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Ya ha pasado más de tres meses desde que mi vida se volvió una completa mierda

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Ya ha pasado más de tres meses desde que mi vida se volvió una completa mierda. Me alejé de Julián, Héctor y Gerardo, perdí comunicación con Damián y su hermana por fin acepto que la amistad entre él y yo era muy especial. Lastimosamente fue demasiado tarde el momento en que lo acepto. He convivido más con ella y me he percatado que oculta algo  que no quiere que nadie sepamos a excepción de su hermano.

Mi trabajo actual es como cajera de un lugar de comida rápida, el horario es flexible pues lunes, miércoles y viernes después de clases de 3:00pm a 10:00pm. La paga me bastaba para poder sobrevivir pues bien la forma en que me organicé con el dinero a resultado muy efectiva. Aquel donativo que me dieron mis padres antes de irse aún me ha durado, pues realice cuentas y puede ver qué me duraría por un año máximo.

Me decise de sus cosas a excepción de las de mi hermano. Vendí su ropa, los muebles de su recámara —excepto un tocador— done algunas cosas más a centros de apoyo. Pues di por hecho que jamás volverían.

Pase mis cosas a esa recámara y utilice mi antigua habitación como taller de dibujo. Mientras tanto la habitación de mi hermano empaque la mayoría de sus cosas, y la ordené como si aún el estuviera. A pesar de todo me di cuenta que lo quiero, pero no sabía cómo demostrarlo.

—Violeta, ¿Donde colocó esto?— pregunto Pedro.

—Déjalo por ahí— le dije mientras hacia aun lado algunas cajas.

—¿Estás segura de...?

—Si Pedro, estoy segura— lo abracé.

Nadie sabe sobre el paradero de mis padres, el secreto sobre mi vivencia en soledad salió a la luz gracias a Elizabeth, mi "amiga".

Ella fue quien ayudó a Joel con la droga.

¿Cómo lo supe? Ella misma me lo dijo.

—Pedro, te contaré lo que pasó aquel día que huí de la casa de Julián— baje las últimas cajas que llevaba en el suelo.

Él chico me miró atenta y en seguida me abrazo.

—Si no estás lista déjalo así, no hace falta que...

—Estoy lista— lo interrumpí.

Ambos nos sentamos en el suelo, yo le tomé de las manos y le comencé a platicar. Su rostro reflejaba odio y dolor, pues yo bien sabía que el me apreciaba y quería como si fuera una hermana. Soltó una lágrima para después abrazarme fuertemente.

—Prometo jamás dejarte sola, pero dime ¿Porque no lo denuncias?— se limpió las lágrimas.

—Tenía miedo como para hacerlo.— Susurré en voz baja y cabizbaja.

—Violeta, tu eres fuerte, eres realmente fuerte y te aprecio. haz sabido como enfrentarte a lo peor sola, eres alguien hermosa, inteligente, divertida, amable y sobre todo muy especial para mi, y es por eso que no dejaré que vuelva a pasar.— Me abrazó de nuevo.

Cartas que nadie leerá [Cartas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora