Donde hay luz, hay sombras.

Franqueza

La conferencia terminó sin contratiempos. Wen Li Xiu se había retirado del campo de batalla derrotado y con cientos de hombres menos que los que tenía cuando llegó. Wei Wuxian había partido dias antes con Li Qiang, por lo que Jiang Cheng solo tenía que esperar a que Lan Junke se despidiera de su familia. O por lo menos de Lan Xichen.

– ¿Estas seguro que no quieres volver a Gusu?

Lan Junke miró de reojo a Lan Wangji, después respondió a la pregunta de su hermano mayor simplemente negando con la cabeza. – Hay alguien esperándome en Yunmeng.

– A-Tian, Wangji está...

– Lo sé, Huan-ge, pude verlo en su mirada. Pero tuvo su oportunidad, y la desperdició. Wei Ying ha tomado su decisión, él y yo nos casaremos en cuanto la guerra termine.

El respingo de Lan Xichen atrajo la atención de los pocos presentes en el salón de conferencias. Los que escucharon a Lan Junke tenían la misma expresión de sorpresa que Lan Xichen. Los demás estaban aterrados porque los nudillos de Lan Wangji estaban tan blancos que parecían cubiertos de nieve, su fino rostro, antes impasible y frío, estaba descompuesto en una mueca de rabia y sorpresa. Nadie entendía qué diablos estaba pasando con el segundo Jade de Lan. Primero atacó al hombre que se reveló era su hermano, y ahora esa reacción tan antinatural en él ante la noticia del casamiento.

En un párpadeo Lan Wangji cruzó el salón y su espada impactó contra la de su gemelo.

– Wangji, A-Tian, por favor, basta. Este no es ni el lugar ni el momento. -intentó calmarlos Xichen, mortificado.

– Señor, ¿avisamos al maestro Qiren? -murmuró un discípulo Lan cerca del oído de su líder.

– No, no se les ocurra molestarlo.

– Mientes, Wei Ying no se casaría contigo. -rugió Lan Wangji.

– Puedes preguntarle cuando quieras, fue él quien lo propuso. No tengo motivos para mentir.

– ¡¿De nuevo ustedes dos causando problemas?! -la voz de Nie Mingjue volvió a tronar en el salón tal como el primer día. – ¿Qué está pasando contigo Wangji? has actuado extraño estos días.

– Ambos, discúlpense con el líder Nie. Ya le causaron suficientes problemas a todos con sus conflictos infantiles. -Finalmente la sangre de Xichen huyó completamente de su rostro al oír la voz de su tío interrumpiendo la pelea.

Inmediatamente Lan Wangji se acomodó las túnicas y envainó a Bichen. Ganándose una mirada de incrédulo desprecio de parte de su gemelo, quien luego de un bufido, también envainó su espada.

— Lo sentimos. -entonaron los gemelos al unísono haciendo una reverencia.

Lan Junke se giró hacia Jiang Cheng y volvió a inclinarse. — Lamento haber avergonzado al líder Jiang, quien me recibió tan amablemente, con mi imprudencia.

Jiang Cheng levantó la mano, indicando que se detuviera y luego habló seriamente.

— Creo que todos aquí han podido confirmar que la culpa no es tuya. Simplemente te has estado defendiendo de ataques injustificados. -Luego miró a los demás presentes. — Con el permiso de todos, mi cuñado y yo nos iremos primero.

Ambos hicieron una profunda reverencia hacia los líderes, recibiendo otra en respuesta, y se retiraron.

"Cuñado"

La palabra no dejaba de dar vueltas en la mente de Lan Wangji. Entonces era verdad, el líder Jiang no haría ese tipo de bromas en una conferencia oficial, no sólo su reputación, sino la de su discípulo principal se mancharían. Sus cavilaciones se vieron interrumpidas cuando Lan Xichen se despedía de Nie Mingjue.