III

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El dolor en el pecho se hizo grande, mis lágrimas no se cesaron. Mi madre me desprecia por algo que solo fue un malentendido y apesar de que ahora posiblemente soy reconocida en el medió, me sigue despreciando.

Me di media vuelta y camine hacia el auto, escuché detrás de mi abrir aquella puerta y sentir como me aventaron un líquido en mi espalda que me ardía. Comencé a gritar de dolor. Vi a Damián salir del auto para auxiliarme y voltee a mirar quien fue, pero ya era muy obvio, fue ella.

-¡No quiero verte nunca en mi vida!- grito mientras aún lanzaba cosas. -¡Lárgate asquerosa gorda! ¡No se cómo no te aborté en cuanto tuve la oportunidad!- continuo gritando.

Mi corazón se hizo mil pedazos.

Y solo cerré los ojos y no quise volver abrirlos nunca más. Sentía el agua ardiendo en mi espalda, pero para que quejarme de aquello si lo más doloroso es el rechazo de ella apesar de todo. Mi alrededor se iba desvaneciendo, las voces e insultos fueron apagándose, solo mis pensamientos se hicieron presentes y el shock del momento me hizo levantarme e ir al auto aún sintiendo como aquella mujer me aventaba cosas.

Subí al auto sin decir nada y entre todo el caos escuché una voz: "¿Estás bien?"

Negué con la cabeza y solo comencé a llorar, no se que esperaba al venir a verla. Tal vez aquella violeta de 17 años quería ver a su madre y que está le diera un abrazo disculpándose, pero lo que recibió fue insultos, heridas y desilusiones.

-vamonos de aquí - fue lo único que logré decir.

Pedro hizo caso y comenzó a manejar con dirección hacia la salida. Al alejarnos de aquel lugar solo trate de no pensar en ello y fue poco a poco que comencé a sentir el dolor de la quemadura por el agua hirviendo. Las lágrimas de nuevo se hicieron ver.

-Violeta vamos a un hospital, estás gravemente herida. -Me dijo el moreno desviándose hacia el hospital.

Yo asentí y trate de acurrucarme en Damián pero el dolor era insoportable después de que la adrenalina se fuera.

Trate de hacerme la fuerte pero aún así no podía ocultarlo, no podía más. No pasaron ni quince minutos en que por fin llegamos y entramos a urgencias.

-¡Necesitamos ayuda, fue expuesta a agua hirviendo en la parte de la espalda!- grito Oscar.

Note que rápido se acercaron un par de enfermeras y me llevaron a ducharme para hacer que la quemadura dejara de arder al hacer esto notaron que está se encontraba roja oscuro e inflamada. Trataron de que está no se infectara y me dieron un tratamiento, me dijeron que era una quemadura de segundo grado pero que no fue una muy profunda, que tardaría en sanar 2 a 4 semanas si mantengo el tratamiento al pie de la letra.

-¿Cómo te encuentras ya?- vi a Damián acercarse para ayudarme a levantarme.

-estoy bien, solo algo atareada - sonreí algo triste.

-Señorita García, un gustó, mi nombre es Javier López soy el abogado de sus padres quienes piden una demanda de propiedad hacia su domicilio. - extendió su mano para dar un apretón de manos.

-¿Demanda?, ¿Hacia que propiedad? -Estrecho la mano de aquel señor de unos cuarenta y cinco años Oscar y tomo unos papeles que esté mismo le daba a revisar.

-Su casa señorita García, su casa está en una disputa legal- mencionó el señor.

-¿Y cómo porque? - pregunté muy confundida.

-Por invasión de propiedad privada y no actualización de datos de la inmobiliaria. - escuché decir y en seguida asistió.

-pero puedo contrata demandar, ¿No es así?

-Si, pero necesita una buena razón para esto-dijo el señor.

Justo lo que no quería, pero tengo que hacerlo demandarlos.

-Muy bien- suspiré. -Oscar por favor quiero demandar a Felipe García y Rosario Mateos, por abandono de una menor de edad hace unos 5 años atrás. ¿Se puede? -Mire a los ojos aquel amigo mío.

-No lo se, pero trataré de averiguarlo-Contesto dudoso de lo que iba suceder.

Solo cerré los ojos y suspiré. —Señor López, por favor díganle a mis padres, Felipe García y Rosario Mateos que los demandaré por abandono de un menor. —abri los ojos y mire la expresión de aquel abogado perplejo.

Dudoso a lo que le mencione asintió y se fue.

—Oscar— le hable a mi amigo para que cerrará la puerta.

—¿Que sucede violeta? —mira el monitor de mi ritmo cardíaco.

—¿Es posible esa demanda?— le pregunté a causa de que no sabía si era posible o no.

—Tal vez si lo sea, pero no te podría asegurar nada—se sentó encima de mi cama acariciando mi pierna. —Violeta, en caso de ser posible es muy poco posible que ganes, ya que son pocas las pruebas que puedas demostrar para aquel abandono. —Miro mis ojos y y con aquella mano acaricio mi mejilla. —Sea cuál sea la situación te ayudaré.

Sonreí y tome su mano para darle un beso en esta misma— gracias por ayudarme Oscar, apesar de lo que sucedió entre nosotros dos eres un buen amigo— lo abrace y este me abrazo de respuesta.

Empiezo a cerrar mis ojos y quedarme dormida. En eso empiezo a escuchar el sonido de una máquina y voces distorsionadas cerca de mi oído.

—Esta despertando.

Abrí los ojos y enfrente de mi se encontraba Damián. —¿Que sucedió?—pregunte desorientada.

—Tuviste un paro cardíaco y quedaste inconciente por 5 horas— me abrazo levemente.

—Oh, eso paso—Suspire y trate de levantarme. —Necesito ir a casa, necesito seguir trabajando.—empece a quitarme los cables que se encontraba cerca de mi pecho.

—Señorita García, usted se encuentran bajo observación el día de hoy y mañana, si responde bien en las próximas 32 horas, se podrá retirar.—Dijo un doctor que se encontró en la sala.

Solo asentí con la cabeza y me recosté de nuevo. —¿Podrian traer mi laptop entonces?—me acosté mirando el techo blanco de la habitación.

Todos salieron y me quedé sola en la habitación, tenía mucho sueño y me sentía agotada. Quería solo descansar.

Me quedé dormida en poco tiempo y comencé a soñar.

🔹 🔹 🔹

Continuará.....

Cartas que nadie leerá [Cartas #1]Where stories live. Discover now