Volpina

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—Preciosaaa —escuché que Adrien llamó a mi puerta—, ¿Ya estás lista? —preguntó.

Tomé mi mochila y abrí la puerta. —Lista, precioso —dije y provoqué un leve sonrojo en él.

Habían pasado unos días desde que nos habíamos vuelto novios, y debía decir que todo estaba de maravilla, aunque no le habíamos dicho a nadie aún, queríamos mantenerlo en privado por el momento, ya saben, el público se volvería loco si se enteran que Adrien Agreste tiene novia y queríamos estar tranquilos, y secretamente, cosa que sólo sabía yo... Por cierta chica de cabello azabache.

Comenzamos a caminar y bajamos las escaleras, a lo lejos escuché la voz del señor Agreste, al parecer estaba hablando por teléfono, Adrien se detuvo de golpe y mostró curiosidad en la conversación de su padre.

—Ven —susurró el rubio y me tomó de la mano, nos asomamos al interior de la oficina de Gabriel y vimos que guardó algo detrás de la pintura de su esposa. Cuando vimos que el mayor de los Agreste se dirigía a la salida, Adrien y yo nos escondimos detrás de una de las columnas de la mansión.

—¿Qué esconde tras la pintura de mamá? —cuestionó Adrien.

—Es una caja fuerte, probablemente algo de valor, como dinero o algo así, ¿No crees? —dije, eso me parecía lo más lógico.

Adrien adoptó un rostro pensativo. —Mhm... Tal vez... ¿Y si vamos a ver? —propuso.

Abrí los ojos. —¿Qué?, ¡No!, Adrien, no creo que sea buena idea. —dije tratando de detenerlo.

—Sólo quiero ver qué hay detrás, por favor —pidió mirándome, solté un suspiro y cerré los ojos un momento.

—Bien, pero que nadie nos vea. —dije.

Mi novio sonrió y Plagg salió de su escondite. —Uy, me encantan los secretos sucios... Y, ¿En qué momento Adrien se volvió el de las ideas locas y ______ la prudente? —habló la criatura.

—Me lo pegó cuando nos besamos, ¡Auch! —interrumpí a Adrien con un golpe en su hombro y escuché la risa de Plagg.

—¿Sabes qué? Plagg tiene razón, tal vez debería ya no besarte, te estás volviendo rebelde. —bromeé y comencé a caminar para entrar a la oficina.

—¡No!, mon étoile, era un chiste, no, no podría sobrevivir sin tus besos —Adrien me alcanzó y yo reí.

Plagg se carcajeó. —Adrien no seas dramático —mencionó Plagg—, mejor veamos qué hay detrás de la pintura, el chisme es primero. —la criatura se dirigió hasta dicho cuadro.

Adrien soltó un quejido y yo hablé. —La verdad es que, yo tampoco sobreviviría sin los tuyos —susurré—. Pero esto sigue siendo mala idea, mejor vámonos, Adrien.

—¿Qué puede salir mal? —cuestionó Plagg.

—¿Enserio lo dijiste?, ¡Cuando alguien dice esa frase, literalmente todo sale mal! —exclamé para tratar de hacerlos entrar en razón—, ¿Y si hay cámaras aquí? —hablé.

Pero Adrien estaba más empeñado en descubrir los secretos de su padre, así que comenzó a avanzar. —Hey no, espera —le tomé la mano, traté de evitar que avanzara, pero mi fuerza no era suficiente, ya que siguió caminando, y me llevó con él.

—¿Cuál será la contraseña? —murmuró Adrien.

—¿Alguna fecha importante? Ya sé, intenta con tu cumpleaños —sugerí—. ¡No! De verdad, ¿Y si alguien nos ve? Tengo un mal presentimiento. —mencioné.

Sentí que Plagg se sentó en mi hombro. —La vida son riesgos, ______, y sin riesgos la vida no es divertida. —habló.

Cuando Adrien estaba a punto de tratar de poner algún código se detuvo, y se excusó diciendo que era mala idea y que además tenía que llegar a su clase de esgrima.

Unidos Por Un Misterio (Chat Noir/Adrien y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora