Capítulo 25

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─... La tía Nayeon nos recibirá en casa. Busan, papá extraña mucho Busan, Minnie. Lo haré por él, tú eres parte de mi alma, Hyung... Y papá también. Solo quiero concentrarme en él ahora, Hyung.

JungKook se iba a ir donde una vez vivió, donde pasó la mitad de su infancia. En dos meses, ya no lo iba a ver.

Dolía. Pero la situación con su padre, estaba empeorando.

─Entiendo, amor.

Sus bonitos labios no dejaban de unirse con los míos, JungKook sabe que yo no estaba bien en que se vaya por un tiempo, no quería tenerlo lejos de mí.

─JiMinie...

─¿Mh?─. Lo miré, JungKook esa mañana tenía solamente un bóxer y que estuviera encima, más bien, ese culito encima de mi pene, era evidente que sintiera lo duro que estaba. Lo sentí moverse, tan suave y después, profundizando sus movimientos. Esos brazos me envolvieron y los míos atrajeron su cuerpo, JungKook lamió las comisuras de mi boca─... Amor, no creo poder controlarme.

─Hyung... ¿Recuerdas lo que dije cuando me hicieras tuyo?

Lo sabía perfectamente.

JungKook sonreía, mientras daba pequeños saltitos encima y una de mis manos apretaron esos inflamados pezones, estirando esas tetillas. Lo giré, ocasionando que él estuviera acostado y yo quedara encima, obediente me dio lugar en sus piernas. La primera vez que lo hice, me gustó tenerlo de piernas abiertas solo para mí, esperando por mí.

Quizá tenía las hormonas jugando conmigo, pero quería hacerle el amor en cada maldito lugar.

Mañana él volvería con su padre, hoy perdimos un día de clases y no me importaba más que JungKook en ese momento. Tenía que aprovechar cada mínimo encuentro, besarlo las veces que fueran necesarias y cuidar su corazón como él lo hace con el mío.

─¡Hyung!

Mi boca mordía cada lugar de su pecho, subiendo con un recorrido de besos a su cuello y mis manos apretaban esos muslos, JungKook tenía un cuerpo tan formado. Era un Omega realmente precioso. Baje su bóxer, para después sacar la única prenda que llevaba en ese momento, mis pantalones. Ambos completamente desnudos y JungKook con su mano, agarro la base de mi miembro, esos dedos acariciando la punta.

─Bebé, ¿vas a guiarme?

Él gimió a la intromisión de mis dedos en ese agujerito, su Omega ya estaba preparado para recibirme. Asintió.

─Hyung... Necesito-

El condón. Tenía uno encima de la mesita de mi cama, lo agarre y lo abrí con cuidado, después de ponérmelo, JungKook estiró sus manos hacía la cabecera de la cama y respiró hondo, sabía lo que quería. Sacando del cajón unas esposas con pequeñas agujas puntiagudas, envolví esas muñecas y JungKook soltó un quejido cuando aquellas agujas lastimaron su piel, y unas gotitas de semen cayeron en su ombligo, donde su miembro estaba duro.

─... Follame, Hyung. Ahora.

JungKook se excitaba con heridas en su cuerpo, aquel día en la ducha, lo había follado sin preparación y él gritó, esa boquita no dejaba de pedir que fuera más brusco con él, más duro, él quería que no tuviera control de mis acciones.

Me encantaba.

Con JungKook podía soltarme.

─... ¡Ah!... Ah...─. JungKook mantenía sus ojos cerrados, mordiendo sus labios cuando ingresé en su ano de golpe y mis gemidos fueron liberados cuando esas paredes tan estrechas volvieron a recibirme. Él no quería que fuera suave y yo no iba a desaprovechar para embestir sin piedad alguna ese culito, mis manos fueron marcadas en esos muslos blancos─... Ah... ¡Hy-Hyung!

Sujeté a JungKook de sus cabellos, mordiendo su cuello y lamer cada lugar de su húmeda piel, se sentía tan bien perder el control una vez más. Me sentía tan bien... Follarlo hasta quizá romperlo. JungKook lo disfrutaba. Esa boquita gritando, sus muñecas sangrando poco a poco y su aroma no hacía más que volverme más loco. Me aleje, solo para ver como mi pene desaparecía entre la abertura de esas rojas nalgas, seguramente dolería... pero JungKook lo disfrutaba.

─¡J-JiMin! ¡JiMinie!

─... Amor... luces tan precioso.

JungKook encorvo su espalda, esos ojitos cerrados con fuerza, mientras el sudor se apoderaba de su cuerpo. Mis manos no dejaban de tocar su hermoso cuerpo y mi boca mordía sus hombros, bajando hasta sus pezones y lamer todo su contorno, esas tetillas estaban rojas como su ano y succione. Seguramente, los vecinos podían escuchar los gritos de mi sexy Omega, escuchando mi nombre mientras rompo ese tentador culito, gimiendo a las heridas en su cuerpo... Tan mío.

¿Eres capaz de gritar más fuerte, mi amor?

JungKook inspiró hondo, sus cabellos desparramados y pegándose en su frente, esos ojitos tan brillosos a mi mando. Tan atractivo, mi Omega.

─Sí, Alfa.

Hoy haríamos de todo, menos descansar.









¡hey, gigante! › jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora