45 ⁞ Sollozos

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Los padres de Felix y Jisung no dijeron ni una palabra cuando llegaron al hospital

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Los padres de Felix y Jisung no dijeron ni una palabra cuando llegaron al hospital. Sabían que la culpa era de Yongbok, estaban enojados con él... pero no querían gritarle. De nada serviría iniciar una pelea por algo que ya ocurrió y no podían cambiar. Así que simplemente se sentaron en silencio al lado de Changbin en la sala de espera.

Lix estaba recostado sobre el pecho de su novio. Sus sollozos resonaban en las paredes frías del hospital. Binnie no dejaba de abrazarlo, ni de acariciar su cabello, pero nada parecía calmar a Felix, llevaba una eternidad sin bajar la intensidad de su llanto.

Y el ambiente del hospital no ayudaba. Aquel lugar completamente blancuzco y helado parecía un escenario sacado directamente de una película de terror. Era la sala de espera de Urgencias así que había montones de ruido. Gente hablando, teléfonos sonando, enfermeros corriendo... era un completo caos.

Una sala de espera debería estar diseñada para calmar a las personas, pero este no era el caso. Cada segundo en esa sala aumentaba los niveles de ansiedad de todos los presentes.

Era difícil mantener la calma en un lugar así y además sin saber nada de Jisung. Lixie parecía tener más pánico a cada segundo que pasaba. Changbin miró la hora en su celular: 11:04pm. Llevaban más de una hora sentados en silencio.

—Lamento que estés pasando la Víspera de Navidad así —dijo Binnie, abrazando a Felix con más fuerza, como si quisiera aislarlo entre sus brazos de todo el sufrimiento que llenaba la sala de espera.

—Dijimos que la Navidad no existe, ¿recuerdas? —respondió entre sollozos—. Esta es la clara prueba de que la Navidad no existe. El 24 de diciembre puede ser un día completamente horrible, como en este caso.

El doctor por fin se acercó a ellos de nuevo, pero por desgracia no traía buenas noticias.

—Jisung ha empeorado un poco así que aumentamos las dosis y lo trasladamos a la UCI. Síganme, es por aquí —el médico los guió hasta otra sección del hospital. El letrero decía Unidad de Cuidados Intensivos—. En esta división del hospital pueden entrar a acompañarlo en la habitación, pero solo dos personas.

—Iremos nosotros, somos los padres —respondió la señora Lee. Solo hasta ese momento Lix vio que ella también estaba llorando. Changbin ya lo sabía, llevaba la última hora escuchando sus sollozos, que no eran tan fuertes como los de Felix pero sonaban igual de desesperados.

Los padres entraron a la habitación de Jisung y Lix se sentó con Changbin en la sala de espera de la UCI. En esa sala había menos ruido que en la de Urgencias, pero era igual de fría y producía el mismo sentimiento de ansiedad.

Simplemente abrazar a Felix en silencio no estaba funcionando, así que Changbin decidió intentar algo distinto.

—Lixie... —no hubo respuesta alguna. Felix seguía llorando—. Lixie, amor... —aún nada, solo sollozos—. ¿Quieres hablar de esto?

—No —respondió entre el llanto. Su voz era una mezcla entre enojo y desesperación—. Claro que no.

—¿Entonces quieres hablar de algo más? —propuso Binnie todavía en un tono dulce.

—Solo déjame llorar en paz —pidió escondiéndose en el pecho de Changbin.

—No puedo, ¿ok? De verdad lo intenté pero no puedo verte así sin hacer nada —le explicó con preocupación—. No quiero que sigas sufriendo tanto en tu festividad favorita del año.

—Olvídalo, Changbin. La estúpida Navidad ya no existe —repitió Lix—. Déjala morir, yo ya lo hice.

—Pero no lo entiendo... ¿Por qué renunciar a tu cosa favorita en el mundo?

—¡Porque duele, maldita sea! —confesó subiendo el volumen de su voz de repente—. Duele que esto esté pasando el día que se supone que debería ser el mejor día del año. Duele que mañana quizás tendremos que celebrar un funeral en vez de una festividad alegre. Duele que esta fecha debía traer cosas buenas pero trajo más dolor del que jamás había sentido.

—¿Sabes qué me duele a mí? —preguntó Changbin, con una voz tranquila y algo desilusionada. Hubo silencio un momento. Lix pensó que responder pero no pudo hallar una respuesta—. Me duele ver que perdiste la esperanza.

—Al diablo con la esperanza —Felix simplemente siguió llorando—. Con esperanza o no las cosas seguirán igual: estamos en la sala de espera de un hospital mientras mi hermano se muere. ¿De qué carajos nos serviría la esperanza? Es inútil, una dosis de esperanza no va a salvarlo —sus sollozos se volvieron más fuertes—. No sé... N-no sé si algo pueda hacerlo.


© byeoltuli | ❄️

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