◈Cap. 41┆Encuentro

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Al finalizar la clase todos salieron para tomar un pequeño descanso. 

—Veo que ese chico no te trató nada bien— Dijo burlona la pelinegra.

—Cállate, no me importa— Evadió el tema completamente. 



—¿Y como te va con Keda?— Te preguntó la ojiverde entusiasmada.

—Bien, muy bien de hecho, es muy lindo conmigo.

—Me alegra.

—Oye Marifa, invítame de tu almuerzo ¿Si?— Dijo el ojiazul acercándose a ustedes.

—Popee ¿Cuántas veces te tengo que repetir que hagas tu propio almuerzo o cuando menos traigas dinero para comprar algo en la cafetería?

El mencionado hizo caso omiso al comentario de la contraria, le arrebato el lunch y le dio un mordisco.

—Tan abusivo como siempre— Dijiste.

—En efecto— Tomó un poco de mayonesa de aquel sándwich y la embarró en tu nariz.

—Idiota— Con una servilleta te limpiaste.

—Y bueno ¿Qué hacen?

—Nada. Oye ¿Y a qué se debe que no estés con tu grupito de siempre? Tu sabes, con Haruma, Toru, Seito, Boron...— Preguntó curiosa la ojiverde.

—No siempre debo de estar con ellos, aparte, tengo hambre y recordé a mi tierna hermanita.

—¿O sea que solo para eso me buscaste?

—Si, algo así. 

Te odio.

—Yo también te quiero— Contestó acariciando la cabeza de la de orbes verdosos.

—Que lindo, amor de hermanos— Dijiste mirando con ternura aquella escena, sonriendo de manera forzada. 

—Aja, claro. Oye babosa.

—Deja de decirme así, sabes que me llamo T/N— Corregiste al rubio.

Rodó los ojos hastiado y habló de nuevo. —Bien, T/N, quería decirte que el día que robe la pintura de Keda vi tu trabajo y...— Antes de continuar desvío la mirada. —Me parece que tienes talento...

—Gracias. A mi también me gustó tu maqueta AUNQUE le tuve que hacer varios arreglos, pero está bien.

—Hey, ¡Hey! Para empezar yo hice la maqueta y tu solo la mejoraste ¿Vale?

—Si, claro, como digas— Contestaste burlona dándole un leve golpe en la cabeza a lo cual reaccionó volteando a verte de forma amenazante, te asustaste y te levantaste por inercia del asiento, cosa que fue tu mejor decisión, pues este se abalanzó con la intensión de atraparte. Al ver que falló se levantó igualmente de la banca y por propio instinto de supervivencia, corriste.

—¡Estas loco!

¿¡Que yo que!?

Dicho esto corrió detrás de ti. Tú con toda la condición física con la que contabas que no era mas que el esfuerzo físico que se hace en el abdomen al levantarse de la cama, trataste de salvarte de el. Pero fallaste. Después de correr por casi toda la escuela, logró atraparte.

—Vaya que eres veloz— Dijo transpirando agitadamente. 

—Me alegra que por fin me llames por mi nombre— Contestaste tratando de regularizar tu respiración. 

Repentinamente se comenzaron a oír pisadas en el suelo, dando a entender que alguien se acercaba a ustedes. 

—Oye T/N, lo siento, pero me informaron que estuviste corriendo por algunos pasillos. Disculpa cariño, pero tienes que ir a detención— Dijo el pelimorado acercándose a ti.

—Keda, por favor, solo estaba jugando.

—¿Jugando con quién?

—Con Popee.

En ese momento el de orbes rubíes se quedó estático, incrédulo, obligándose a mirar detrás tuyo para corroborar si era verdad lo que decías. Y lo fue.

—¿Tu?

El ojiazul lo fulminó con la mirada; El pelimorado hizo un gesto de disgusto. De un momento a otro, el ambiente se comenzó a poner muy tenso. 

𝐄𝐒𝐂𝐎𝐑𝐈𝐀 ©Where stories live. Discover now