Capítulo 50

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El beso fue lento. Sus labios rosados y delgados eran suaves. Durante el beso Fede se las arregló para poner su mano sobre mi mejilla y acariciarla. Mi corazón latía más y más rápido, era una sensación que nunca antes había sentido.

Pero todo tiene que acabar ¿verdad? Estúpido oxígeno.

Fede me concedió una sonrisa reconfortante y unos breves segundos después sus blancos dientes brillaban a través de la luz. La esquina derecha de su labio estaba levemente levantada. Se veía tan condenadamente sexy. Mientras yo sentía como el rubor subía a mis mejillas, me aparté un poco para ocultarlo.

-Madre mía -susurre bajo para que Fede no escuchara-.

Honestamente no sabía que decir, me había quedado sin palabras y no sabía cómo expresarme. Es decir, no me había besado con nadie en más de diez o doce años, por lo tanto no se si esa sensación que sentí fue por no recibir un beso en tanto tiempo o porque Fede me gustaba.

Admito que es lindo y todo pero ¿sentir las típicas "mariposas"? ¿Acaso eso no pasaba cuando estabas enamorada? Yo no creo en el amor a primera vista. Lo más seguro es que sea porque no me han besado por un buen rato. Cosas como estas no eran muy comunes en mi vida, almenos no en la cárcel.

Creo que ya he olvidado como vivir. Es decir ¡Estuve encerrada por 12 años! Me sorprende que me siga recordando como se besaba a alguien.

Nunca sentí eso con Santiago ¿Por qué con Fede si lo hice?

-¿Estas bien?

¿Cómo le explicaba que no estaba bien? ¿Qué cada vez que lo tenía cerca sentía esa extraña sensación, la cual nunca había sentido? En definitiva no podía hacerlo, no solo porque no sé cómo, sino también porque no debo.

-Si -susurre sumergida en mis pensamientos- solo pensaba.

-¿Se puede saber en qué?

-¿Vamos donde Mirta? -Dije intentando cambiar de tema-.

A Fede se le borró lentamente su sonrisa y cuando ya no quedaba ni un rastro de ella asintió con la cabeza y puso en marcha el auto. No me sorprende que haya reaccionado así. Si yo fuera él hubiera reaccionado igual ya que después de un beso tan maravilloso como ese, se espera unas palabras bonitas o algo parecido.

Pero ¿Qué espera? No soy una persona romántica. Eso se lo dejo a Angel.

Después de unos minutos en un incómodo silencio, llegamos a la cárcel donde estaba Mirta. Sentí un escalofrió cuando el policía me vio y me "examinó" ¿a qué me refiero con eso? Bueno, se podría decir que vio todo menos mi cara.

Al ver como sus ojos se posaban en los míos, aparte la mirada incomoda y me pegué más a Fede el cual me miraba confundido.

-¿Estas bien? -Me susurró al odio mientras caminábamos hacia las celdas-.

-Si -susurre con la mirada perdida- solo son los recuerdos.

Después de unos segundos los guardias pararon al frente de una puerta. El más alto saco las llaves de su bolsillo trasero y la abrió. Al abrir la puerta todas las miradas se posaron en nosotros y una que otra "criminal" me saludaba como si fuéramos amigas de toda la vida.

Aunque, bueno, doce años es mucho. Hice varias amistades y contactos.

Fede miraba a cada una con sumo cuidado, como si las examinara. Una que otra le coqueteaban y yo solo me limitaba a mirarlas feo ¿enserio? ¿Una criminal y una policía? No deberían coquetearle, él está prohibido.

-Te están coqueteando -dije rodando los ojos-.

-¿Celosa? -Preguntó burlón-.

-Tu cállate -hice un puchero y fruncí el ceño-.

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