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Llevaba horas en esa biblioteca, soltaba bostezos y seguía yendo por vasos de café para no dormirse mientras aún seguía estudiando.
nos quedamos despiertos hasta que salga la luz del sol por la mañana.
Pero pensar en la idea de que al día siguiente, peor aún: por la mañana, él tendría que irse a trabajar.
Trabajo, cuando era niño no tenía de qué preocuparse pero la vida de un adulto es tan complicada que el simple hecho de tener que ver recibos cada mes de renta, luz, internet, lo agotaban de inmediato.
—¡Hola Iny! —pero ahí estaba, la persona que lo mantenía calmado, sin tener que pensar en cosas raras como soluciones.
y no puedo esperar para estar juntos.
—Deja de hablar tan alto —la reprendió y la menor rodó los ojos. —, recuerda que es una biblioteca.
—Bla, bla. ¿Ya vas a acabar? Ya voy por el décimo cuento leído. —alzó en su mano derecha dicho cuento y Yeop bufó. —No piensas quedarte tan tarde aquí, ¿o sí? La encargada ya está harta de que solo seas tú el que se quede hasta la hora de cierre. —hiciste una mueca.
—Su trabajo termina a las nueve, ¿por qué enojarse? —buscó un nuevo libro de los tantos que tenía ahí.
—¡Ya te lo dije! Eres el único que siempre está aquí hasta esa hora, es cansado, la pobre mujer trabaja todo el día y además —añadiste con una risita. —, tu nunca acomodas bien los libros, te olvidas de dónde los tomaste.
—No es cierto —gritó en un susurro. —. Solo, si quieres ya vete. Necesito estudiar porque los exámenes están cerca y yo debo... —le interrumpiste.
—Sí, sí, debes pasar con buenas notas. Oye, ya te he dicho, mientras no repruebes, realmente no le veo problema sacar un siete u ocho, además eres tan inteligente que jamás sacarás un siete aunque no estudies nada. —murmuraste.
