49 ⁞ Familia

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—Por problemas de logística, ya que estuvimos en el hospital y eso

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—Por problemas de logística, ya que estuvimos en el hospital y eso... no pudimos traer el regalo aquí y sigue en mi casa —anunció Felix mientras acariciaba al conejito Dori. Todos estaban sentados en el piso, al lado del árbol de Navidad—. Pero aún así... Mamá, papá... ¡Feliz Navidad de parte de Jisung hyung y de mí! —dijo entregándoles su celular con una foto abierta.

—No puede ser. ¿Es... Es en serio? —la señora Lee recibió el celular con una mano y con la otra mano cubrió su boca en asombro. Le entregó el celular a su esposo aún en shock. En la pantalla se veía una foto de una reluciente cafetera que parecía haber salido de una costosa cafetería artesanal.

—¡Una cafetera Simonelli! —reconoció de inmediato el señor Lee, al ser una gran amante del café—. ¡Chicos, muchas gracias! —hizo zoom a la foto admirando los detalles con una sonrisa.

—Esperamos que les guste... —dijo Jisung sintiendo algo de nervios por alguna razón.

—¿Que si nos gusta? Bokkie, Sunggie... Este es el mejor regalo del mundo —afirmó su madre, inclinándose sobre el hombro de su esposo para ver la cafetera de nuevo. Todavía tenía una cara de asombro—. No se imaginan lo mucho que siempre habíamos querido una cafetera así.

El señor Lee le devolvió el celular a Felix y ambos padres abrazaron a sus hijos con toneladas de agradecimiento.

—Nuestros regalos no son la gran cosa, pero llevan todo el amor del mundo —anunció la señora Lee. Su esposo tomó los tres sobres que estaban bajo el árbol de Navidad y los entregó uno por uno. "Para Sunggie", "Para Bokkie", "Para Binnie".

—Pe-pero... Yo no... No se hubieran molestado... —Changbin los miró desconcertado al recibir el sobre.

—Al parecer no te has dado cuenta, pero... eres parte de esta familia, Changbin —le explicó el señor Lee con una sonrisa.

—No merezco esto... En serio... No... no era necesario... —siguió diciendo Binnie.

—Anoche literalmente salvaste el día con tu espíritu navideño —lo alagó la señora Lee—. Si hay alguien que merezca un regalo navideño eres tú. Anda, solo ábrelo —animó revolviendo su cabello.

Los tres chicos abrieron los sobres al mismo tiempo, pero lo primero en escucharse fue un fuerte grito de Felix.

—¡AAHH! ¡NO PUEDE SER!

—¿Cómo que "Nuestros regalos no son la gran cosa", ma? ¿Cómo te atreves a mentirnos así? —preguntó Jisung con ojos cristalinos por las lágrimas.

Dentro de cada sobre venía un boleto de avión. De Seúl a Sídney. Con fecha del 26 de diciembre.

—Será un lindo viaje en familia... También compramos boletos para nosotros —anunció el señor Lee, refiriéndose a él y a su esposa.

Changbin también estaba al borde del llanto. La palabra "familia" siempre había tenido una connotación triste para él, pero hoy escuchar al padre de Felix decir esa palabra era distinto. Era... extrañamente lindo. Por primera vez se sentía incluido al oír el término "familia".

—¿Cuándo fue la última vez que viajamos en familia? —preguntó Lix, sin poder apartar la mirada del boleto de avión—. Creo que fue cuando acampamos en Glenworth Valley. Eso fue hace unos... ¿6 años?

—No. Fue hace más tiempo... Ambos aún estábamos en el colegio —recordó Jisung.

—Pensé... Pensé que nunca volveríamos a Australia —los ojitos de Felix también estaban brillosos—. Esperen... ¡el viaje es mañana! ¡Estaremos en Australia para el Boxing Day!

—Y los boletos de regreso son hasta el 3 de enero... así que también estaremos en Australia para el Summadayze —anunció la señora Lee.

—¡NO PUEDE SER! —gritó Sung esta vez.

—¡AAAH! —le siguió Lix.

—¿¿Alguna vez has ido a un festival de música?? —le preguntó Jisung a Changbin, quien negó con la cabeza.

—¡¡Te va a encantar, Binnie!! —exclamó Felix sacudiendo su brazo—. Muchos de mis recuerdos favoritos de Australia son en festivales de música... Me encanta que vaya a crear más recuerdos contigo.

La familia entera se dio un gran abrazo lleno de lágrimas. Changbin no había entendido nada sobre el Box-no-sé-qué o el Suma-cosa-esa, pero todos se veían tan emocionados que no pudo evitar sentir emoción también.

El único problema era que el vuelo saldría al día siguiente y solo quedaban unas cuantas horas para hacer las maletas. ¿Era un enorme reto? Sí. ¿Pero valdría la pena? Por supuesto que sí.


© byeoltuli | ❄️

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