PARTE VI

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Nota: este capítulo no pertenece al presente, sino al pasado y trata de narrar  un poco lo que era la vida entre Jimin y Jungkook, y por lo que pasa Jimin siendo madre y omega de un alfa ausente.

En el siguiente capítulo continuaré con la historia en el presente :D

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-¡Mierda, ya cállalo!-había gritado su marido levantándose de la cama y yendo a la sala donde Jimin trataba de hacer dormir a Eunsoo.-Lleva media hora llorando, luna. Necesito dormir.

El pequeño omega no podía hacer callar a su bebé. Acababa de traerlo del hospital y al parecer el cachorrito no se acostumbraba a su nuevo hogar.

-Dámelo.-Le había dicho entonces el alfa sentándose a su lado con un rostro molesto.-¿Estás sordo?

Jimin le había obedecido temeroso. El alfa tomó al cachorrito entre sus brazos y empezó a soltar feromonas. Se suponía que los alfas podían utilizar sus feromonas para calmar a sus omegas pero el alfa nunca las usaba con él. Solo lo había hecho con Jiwha una vez y ahora con Eunsoo.

-Listo.-Dijo cuando el bebé dejó de gimotear y poco a poco fue quedándose dormido.

-G... gracias...

El pelinegro dejó a la criatura sobre el moisés que una enfermera le había regalado a Jimin y se marchó a su habitación. El omega se había quedado un rato más arropando a sus bebés y esperando a que estos se durmieran. Luego, había ido a su maltrecha habitación junto a su alfa.

-¿Dónde estuviste todo el día? No fuiste al mercado, ¿verdad?-Soltó el alfa cuando sintió al omega recostarse a su lado.

Jimin asintió.

-Estuve en el hospital... tenía que amamantar a Eunsoo y luego pasamos por consulta...

-¿Qué te dijeron?

-Lo de siempre...-el alfa le echó una mirada escéptica.-Que tengo que alimentarme mejor, que Eunsoo necesita muchos nutrientes, que tengo que volver en unas semanas...-habló el omega.-Eso...

El alfa asintió lentamente antes de sentarse sobre la cama.

-Jimin...hoy la abuela para la que trabajas me dijo que debería sentar cabeza y desposarte de una vez por todas.-El alfa hizo una mueca.-Que no se ve bien que andemos procreando cachorros sin estar casados.

El pequeño omega parpadeó confundido.

-Tampoco es que podamos hacerlo...esas cosas cuestan dinero y lo necesitamos para los bebés...

-O es quizá que no quieres.

El pequeño omega suspiró y tomó asiento a lado de su marido.

-Es verdad no quiero.-Dijo entonces.-Yo estoy pensando en qué comeremos mañana, rogando que esos malhechores no vengan a darte una golpiza, pensando qué más hacer para ganar dinero... no tengo cabeza para eso...

-Y... ¿si tuviéramos mucho dinero?

El omega suspiró otra vez. Lucía pálido y ojeroso.

-Aunque no quiera tendré que obedecerte, ¿no?

El alfa lo tomó de la cintura y como si no pesara nada lo alzó sobre su regazo colocándolo a horcajadas sobre él. El pelinegro llevó la nariz al cuello del omega y empezó a oler.

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