E X O R D I O

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Hᴀʟɪᴍᴇ Iʟʜᴀɴ, ᴜɴ ʙᴀɪʟᴀʀɪ́ɴ ᴄᴀʟʟᴇᴊᴇʀᴏ ᴅᴇ ᴏʀɪɢᴇɴ ᴀᴄᴀᴅɪᴏ, sᴇ ᴠᴏʟᴠɪᴏ ɴᴏ sᴏʟᴏ ᴇʟ ᴄᴏɴᴄᴜʙɪɴᴏ ᴅᴇʟ ᴘʀɪᴍᴇʀ ᴘʀɪ́ɴᴄɪᴘᴇ ᴅᴇ ᴀʀʙᴇᴢᴇʟᴀ ʙᴀᴠɪʟᴏ ᴅᴇ sᴇᴄʀᴇᴀᴍɪsᴇ, sɪɴᴏ ᴛᴀᴍʙɪᴇɴ ʟᴀ ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ
ᴜɴᴀ ʟᴜᴄʜᴀ ᴘᴏʀ ᴇʟ ᴘᴏᴅᴇʀ ǫᴜᴇ sᴏʟᴏ ʟᴀ ᴠᴏʟᴜɴᴛᴀᴅ ᴍᴀs ғᴜᴇʀᴛᴇ ʟᴏɢʀᴀʀᴀ́ ᴠɪᴠɪʀ

Veía con tranquilidad desde el balcón de sus aposentos, el cielo en tonos naranjos y amarillos, el ocaso ya hacía presencia en el gran Arbezela, sus ojos esmeralda desprendían un brillo ante la luz del sol que se iba metiendo poco a poco en el océano

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Veía con tranquilidad desde el balcón de sus aposentos, el cielo en tonos naranjos y amarillos, el ocaso ya hacía presencia en el gran Arbezela, sus ojos esmeralda desprendían un brillo ante la luz del sol que se iba metiendo poco a poco en el océano.

Con gentileza acaricio el cachorro de pantera que dormía sobre el barandal blanco de piedra, oyendo con atención sus suave ronroneo. Hace rato dejó de oír los gritos furiosos de las nobles albinas.

Dió un pequeño brinco al sentir unas manos tomando su cintura algo angosta por el regalo en su vientre, sonrió divertido al adivinar al hombre que acariciaba con cariño y anhelo su cadera, su aroma inundo sus sentidos.

Recargandose en el fornido pecho del futuro emperador, se dejó dar los besos susurros en su melena, sonriendo como un tonto enamorado.

— mi príncipe —murmuró, ladeando su cabeza cerca de sus labios para darle un corto beso y abrazarlo por el cuello con su brazo— o debo decir...mi emperador

Bavilo de Secreamise.

Ya no era ese joven iluso y manipulable, soltó una risa tímida ante las palabras del más bajo, con cariño beso su frente para mirar esos hermosos ojos esmeraldas que desde el primer día que lo vio, cayó rendido a él.

Lo soltó para darle la vuelta y darle in profundo beso.

Halime Ilhan, el gitano que alguna vez fue Sevil Hatun, pasó de su antigua vida como el gran bailarín ambulante, para volverse el gran consorte imperial del heredero de la corona.

Separándose lentamente, el moreno se aferro a sus brazos, dejándose amar por su alteza.

— mi dulce Halime, ¿estás listo? —dio media vuelta para estirar su brazo con una sonrisa que lograba derretir el corazón del ojiesmeralda—

— siempre lo estaré para usted su alteza imperial —dijo con una sonrisa para ponerse al lado del mayor y tomarlo del brazo, sintió sus mejillas arder al sentir un beso en su oreja—

Bavilo miró la sortija que reposaba en el dedo de su amado, esa brillante esmeralda que no le hacía justicia a los ojos de su portador.

Ambos soltaron una risa cómplice, los dos soldados que aguardaban en las puertas las abrieron de par en par, viendo salir de los aposentos a los dos gobernantes del imperio, Halime notó varias damas y guardias en fila a los costados del largo corredor, miro de reojo al de mayor altura, sabía que estaba nervioso, jamás pensó que en verdad lograría ser el siguiente emperador de Arbezela.

𝐋𝐉𝐃𝐋𝐏: 𝐇 𝐀 𝐋 𝐈 𝐌 𝐄 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora