gruño el animal dentro de mí, deteniendo mi cuerpo, mientras lo observo jadear sobre la hierba. Comenzó a llover, y mis lagrimas se ocultan con facilidad. Él tenía razón, un ser de luz como lo era mi querido capitán, no lo merezco.

Lo había lastimado, golpeado sin siquiera detener la fuerza de mis ataques, pero aun así, Luffy no me detiene.

Te esperaré, no comeré nada que no hagas tú.

Te esperaré Sanji, te extraño.

¡Maldita sea, también te extraño! Extraño todo de él, necesito sentirlo, quiero abrazarlo, besarlo, lo necesito. ¡Lo necesitamos!

Gruño, ignorando la voz de mi padre para que regresara. Ignoro la pesada mirada de mi hermana, mientras me hinco hacia él, pero ya no es mi cuerpo, ya no soy yo. Pero soy racional, mientras lo abrazo y beso, mientras me disculpo tantas veces como puedo, escuchándolo reír, correspondiendo el toque sobre su cuerpo.

Lo levantó, y corro hasta donde se encuentraba Nami, importandome poco lo que acababa de hacer. Quizás condenaba a todos con huir, pero primero estaba él.

Lo siento padre, realmente lo siento.

Sombra del pasado; SanLuWhere stories live. Discover now