Capítulo 5- Ideas descabelladas

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Algo cayó a mi lado, haciendo que me sentara en la cama y agarrara de la mesita de noche mi libro. No veía a nadie, ya pasaba el sol por la ventana. No quería asomarme por la cama, no tuve que hacerlo cuando vi cómo un espalda ancha se sentaba y lancé el libro hacia la cabeza del intruso. Luego me paré rápidamente en la cama y cuando vi la cara de Hunter hacer una mueca me dejé caer de nuevo.

Había soltado un gruñido y se agarraba la cabeza, se volteó y me vio con sus ojos verdes, estaban oscuros. Me acosté de nuevo suspirando, puse mi mano en mi pecho. Sentía como mi corazón latía descontroladamente.

—¿Me quieres matar de un susto? —pregunté acurrucándome en la cama matrimonial. Me tape hasta el pecho y entrecerré los ojos, aun estaba muy cansada.

—¿Tú me quieres matar con un libro? —contestó preguntándome viendo el título del libro, sus cejas se dispararon hacia arriba, ¿Qué libro era? No, no puede ser posible, era Como El Hielo de Jennifer L. Armentrout.

Me tape hasta los ojos de la vergüenza, claro que Hunter sabía de qué era. Su hermana me lo había recomendado hace como un año y el tuvo la mejor idea del año, se puso a investigar y estoy casi segura de que lo leyó sin decírmelo porque empezó a decirme de qué trataba. Qué temas tenía y la verdad es que jamás le dije que ya lo había leído o que lo tenía y lo releía siempre que podía. Esto último se notaba por las puntas desgastadas y las páginas ligeramente curvadas y manchadas por el uso.

Sentí como la cama se hundía a mi lado, Hunter intentó destapar mi cabeza pero opuse la mejor resistencia que pude. Sentí mis mejillas calientes, igual que mi cuello y orejas.

—Arabella, déjame verte. —susurro, su voz estaba cerca de mi oreja pero no me destape. ¿Porque no se me quitaba lo caliente en las mejillas?— Arabella

—No, voy a morir. —dije tratando de ser dramática, escuche su risa y me tomó desprevenida cuando jalo la colcha y quede expuesta. Pase mis manos por mi cara, haciendo que Hunter me agarrara de las muñecas y las jalara para verme, sus ojos verdes me miraban con diversión.

—¿Qué has leído Arabella? —pregunto alzando una ceja, lo poco que había bajado el calor en mis mejillas y cuello subió rápidamente de nuevo haciendo que Hunter se riera entre dientes.

—¿Tu que has leído que te preocupa lo que tiene ese libro? —Le devolví la pregunta haciendo que él me viera con asombro y se pusiera tenso. Por primera vez en mi vida había reaccionado mejor que él, devolviéndole la jugada—. ¿Qué has estado leyendo Hunter?

—Nada, pero esto se ve demasiado desgastado para haberlo leído una vez. —susurro cerca de mí, tragué saliva. Me callo el veinte de que había entrado por la ventana y no por la puerta, me sacudí de su agarre hasta que me soltó. Me senté en la cama, tratando de no verme afectada por lo que había descubierto.

—¿Por la ventana? —pregunte cómo puede ante su atenta mirada, trague saliva. Claro que me convenía cambiar de tema, él lo sabía.

—Primero que nada, jamás pensé que te gustara este tipo de libro. —dijo viéndome fijamente, casi sin pestañear. Pasó su mano por mi cabello haciendo que se enredara. Me encogí y le pegue con la almohada—. Segundo tus padres están y estoy seguro de que después de lo de ayer no me quieren ver en estos momentos y tercero toma tu libro pervertida.

—Supéralo. —Se lo arrebaté de las manos, me torcí hasta ponerlo abajo de la cama. Hunter hizo una mueca burlona y ahora tendría que encontrar un mejor escondite. No me sorprendería que Hunter, cuando no me diera cuenta, buscará que había debajo de la gran cama—. Es un libro.

Las Estrellas de ArabellaWhere stories live. Discover now