𝖢𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖽𝗈𝗌: 𝖤𝗅 𝗈𝗋𝖿𝖺𝗇𝖺𝗍𝗈

780 124 33
                                    

Ya habían pasado diez años de aquel suceso el cual dejó a muchos conmovidos y otros pocos molestos.

Ahora el niño que presenció el asesinato y suicidio de sus padres era un adolescente de quince años de edad.

El chico sin duda era lindo a primera vista pues había heredado la belleza de sus dos padres ya fallecidos; pero para su desgracia eso no le había sido de ayuda para que alguna pareja lo adoptará ya que nadie quería a un hijo adoptivo que había visto la muerte de sus padres biológicos, aparte de que buscaban a niños menores de cinco años y aunque Lisa, la oficial, insistió una y otra vez en adoptarlo el orfanato se negó en todos sus intentos.

Así que con el paso del tiempo Riki creció y sus probabilidades de ser adoptado eran nulas. Le tocó ver como adoptaron a muchos niños menos a él. Había niños de su edad u otros un poco más grandes que él, pero no solía juntarse mucho con ellos porque aunque quisiera parecía no encajar en ningún lugar.

Y seguramente que si su padre YeonJun lo hubiera visto estaría seguro de que era una copia exacta a HyunJin en esa edad, ya que era alguien un poco antisocial, callado, reservado y a alguien que relativamente no le importaba lo que los demás dijeran de él aunque en el fondo sí le importaba mucho, quería ser como esos chicos lindos y delgados. Por supuesto que lo era pero a sus ojos no era así, claro que si le dijeran que se parecía a su padre HyunJin este lo negaría inmediatamente.

Era más alto que los de su edad por lo cual la mayoría no se juntaba con él y los amigos que hacía los adoptaban o se iban, para su desgracia aún no tenía la edad suficiente para irse del orfanato y tenía que esperar tres años más en ese pequeño y gran infierno que era todo lo contrario a lo que le había dicho esa vez la oficial Lisa.

El orfanato en donde creció definitivamente no era nada de lo aparentaba ser, en cambio era un lugar en el cual nadie quisiera estar. Siempre había regaños, insultos, gritos y golpes de los cuidadores y educadores, además de castigos demasiado fuertes como azotes en los brazos hasta que alguno sangrara, pararse en medio del patio con libros en las manos que eran muy pesados y en el sol, sin dejar a un lado el correr por toda la cancha hasta caer sin tomar agua o un descanso en el lapso del castigo y el no comer un uno o dos días era el más común en el lugar.

Ni-ki había recibido el castigo de los azotes y quedarse sin comer un par de veces, algunas por curioso y otras por defender a los demás. Nunca fue un blanco fácil para las burlas aunque su nombre era sonado en los pasillos todos los días algunas veces de envidiosos, otras veces de los que querían ser como él y algunas veces enamorados.

Le costó afrontar el hecho de la muerte de sus padres, en las primeras semanas lloraba hasta quedarse dormido al ver que su papá YeonJun o HyunJin no llegaban por él y lo sacaban de ese lugar, porque a pesar de haber visto todo con sus propios ojos tenía la esperanza de que lo sacaran de ahí y lo abrazaran muy fuerte, o de menos deseaba escuchar la voz de sus padres cantando su canción favorita para dormir o cuando le contaban un cuento. En cambio tenía que dormirse por su cuenta tarareando aquella canción "little Star" la canción que le cantaban antes de dormir, la que le hacía recordar cosas muy felices de los tres juntos y la misma que lo hacía escapar un poco de su pésima realidad.

Sus recuerdos no eran muy claros gracias a la edad que tenía antes de que ese suceso ocurriera, pero aveces le gustaba imaginar como hubiera sido su vida si sus padres no hubieran muerto y estaba seguro de que serían muy felices.

Todos sus días era apagados, aburridos y vacíos como en el fondo se sentía porque a pesar de ser alguien muy serio aveces se le podía ver sonreír un par de veces como si de verdad fuera feliz pero no era así. Podía sonreír todo el tiempo pero eso no significaba que de verdad fuera feliz y en cambio se sentía como si estuviera muerto en vida e incluso se cuestionaba demasiado si en realidad valía la pena seguir en este mundo lleno de estereotipos tanto para los omegas, alfas y betas. ¿De verdad valía la pena seguir aquí incluso sino tenía a nadie como motivación?

Little Star Where stories live. Discover now