VII

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Había contado los meses en los que su bebé se encontraba dentro de ella, tenía alrededor de ocho, tenía entendido que los bebés nacían a los nueve meses, pero también se adelantaban en ocasiones

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Había contado los meses en los que su bebé se encontraba dentro de ella, tenía alrededor de ocho, tenía entendido que los bebés nacían a los nueve meses, pero también se adelantaban en ocasiones.

Había decidido no volver a su pueblo, los Vulturis la podían encontrar, prefería que pasara un tiempo antes de volver a pisar sus tierras. El problema era el idioma, Eryn sabía su idioma natal e italiano, no sabía nada de Inglés, ni siquiera sabía que existía aquel lenguaje, así que tenía problemas para comunicarse con las personas, Eryn había decidido huir lo más lejos posible.

Aquel día sería diferente.

Procurando utilizar una capa, caminaba por las calles, escuchando el Inglés de la gente a su alrededor, la gente le daba dinero cuando veía su situación, así que Eryn no tenía problema con su alimentación, y su vampiro interior no le exigía sangre en su sistema.

Había encontrado una cabaña en el bosque, ahí se estaba instalando... luego de haber girado el cuello del propietario para luego enterrar el cuerpo en la parte trasera de la casa.

Sonrió cuando sintió una patada en su vientre.

Supongo que pronto saldrás, bebito. ―acarició su vientre por encima de su vestido. ―Seremos nosotros dos... y le quiero pedir perdón por adelantado, no le he querido dar una vida donde siempre huirá, pero no podía permitir que me lo arrebataran de mis brazos.

La vikinga se puso alerta cuando escuchó pasos veloces acercándose, no reconocía aquellos olores, pero aún así no sabía si se trataba de un par de Vulturis nuevos en el clan.

Dio media vuelta con lentitud, sus manos cubrían su abultado vientre y sus ojos azules miraban con desconfianza a lass tres nuevas presencias cuyos ojos brillaban con curiosidad mientras la veían.

Eran tres, dos mujeres y un hombre, ninguno parecía tener más de dieciséis años, la menor parecía tener unos trece y parecía la más inocente, el del medio tendría unos quince años y la mayor dieciséis. Los tres tenían ojos rojos.

𝙶𝚘𝚛𝚖𝚜𝚜𝚘𝚗² | 𝚃. 𝙳𝚎𝚗𝚊𝚕𝚒/𝙶𝚊𝚛𝚛𝚎𝚝𝚝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora