Estamos destinados.. y lo sabes~ -ArgChi-

• Cap 15 •

¡Buenos días, buenas tardes o buenas noches! 

Aquí otro capitúlo de esta cringe historia después de muchos meses desaparecida.

 Si no te acordás de nada leé las partes previas ;)

Aprecio que sigan aún dispuestos a leer esto

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 "Ex-qui-si-tos" Comentó el chileno, concluyendo su cuarto buñuelo de la tarde.

En la sala de estar, Chile y México compartian la delicia de unos buñuelos mientras aguardaban la llegada de Perú, quien demoraba más de lo previsto. La intensa curiosidad de Chile respecto a la misteriosa conversación entre su mejor amigo y el individuo desconocido al otro lado de la línea telefónica lo consumía. La idea de descubrir al responsable lo tenía desesperado.

México, aunque veía exagerada la reacción de Chile, no podía ignorar que la tardanza de Perú también despertaba su propia intriga. Por lo que frente a la insistente ansiedad, ambos optaron por la solución de degustar los famosos buñuelos, con la esperanza de que la fuente de respuestas regresara para entonces.

"Oye carnal, asegúrate de guardar unos buñuelos para Perú también" Sugirió el mexicano, consciente de que en algún momento Chile podría acabárselos todos, ya sea intencional o accidentalmente. 

Chile rodó los ojos. "¡Ah, no weís! Si se los pierde es por estar hablando con otro aweonado sin importarle que estemos nosostros aquí. De cierta forma, será su castigo."

"¡Oh vamos Chi..! Debe ser una llamada importante-" 

"No me importa"

"Pero-"

"A ver, weón, Perú ha estado medio extraño conmigo desde que vino Argentina, ¿sabi'? Así que, gastándole esta broma, tal vez aprenda con quién no tiene que meterse de nuevo. ¿Entendi'?" Replicó Chile, cogiendo bruscamente otro buñuelo y masticando una buena porción de este.

México suspiró. Aunque entendía la actitud de su amigo, sabía que Perú no merecía esa broma. Además, había traído los buñuelos para que los disfrutaran todos juntos, por lo que no podía permitir que Chile decidiera quién podía probarlos, incluso si no lo decía en serio.

Antes de que pudiera expresar sus pensamientos, el ambiente tomó un giro inesperado hacia lo incómodo. Una onda nerviosa recorrió rápidamente sus cuerpos cuando escucharon, proveniente de sus espaldas, una voz ajena que no formaba parte de la conversación anterior.

"Te escuché webón de m**rd*"

Oh no.

Era Perú. 

Y no sonaba nada contento. 

En un instante, Chile y Méx intercambiaron miradas, experimentando cómo los nervios los carcomían mientras compartían una intención silenciosa de desearse suerte telepáticamente. Sin más opción, tragaron saliva y con un nudo en la garganta, decidieron girarse lentamente hacia el peruano, quien les dedicaba una sonrisa auténticamente perversa.