EPÍLOGO

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5 de marzo, 2012, Bergen, Noruega.

Sus ojos viajaron al pasado, hace cinco años atrás, cuando la guerra con los Vulturis se había desatado.

Aquello fue gran noticia para el mundo vampírico, habían celebrado la derrota del clan, pero temieron cuando se anunció la presencia de los tres reyes en el castillo. Se trataban de Marcus, Sulpicia y Athenodora, habían demostrado ser dignos de ser reyes y no eran exigentes como alguna vez fueron.

Habían pasado cinco años desde su libertad. Desde que su consciencia estaba limpia, podía vivir tranquila, sabiendo que nadie estaba tras ella y sus hijos.

Eran libres y ellos lo amaban.

Hubieron muertes aquel día. Eleazar había muerto, había sido doloroso para las Denali, sobre todo para Carmen, quién con el tiempo encontró la felicidad: su compañera.

La relación con sus compañeros era increíble. Seguían llamándose por apodos, pero Eryn sabía que se amaban como ellos la amaban a ella.

Habían viajado hasta Bergen, Noruega. Vivían en el campo, lejos de los humanos donde podían salir al sol cada vez que quisieran, sin preocuparse por las miradas ajenas. Eran un gran clan... el clan Rousseau. Todos eran felices, estaban felices por estar vivos.

La risa de un bebé la hizo volver a la realidad.

Sonrió con amor al bebé sentado sobre el columpio para niños. Tenía sus ojos azules, aunque Garrett decía que lo había heredado de él, todos sabían que eran iguales a los de Eryn, tan azules como el cielo, brillantes y llenos de amor. Por lo poco que se notaba, el cabello era rubio, Garrett decía que con el tiempo pasaría a su cabello castaño.

Garrett quería que su hija tuviera algo de él, pero había sacado la gran belleza de Eryn.

―Hola, hermosa Astrid. ―sonrió Eryn a su hija.

𝙶𝚘𝚛𝚖𝚜𝚜𝚘𝚗² | 𝚃. 𝙳𝚎𝚗𝚊𝚕𝚒/𝙶𝚊𝚛𝚛𝚎𝚝𝚝Where stories live. Discover now