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—¡Abre la maldita puerta! —digo una vez que intento abrir, pero Charlie ha puesto seguro.

—N-No... —lo dice con miedo, lo sé.

Golpeo la puerta con el puño y escucho un sollozo desde adentro.

—¡En algún momento tendrás que salir, Charlie! —grito golpeando otra vez.

—¡Y cuando lo haga no vas a hacerme nada!

—Puedes apostar a que lo haré, ¡maldito maricón!

—Si vuelves a hacerme algo... —su voz se escucha cerca de la puerta—. Le diré a Isaac y a Tao. Los perderás para siempre, eso tiene que ser un límite, ¿no?

Retrocedo unos pasos.

—No le dirás nada —digo, sabiendo que no había pensado en ellos.

—Puedes apostar a que lo haré —me imita y su risa cínica crece—. No solo perderá a sus amigos, también su empleo, profesor Nelson.

—¡Abre la maldita puerta! —grito recuperando toda la furia y golpeando con la palma de mi mano la puerta.

Charlie abre la puerta de un golpe, pero yo no avanzo.

—Listo —sonríe.

Se ha limpiado la sangre y acomodado la ropa.

—Creí... Creí que iba a hacerme algo, ¿no era así? —dice fingiendo inocencia—. ¿Golpearme? ¿Eso era, profesor?

Aprieto mis puños, pero no soy capaz de dar un solo paso hacia él. Tao y Isaac son mis amigos, no puedo perderlos, no tan rápido.

—No les dirás nada —digo casi como pregunta.

—Tal vez —habla y se acerca al escritorio sentándose en la orilla y acomodándose la camisa—. ¿Tara volverá a los entrenamientos?

—Apesta en balonce...

—Lo hará, genial —sonríe inocentemente—. ¿Y yo estaré en el equipo femenil?

—Hijo de...

—¿Lo estaré, verdad Nick? ¡Maravilloso! —se está burlando demasiado, y no sé si podré contenerme más.

—Señor Nelson —digo, intentando recuperar mi papel de autoridad.

—Nos vemos mañana, profesor —sonríe con descaro y sale de la oficina.

Salgo casi después de él, pero yendo al gimnasio donde, sin ponerme los guantes, comienzo golpear un saco de boxeo.

Mis nudillos estaban morados por Charlie, pero comenzaron a empeorar después de no parar en casi horas de golpear el saco.

Me dolía abrir las manos, pero ignoré el dolor para ir a bañarme nuevamente.

Me tienes acorralado, Charlie Spring. Disfrútalo, porque pronto cambiaremos de papeles.

[...]

Lo veo entrar al gimnasio con un short rojo algo ajustado y arriba de la rodilla. Pero no puedo arriesgarme a molestarlo.

Viene junto a Ben, quien no parece tener muchas heridas, solo un pequeño moretón en la barbilla. Y Charlie pareció usar algo mágico ya que solamente se ve un moretón en su ojo y una pequeña línea en el labio roto.

—Empezaremos con quince vueltas a la cancha, ¡ya! —exclamo dando una palmada y viendo a todos avanzar.

Charlie solo se la pasa con Tara y Ben. Me mira como si nada hubiera pasado.

Cuando comienzan a encestar me detengo a observar a Spring, quién me mira con recelo.

Lanza el balón y este encesta sin rozar el aro.

—¿Quién lo diría, cariño? —dice Ben dándole un beso en la mejilla.

Estoy a punto de ordenarles que se separen cuando un balón golpea detrás de la cabeza de Charlie y a su vez, provoca que golpee con su cabeza la boca de Ben.

—¡Perdón! —grita con inocencia fingida Manuel, quién me mira con una sonrisa cómplice, de la cual no puedo evitar contagiarme.

—¡Basta, Manuel! —grita el más alto acercándose al contrario.

Ben es considerablemente más alto que Manuel, pero este no se inmuta ante el mayor.

—¿O qué? —lo reta—. Él es un hombrecito, que se la metas no significa que seas el "hombre" de la relación, o... es que, ¿solo así te sientes hombre? —comenta burlándose.

Escucho algunas risitas de otros compañeros, y aunque sé que debo intervenir, no hago nada. Solo miro a Charlie, pero él no me mira a mí.

—Estás muerto —dice Ben.

Lo empuja hasta que cae al piso y se lanza sobre él, pero Manuel es más rápido y se quita, dejando a Ben aturdido por un momento.

—Ya basta —digo cuando siento la mirada de Charlie sobre mí.

De alguna manera terminan dando vueltas en el suelo, pero nadie se acomoda para dar algún golpe. Y ninguno se detiene cuando lo pido, así opto por separarlos con brusquedad.

—Ambos, a la dirección.

—Ben no hizo nada... —susurra Charlie.

Lo miro. Ahora vuelve a actuar con timidez, se acaricia el brazo y aunque traiga una camisa de manga larga, sé que está tocándose los moretones que le dejé.

—Él empezó la pelea.

Tomo a ambos de la parte trasera de la camiseta y los guío hasta la puerta.

—Tranquilo, cariño —habla Ben mientras sale del gimnasio.

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With all my love and good vibes. ♥

Gabbb.

Gym || Heartstopper || ADAPTACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora