Capítulo 8- No quería que lo vieras

548 4 0
                                    



Los siguientes días después de besarme con Hunter no lo había visto. Hablamos por mensaje como si no hubiera pasado nada y me ponía nerviosa por eso. Era lunes, lo había visto de lejos y me saludó con la mano. Quería hablar con él, todo el fin de semana fue un sufrimiento porque no tenía ni idea de qué iba a pasar. No había tenido mucho tiempo ya que los profesores nos traían de un lado para otro, en especial la de arte. Le enseñé las fotos de cómo estaba quedando el auto y le encantó, se preocupó porque me faltaba mucho y faltaban tres semanas para el concurso.

Estaba a última hora, era historia. Sentía como mis párpados se cerraban del aburrimiento hasta que sonó la campana y todos salieron corriendo conmigo incluida. Llegué a mi casillero y metí todo lo que no iba a ocupar.

Lana me había traído y sabía que se iba a ir con Mars. Robin iba a faltar toda la semana porque se había ido de vacaciones a quien sabe dónde, mi única opción era Hunter, sabía que me estaba evitando, en el almuerzo no lo vi por ningún lado. Haciendo que Mars preguntara si había pasado algo. Le dije que no tratando de no sonar nerviosa. Cerré mi casillero con un golpe y salí rápido hacia el estacionamiento, si Hunter no me quería ver, no lo iba a buscar. Me iría caminando, para salir hacia la acera tenía que pasar por el campo de fútbol americano y me encontré de golpe con Rhiannon. Di un paso atrás, nos miramos sin decir nada por un tiempo hasta que intente seguir con mi camino y agarró mi brazo. Encajando sus uñas postizas en mi brazo, haciendo que hiciera una mueca.

—Sé tu secreto. —susurro, sus uñas cada vez se encajaban más en mi brazo, intenté zafarme pero se movió rápidamente y me enterró las uñas del otro brazo en mi muñeca—. No lo vas a poder esconder mucho tiempo.

—No tengo secretos. —dije firmemente, de verdad no sabía de qué hablaba. Ella se rió sin dejar de apretar sus uñas contra mi piel.

—Todos los tenemos cariño. —dijo venenosamente, sus ojos azules grisáceos me miraban con crueldad. Tragué saliva nerviosa—. Tú y Ronan, se van a casar.

—Cállate. —dije tratando de no verme sorprendida, no tenía ni la menor idea de cómo se había enterado. Mis padres me habían dicho que nuestro compromiso se iba a anunciar hasta diciembre.

—Tranquila, no voy a decir nada. —Por el tono que ocupó no estaba muy segura de que se quedara callada—. Pero eso no es todo, siempre supe que estabas locamente enamorada de Hunter.

—Sabes que eso es mentira. —dije tratando de sonar segura de mi misma, muy en el fondo estaba que me moría. ¿Cómo lo sabía? ¿Era tan obvio?

—Dile eso a tu mirada dulzura. —Me soltó de un brazo y sacó su celular. Giró su pantalla hacia mí y me quedé sin palabras. Estábamos en el auditorio, Hunter sentado a mi lado y yo lo veía como una tonta enamorada. Con la boca entreabierta, se notaba a kilómetros que me gustaba y si Hunter veía esa foto se daría cuenta de inmediato, si es que no lo sabía por lo del beso—. No voy a decir nada, me canse de ser así contigo.

—¿Por qué? —Se me salió la pregunta, no creía que no fuera a decir nada pero ¿Por qué engañarme de esta manera?

—Porque esto va a ser más divertido, ver cómo se rompen corazones por todos lados. No solo el tuyo o tal vez el de Hunter si te quiere que no lo creo. El de Beck se va a romper y el de otros. —Dicho esto se fue, me mire el brazo y vi cómo unos hilos de sangre pasaban por ahí de lo fuerte que me enterró las uñas acrílicas. Tenía las marcas también en mi muñeca. Empecé a caminar hacia mi casa, no antes de ponerme la sudadera que tenía en mi mochila para que nadie viera mis brazos.

Sabía que su opinión no era la mejor, pero no podía dejar de darle vueltas al hecho de que tal vez ella tenía razón. Que Hunter no me quería, que solo me devolvió el beso por lastima o por seguirme el juego. Mi mente se iba también a lo que me había dicho Lana, que él me quiera como algo más. Mis pensamientos estaban enredados y se contradecían unos con otros. Durante todo el camino intenté bloquear todo pero no podía, tenía un mes sin lograr poner mis pensamientos a raya y eso me desgastaba mucho. Hacía que no pudiera dormir ante la incertidumbre de qué podía pasar en un futuro. Esto hacía que no tuviera la energía suficiente cuando más la necesitaba.

Las Estrellas de ArabellaWhere stories live. Discover now