Capítulo 23

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CAPÍTULO 23

¿RECONCILIACIÓN?

Sus labios encuentran los míos y ella no pone resistencia, así que no me detengo y continúo besándola como si mi vida dependiera de ello, y así es

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Sus labios encuentran los míos y ella no pone resistencia, así que no me detengo y continúo besándola como si mi vida dependiera de ello, y así es. Ella corresponde a mis besos con la misma sensación de necesidad y me encanta.

Sus manos rodean mi cuello y giro mis brazos alrededor de su cintura para atraerla más a mí y sentir por completo el caliente de su cuerpo junto al mío, finalmente me detengo y sus labios se encuentran enrojecidos y paso mi pulgar sobre el mientras lamo los míos.

—Lo. siento, no debí...

—No tienes que disculparte, —me interrumpe, y una breve sonrisa se dibuja en mis labios.

—Yo debo respetar tu decisión, no quiero que te sientas presionada, —digo algo apenado.

—Alex, todo está bien ¿De acuerdo? solo necesito más tiempo.

—Voy a darte todo el tiempo que me quede, me conformo con saber que me amas y que estás a mi lado aunque sea como una amiga.

—Y siempre voy amarte, Alex, y voy a estar para ti siempre, —dice con una breve sonrisa tímida.

—Te amo, Diana.

Ella acaricia mi mejilla y dice; —Debemos volver a la casa, —suelta una risa para luego corregirse, —Bueno, cada quien a la suya.

Le regalo una sonrisa de lado y tomo su mano para empezar a caminar en silencio, con ella nada es incómodo, al contrario, hasta caminar sabiendo que tengo su compañía es suficiente para mí.
Una vez que llegamos a la puerta de su casa dejo un beso en su mejilla y me alejo sin decir una palabra.

—¡Hey! —grita y me giro hacia ella, —todo saldrá bien.

Le regalo una sonrisa y continúo hasta mi casa con ambas manos en mis bolsillos.

Siento que las cosas podrían salir bien, voy a luchar por ella y lograr que confíe en mí una vez más, hacerle ver que no voy a lastimarla, que solo quiero hacerla sonreír cada día de mi vida, que con ella veo un futuro hermoso y lleno de amor, que mi vida sin ella no es vida.

La única enfermedad que podría matarme se llama amor, y eso sería estar sin ella, la peor muerte lenta.

—Veo que te hizo bien estar con esa chica, —dice papá mientras me observa sonreír como un tonto.

—Creo que sí, —contesto y me acerco al comedor.

—¿Vas a cenar? —pregunta mamá.

—Por supuesto, ahora más que nunca quiero estar bien.

—Me alegro tanto por ti, ahora mismo te sirvo.


—Dentro de pocos días me entregan los resultados de los análisis, y no voy a negar que me siento un poco nervioso, —le digo a Anthony mientras me acomodo los tenis. Hemos terminado de jugar un partido y ya regresaremos a casa.

—Todo va a salir bien amigo, tranquilo, —dice dándome una palmada de aliento en el hombro.

—Las cosas con Diana están marcando muy bien, siento que pronto estaremos juntos otra vez, y no quiero que una mala noticia arruine las cosas.

—Alex, ten fe, todo saldrá bien.

—Eso espero.

—Pero, ¿Por qué estás tan apurado?

—He quedado con Diana para ver un maratón de películas de los 80.

—Es explica porque jugaste tan mal, —se burla, —me hubieras dicho y dejábamos el juego para otro día, lo importante es que lo disfrutemos.

—Ya había quedado contigo y no quería fallarte.

—Sabes que no hay problema ¿Cierto? ahora ve con Diana y no pierdas más tiempo.

—Gracias amigo.

Después de haber pasado por casa a ducharme y vestirme estoy de pies frente a la puerta de Diana. respiro profundo antes de apretar el botón del timbre, una vez oprimido espero unos segundos y la puerta se abre.

—¡Alex! pasa, —dice Diana con una radiante sonrisa.

—Lamento el retraso, había quedado de jugar un partido con Anthony y no quise dejarlo esperando, —explicó.

—Descuida, no hay problema, papá y Lucas acaban de irse a casa de Melissa.

—Genial.

—Hice palomitas, —dice para luego empezar a caminar hacia el sofá.

—Traje refresco y bocadillos.

—Perfecto.

Ambos nos sentamos en el sofá y Diana reproduce la película, nuestras manos se rozan cada vez que tomamos de la bolsa de palomitas, nuestras miradas se cruzan y siento todo mi cuerpo vibrar con cada roce.

Han pasado casi dos horas y no voy a negar que el tiempo pasa volando cuando estás con la persona que amas.

—Traje más refresco, —informa Diana sacándome de mis pensamientos. Se había ido a la cocina por más comida ya que nos acabamos todo apenas empezó la película.

—Gracias, —digo tomando el vaso de cristal.

Tomo un trago y siento como ella lo quita de mis manos para luego subir encima de mi y besarme.

Sin pensarlo dos veces devoro sus labios dejándole saber que la deseo, rozo sus muslos llevando mis manos por dentro de su vestido y sentir que no tiene nada debajo.

Dios, ahora sí creo que voy a enloquecer.

Dios, ahora sí creo que voy a enloquecer

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El chico de al lado ©Where stories live. Discover now